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"..Te canto por que no es cierto que te hayas muerto Camilo, te canto porque estás vivo y no porque te hayas muerto.."
canta Carlos Puebla
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1.-
Ellos, los que tienen de sobra y siguen queriendo tener más, han
estructurado un sistema para mantener cautiva a la mayoría silenciosa.
Fomentaron
el individualismo, con lo que quitaron grandes espacios a la
organización colectiva. Promovieron el consumismo y lograron que el
nivel de las deudas hiciera casi imposible la rebelión de los
endeudados.
Pero
también se dieron tiempo para mejorar los mecanismos con los que
neutralizar a quienes no les creen y difunden el verdadero rostro del
capital. Si primero persiguieron y mataron, luego acosaron con leyes y
clausuraron espacios.
Más
adelante ofrecieron garantías y beneficios a quienes dirigían
organizaciones, con la certeza de que algunos de estos se entregan en
algún momento de la vida al enemigo al que combaten, y culminaron
invitando a diálogos sociales y acuerdos entre partes, que hasta ahora
sólo han conseguido mantener divididas a las víctimas del abuso.
Y
no se quedaron solo en lo anterior, también lograron instalar en el
pueblo, entre los más castigados, su particular concepto de la
libertad.
No
nos engañemos. No se trata de la libertad de poder encontrar por alguna
vía el sistema que queremos para cambiar las diferencias existentes.
Nos ofrecen la libertad de poder elegir entre las opciones que ellos
instalan, una libertad extraña, anómala, una libertad que nos hace
seguir siendo prisioneros de las desigualdades. Bajo ese concepto de la
libertad, tenemos derecho a todo, menos a cuestionar el sistema que
ellos idearon. Cuando los abusos nos llevan al reclamo activo, se ven
obligados a privarnos de “la libertad” con el fin de ordenar las cosas.
2.-
Los poderosos, y los instrumentos de gobierno que les representan,
dicen que es válido el descontento si se desarrolla por los cauces que
han definido como los adecuados. Sostienen que es mejor dialogar y
buscar acuerdos que profundizar en la razón de las desigualdades y
trabajar por cambiarlas.
Por
eso, el desafío que tenemos por delante no es menor. Se trata de
entender cómo funcionan las cosas, darnos cuenta que estamos siendo
engañados y desde ahí trabajar por algo distinto.
Somos nosotros quienes
tenemos el deber, la obligación, de educarnos y luego educar a otros,
para que todos juntos podamos hacer los cambios.
No
lo olvidemos. Hasta ahora las cosas han sido como los poderosos las
quieren y nuestra obligación es hacer algo distinto. Para eso debemos
educarnos en nuestra historia de trabajadores, organizarnos en múltiples
instrumentos y luchar por lo que nos corresponde en justicia.
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Nuestra fuerza la Unidad
Nuestra meta la Victoria
MANUEL AHUMADA LILLO
Departamento de Comunicaciones y Difusión CGT CHILE