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"..A Cochabamba me voy, a Cochabamba señores, cantaran los ruiseñores a Cochabamba me voy, inti "
canta Victor Jara
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1.- Siempre duele hablar de la muerte, más aún cuando es evitable. Y es que aunque el resultado siempre es doloroso pues se trata de la pérdida de una vida humana, no es lo mismo que dicha pérdida sea fruto de un accidente, una enfermedad terminal u otra situación no buscada, a que se deba a un hecho fortuito provocado por negligencia inexcusable o debido a la práctica dolosa de alguna profesión, más aún con el consentimiento pleno de quien se transformará en víctima.
Tal es el caso que afectó recientemente a una joven mujer de 32 años llamada Leslie Vergara quien, luego de concurrir a una clínica clandestina con el objetivo de aumentar el volumen de sus glúteos, sufrió una descompensación y falleció. Una más de muchas mujeres obnubiladas por una propaganda engañosa y por la fantasía de que adquiriendo voluptuosidad podrán ir mejor por la vida.
Ciertamente ellas no son responsables, lo es la propaganda permanente, atosigadora, la exhibición de cuerpos y rostros perfectos en la televisión y otros medios de difusión. Como no se dispone de recursos suficientes se cae en manos inescrupulosas que lucran con los sueños de personas que buscan cambiar su vida, siguiendo las directrices del sistema.
Otra dura forma de mostrar lo que es la sociedad de consumo, que va minando el valor de la persona y las deja caer en peligrosas manos.
2.- Es debido a la muerte de Leslie que aparecen otros testimonios, que dan cuenta de que desde hace años las mismas personas involucradas en este hecho mortal, ya habían aplicado tratamientos parecidos a otras mujeres, quienes en algunos casos terminaron con serios e irreversibles daños corporales. Todas llegaron pues les ofrecían cambiar sus cuerpos a precios accesibles.
La razón del bajo valor a pagar es muy simple y ha sido expuesta en sendos reportajes. No les inyectaban ácido hialurónico cómo decía la propaganda, sino que silicona industrial, lo que no solo les provocó graves infecciones sino que deformó lo que pretendían mejorar.
Las mujeres, los hombres, no se deben dejar engañar por este tipo de propaganda y deben aprender a quererse sin necesidad de suministrarse sustancias, generalmente prohibidas, que no les van a abrir ninguna puerta, salvo las del camposanto.
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Nuestra fuerza la Unidad
Nuestra meta la Victoria
MANUEL AHUMADA LILLO
Departamento de Comunicaciones y Difusión C.G.T. CHILE