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"..El día 11 de noviembre el fuego de la ira consumía todo el hombre, dejaste la batalla cotidiana.."
Cristina Gonzales
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1.-
Los poderosos, en forma mañosa y utilizando todos los medios de que
disponen, han impuesto sus criterios y visiones manipulando la historia y
llevando a grandes capas de la sociedad a creer sus discursos y
propuestas, dividiéndonos, a veces, en posiciones irreconciliables.
Como
sindicalistas, es un imperativo desprendernos de visiones políticas y/o
religiosas acotadas y mirar desde la “no militancia”, para tratar de
hacernos un cuadro lo más claro posible de lo que ha sucedido y poder
hacer las cosas de manera distinta.
No
se trata de “no ser militante”, sino de subordinar esta militancia al
objetivo primordial, que no es otro que la organización de los
trabajadores.
La
historia nos llama a asumir posiciones, siendo la primera de ellas la
defensa irrestricta de los trabajadores y sus justos derechos, no
reconocidos hasta ahora por quienes detentan el poder. Todo abusado en
sus derechos debe tener nuestro apoyo, no importándonos si es parte o no
de otros instrumentos, de cualquier tipo, fuera de su lugar de trabajo.
Por
ello tenemos la obligación permanente de educar a la clase trabajadora,
hacer el máximo de esfuerzos por concientizarla de su pertenencia al
sector de los explotados y, desde allí, promover la construcción de
organizaciones sindicales anticapitalistas, pues es el capital la
contraparte, el adversario histórico.
Cuando
los trabajadores tengan clara visión del lugar que ocupan en la
sociedad, desarrollaran la capacidad para construir los instrumentos que
les permitan salir victoriosos de la pelea contra su adversario de
clase.
2.-
Si la primera etapa del despertar de los trabajadores fue educarse y
construir organización, la segunda se llamará negociación colectiva y,
más allá de las herramientas con las que se encare, solo hay posibilidad
de lograr avances si existe un compromiso de todos los que harán parte
de ella. Sostenemos que esta segunda etapa de la lucha la dan los
trabajadores y sus organizaciones, formados y educados por los
instrumentos creados para ello, instrumentos de clase, independientes y
autónomos.
Sin
embargo, para todos debe ser claro que la lucha por mejoras económicas y
sociales en el ámbito de la empresa no siempre será efectiva,
principalmente porque la patronal cuenta con suficientes herramientas
para negar la sal y el agua a los trabajadores si así se lo propone.
Para
lograr resultados efectivos, concretos y que perduren para las nuevas
generaciones, se requiere pasar a una tercera etapa de la lucha y esta
no es otra que la construcción de la propuesta para avanzar hacia una
nueva sociedad, la que definimos como digna y justa, sin leyes
regresivas, que reconozca el rol de los trabajadores y del pueblo en su
construcción y desarrollo.
3.- En palabras simples, esta es la gran tarea.
Un
desafío histórico que no podemos seguir negándonos a asumir. Organizar a
los trabajadores y la lucha por sus derechos, paso previo a construir
una nueva sociedad para todas y todos.
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Nuestra fuerza la Unidad
Nuestra meta la Victoria
MANUEL AHUMADA LILLO
Secretario C.G.T. CHILE