PULSO SINDICAL DIARIO DE LA CGT CHILE - 14 junio 2023

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"..Y rezan de buena fe y rezan de corazón pero también reza el piloto cuando monta en el avión.." 
  cantan Los Guaraguao                            
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1.- 
Los estallidos sociales no comenzaron el 18 de octubre de 2019 ni son privativos de Chile. Tampoco dejaran de producirse mientras los abusados no vean satisfechas sus demandas de un mundo mejor y más justo. Millares han sido los casos de explosión social en nuestro país y en él mundo, en su mayoría generados por trabajadores y trabajadoras explotados al máximo. Todas estas revueltas, desde la revolución industrial e incluso antes de ella, fueron gatilladas por el abuso de los poderosos, los dueños del capital, y las deplorables condiciones en que viven y se desenvuelven los trabajadores y sus familias. Invariablemente, la respuesta a estos estallidos ha sido el acuerdo político de las élites y la represión feroz, a través de los instrumentos armados creados por los Estados para sostener y defender el poder de las minorías, además de la 
elaboración de normas y leyes que atenuaran pero no eliminaran, el abuso y la explotación. 

La OIT es el más claro ejemplo de ello. 
                                                              

2.- Los trabajadores respondieron inicialmente con una lucha frontal, de sobrevivencia, y en la medida que fueron conociendo sus fuerzas y calibrando el peso de su adversario, generaron instrumentos de organización que fueron desde la asistencia social y el mutualismo, hasta la confrontación directa con el sistema que les oprimía. 

Lograron avances, estructuraron sus organizaciones – nacional e internacionalmente - pero invariablemente la división en torno a la forma de combatir al adversario y los objetivos finales, impidieron el avance hacia la construcción de una nueva sociedad.    
                                                                      
Una de las más importantes debilidades que dejó a la vista el estallido del 2019 en Chile - con efectos y resultados aún por verse - es que
no dispusimos de una organización sindical acerada y mayoritaria, que diera pautas claras y precisas a los trabajadores y que se mantuviera al mismo tiempo vinculada con organizaciones poblacionales, estudiantiles y sociales, desarrollando en conjunto  un  plan de hostigamiento al sistema, que nos hubiese llevado hasta la convocatoria a una gran paralización nacional, instancia a la que debemos llegar con una propuesta y demanda clara - una suerte de Pliego de Chile - discutido previamente entre todas las orgánicas que buscan el cambio de sociedad.  
 
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MANUEL AHUMADA LILLO
 PRESIDENTE DE CGT CHILE

Nuestra fuerza la Unidad
Nuestra meta la Victoria