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"..Caminando por la vida me he encontrado una paloma, que me dijo estaba herida sin saber si volaría .."
canta Illapu
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1.- Cada vez con más fuerza, la explotación de la fuerza de trabajo de los asalariados se va extendiendo en los horarios. Se “liberaliza, adquiere flexibilidad”, largas jornadas se imponen. La autoexplotación – necesidad de sacar más y más producción para aumentar los bonos – acelera aún más el ciclo de valorización del capital. Los sueños del trabajador, sus aspiraciones, van al canasto de los papeles.
Desde los inicios del siglo XX cambiaron muchas cosas . Se llama trabajadores - y desde hace un tiempo colaboradores - a quienes se definía como obreros y empleados, desapareció del vocabulario el concepto asalariado. Poco o nada se habla de las clases antagónicas, ahora existen los “mundos”, por ejemplo del trabajo y el del capital aunque a este último más le llaman regularmente mundo de los empresarios.
Las fichas de las salitreras fueron reemplazadas por las tarjetas del bancomático, las compras en la pulpería o el almacén “ al fiado”, dejaron su lugar a los mall, a los híper, a livianas y durables tarjetas de crédito. El explotador recibe el nombre de empresario. Ya no existe un tiburón, tenemos holdings, que no son otra cosa que los mismos explotadores -más ricos por supuesto- con sus capitales diversificados en variadas áreas de la economía.
Algo no cambió, los abusadores continúan adheridos al cuerpo de los trabajadores y éstos siguen siendo definidos como “ seres libres de vender su fuerza de trabajo”. Esto de libres ¿ es real o es una forma nueva para definir la esclavitud ? ¿ Estaremos condenados a la esclavitud en el siglo XXI ? ¿ Deberemos asumir que no es posible la unidad de los desposeídos y que nos ganó el sistema ?
Claro que no. Hacerlo, significaría en los hechos reconocer que no tenemos fuerzas y que asumimos como un hecho la esclavitud perpetua.
2.- La libertad real, nuestra libertad, será fruto de la organización y lucha consciente en todos los terrenos contra el explotador. Grandes organizaciones deben nacer para contraponerse a la organización empresarial. Hay que entender el modernismo sindical que se predica, como la obligación de hacer uso de todos los adelantos científico-técnicos que harán posible estudiar y prepararse para un mejor trabajo y no el abandono a las justas demandas que es lo que se practica.
Algo es claro: no es moderno quien olvida la historia o busca cambiarla a su antojo. Eso es ser inconsecuente, tener otro proyecto. El trabajador no debe ni puede estar al lado de quien piensa de esta manera.
Quienes viven de un salario - la distribución monetaria o en especie que recibe un trabajador de quien lo emplea, por el trabajo que realiza - deben concluir que su más preciada riqueza está en la fuerza de trabajo que les es arrebatada más que comprada. Deben llegar a comprender que los procesos económicos no tienen desarrollo pleno sin su participación. Sin obreros, técnicos y profesionales las empresas e industrias, por muy sofisticadas que sea su construcción, serán sólo edificios muertos.
¿Cuál es a fin de cuentas la libertad plena ?
Es un mundo en el que no hay explotados ni explotadores, que asegura a todo ser humano la igualdad de oportunidades pero que también le exige el respeto a los demás.
Hay que seguir luchando por ello, aspirando a ser libre, deseando la libertad.
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Nuestra fuerza la Unidad
Nuestra meta la Victoria