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"..Que sí que adoren la imagen de la señora María, que no se adore ninguna señora ni señorita.."
canta Violeta Parra
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1.- Cuando inicia los primeros acordes la guitarra en la canción de Neil Diamond, estos se unen al paso de la electricidad por los cables de alta tensión que van por sobre las cabezas de los presos. Son solo algunos segundos antes de recibir la voz clara que dice canta libre. Son palabras en un idioma distinto que posiblemente ninguno de los que está ahí - tendidos en la loza fría cubierta de restos de paja, y metidos dentro de los sacos paperos entregados a modo de cobija - entiende muy bien y sin embargo la alineación de los instrumentos y la voz firme y algo ronca, calma la ansiedad y aleja los dolores.
Luego el canto se impone, como ya se impuso hace rato la más negra noche en esa loma del cerro, mientras por debajo de la voz violines, guitarra, bajo y batería dan la compañía perfecta a esta canción que habla de cantar, libre, de mi padre y de mi madre, cantan los niños, canta libre, siempre contigo.
Mágicamente se detuvieron los pasos de los guardias. Por decenas de segundos no fue permitido el ingreso a los oídos del proceso de sacar y poner seguro a la ametralladora que vigila a esos seres tirados en el suelo, bajo el mirador de vigilancia.
Canta libre susurran quienes conocen la canción. El viento, la electricidad que pasa incansable, ceden su lugar prioritario a la música que hace menos dolorosa y tenebrosa esta prisión con venda permanente.
Seguro esta evocación tiene muchas lecturas, diferentes canciones, dolores de hombres y mujeres. Todos, o la mayoría al menos de los centros de detención fueron posibles de sacar a la luz con el apoyo inicialmente de la Vicaría de la solidaridad, y luego de todas las instituciones que se fueron levantando para perseverar en la defensa de los derechos humanos.
2.- Por eso no solo duele, hierve la sangre, se alteran los sentidos y dan ganas de llamarlos de todas las maneras negativas posibles. ¿De quién hablo se preguntará más de alguien? Pues de los diputados que han rechazado en la cámara de diputados y diputadas la glosa del presupuesto 2023, que permite el funcionamiento del Instituto Nacional de los Derechos Humanos y las instituciones que están relacionadas con él, entre ellas el Museo de la Memoria.
Cuan canalla puede ser un ser humano - si es que se le puede calificar así a estos y estas parlamentarios que se permitieron votar en contra del presupuesto - para atreverse a desconocer no sólo la existencia probada de los detenidos desaparecidos sino la violación sistemática de los derechos humanos que se mantiene hasta hoy.
Cuestión más que suficiente para no descansar en la denuncia y exigencia de toda la verdad y toda la justicia.
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Nuestra fuerza la Unidad
Nuestra meta la Victoria