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"..Paras turistas, gente curiosa es un sitio exótico para visitar, es solo un lugar económico pero inadecuado para habitar .."
cantan Los Prisioneros
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1.- A los trabajadores hay que sacarles de la cabeza la sensación permanente de derrota que cargan. Conversar y conversar con ellos hasta que comprendan que son parte de un todo. Y que a ese todo se le llama clase trabajadora.
La clase no incide en el cambio de la sociedad mientras no se organiza, cuando lo hace aprende a exigir lo que de justicia le corresponde. Esta es la gran tarea que los trabajadores deben asumir y la forma de realizarla es a través de la unión de todos.
Con muchas dificultades se logra que los trabajadores comprendan lo anterior y muestren los primeros atisbos de querer cambiar su condición. Cuando las cosas parecen avanzar hacia allá, venciendo dudas y temores, una pregunta se transforma en un freno al proceso.
¿Se pagan costos en este proceso de organización? Ciertamente, ésta es una posibilidad que no se puede ignorar. Pero así como el temor al despido ha sido una limitante permanente, los trabajadores deben aprender a preguntarse qué pasará si no son capaces de luchar contra ese temor y siguen permitiendo el abuso.
La organización será la cuña de duro metal que rompa la cadena del sometimiento. El espejo en el que se van a reflejar las aspiraciones y los sueños del grupo. Un incentivo importante para confrontar el miedo y derrotarlo.
2.- Hay costos que pagar. Eso es indudable y siempre será así, pero dichos costos se aminoran en la medida en que es mayor el nivel de participación.
La cuestión es no dejar solo al trabajador en este proceso, no abandonarlo cuando exprese sus dudas. Hay que hacer lo posible, y lo imposible, por aclarar todas las dudas, con paciencia, lentamente, hasta que dé el paso definitivo.
Insistir hasta que haga suyo eso de que "es un trabajador, no esclavo ni siervo de nadie".
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Nuestra fuerza la Unidad Nuestra meta la Victoria