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"..La cebolla es escarcha, cerrada y pobre, escarcha de tus días y de mis noches, hambre y cebolla.."
canta Joan Manuel Serrat
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Poco
después de las 10 de la noche de ese 10 de septiembre, abandoné el
local donde funcionaba el Comité Local Ricardo Fonseca. Tenía la
responsabilidad de guardar los carné de la Jota, que se entregarían a
los nuevos militantes en la clausura del 7º Congreso, ceremonia que
nunca se realizó.
Luego
de un par de días con esos carnet en mi poder, conseguí que mi abuelo
los enterrara en algún lugar de su amplio patio cubierto de arboles
frutales. Nunca supe donde quedaron. Una semana después del golpe, cerca
de la medianoche, llegaron los milicos a buscarme. En la madrugada del
día siguiente, después de torturas y un simulacro de fusilamiento me
tiraron en un cuarto, desnudo, con la vista vendada y amarrado con
alambres.
Comparto algunos párrafos del libro que escribí sobre estos hechos, en una fecha que no tenemos derecho a olvidar, Jamas.
A
las 6 de la mañana del 11 desperté sobresaltado con los gritos de una
compañera. Los marinos estaban sublevados en Valparaíso según lo que
decía la radio y al parecer había un Golpe de Estado. Eran las 11 de la
mañana del día fatídico cuando los primeros cohetes disparados por los
aviones de la FACH dieron en el palacio de La Moneda. Recorrió el mundo
la imagen de la bandera nacional cayendo lentamente envuelta en llamas.
28
años después , en Octubre del 2001, y en el marco de las
investigaciones realizadas por la magistrado designada por la Corte
Suprema para investigar la desaparición de la militante del MIR Jenny
Barra Rosales, fui citado en calidad de testigo para dar declaración
sobre lo sucedido en Chena. Soy uno de los sobrevivientes de ese campo
de prisioneros y en esa calidad subí nuevamente a un jeep del Ejercito y
fui llevado a algunos lugares del cerro.
Recordé
hechos que marcaron profundamente mi vida. Vinieron a mi memoria duros
pero hermosos momentos vividos junto a compañeros de prisión, de quienes
nada sabía antes de esa fecha.
Pese
al tiempo transcurrido encontré impregnado en la hierba seca y en el
aire, el cariño de los trabajadores ferroviarios de la Maestranza
Central, quienes me cuidaron como un hijo durante los días que
compartimos cautiverio.
Se
cumplía así, luego de 28 años, con el compromiso asumido. “Alguien
tendrá que de dar testimonio de lo sucedido y relatarlo, tal como se
transmitieron las luchas obreras de principios del Siglo XX”. “ La
causa de los trabajadores no morirá con nosotros, otros vendrán a
continuarla” dijimos entonces con convicción.
Volvieron
de golpe a mi memoria las conversaciones con el flaco Viera, fusilado
en la juventud de sus casi 20 años. Se paseaban por los caminos de
Chena, las vivencias de los campesinos de Paine, algunos de quienes
fueron sacados una tarde, desde “la casa del techo rojo” y no los volví a
oír.
Recordé
los análisis políticos que solíamos hacer con Dote y Bracea, mis
compañeros de aislamiento durante un par de días, en un cuarto pequeño
rodeados de fardos de alambre de púas.
Durante
muchos años y pese a la gravedad de los hechos vividos, poco o nada se
mencionó del cerro Chena y los hechos que ahí se vivieron. Aparece
citado en documentos, o se le menciona en algunas querellas que por
desaparición o fusilamiento se han presentado ante los tribunales. Sin
embargo hasta ahora no se había ahondado en lo sucedido en las
instalaciones militares que todavía allí existen.
No
fue si no hasta que se conocieron los resultados de la Mesa de Dialogo,
así como las investigaciones que inició la magistrado Cecilia Flores,
que Chena se instaló en la opinión pública. En las conclusiones de la
mesa de dialogo se menciona que varios detenidos estuvieron en Chena y
desde allí fueron sacados para ser arrojados al mar desde helicópteros."
*del libro "Testimonio - Cerro Chena un Campo de Prisioneros"
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Nuestra fuerza la Unidad
Nuestra meta la Victoria
MANUEL AHUMADA LILLO
Secretario CGT CHILE