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".. Yo que soy americano, no importa de qué país, quiero que mi continente viva algún día feliz"..
canta Inti Illimani
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1.- ¿Cómo serán cautelados los derechos de los trabajadores en la nueva Constitución que se redacte?
¿Solo con enunciados, para que los legisladores a futuro los ordenen por medio de leyes que siempre satisfarán a los poderosos en una sociedad de clases, o una redacción que no dé lugar a equívocos como por ejemplo "Ningún trabajador chileno trabajará más de 8 horas diarias continuas por 5 días a la semana"?
Pese a todos lo avances manifiestos y explícitos obtenidos por el pueblo en el gobierno popular del doctor Salvador Allende, no hubo una ley que estableciera la jornada de 8 horas por día para todos los trabajadores chilenos, ni la organización que los representaba tenía ducha propuesta entre sus prioridades.
Esa es una omisión necesaria de corregir, más en estos días en que son muchos los que se tratan de adjudicar el legado y la imagen del compañero presidente. Profundizar los logros históricos y corregir las deficiencias es una obligacion, por eso lo mejor es que la constitución sea clara e inequívoca.
2.- ¿Si nuestras aspiraciones de clase más profundas no están reconocidas en la Constitución, vamos a dejar de luchar por ellas?. La respuesta es No.
No dejaremos a la berma del camino aquellas aspiraciones con las que hicimos todo el trabajo sindical en estos años, y que nos fueron legadas por otro que estuvieron antes. Deberemos de tener siempre claro que dichas demandas sólo son posibles de instalar y concretar, con la organización activa y la lucha peemanente de los trabajadores.
3.- Los trabajadores no requieren de partidos políticos para definir y concretar sus demandas. Necesitan educación, convicción, organización, disposición a la lucha y tener muy claro cuál es su adversario histórico.
No es que no militen - que es un derecho irrenunciable si es que así lo consideran - lo importante es que nunca antepongan las propuestas o planteamientos de su partido, cuando éstas se distancian de las posiciones de la clase trabajadora.
Decir que nuestros derechos son irrenunciables es establecer que nadie - ni gobiernos, ni partidos. ni movimientos - al margen de los trabajadores y su organización, puede definir de qué manera estos van a enfrentar una situación relativa a sus aspiraciones históricas.
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Nuestra fuerza la Unidad
Nuestra meta la Victoria
MANUEL AHUMADA LILLO
Secretario CGT CHILE