*****
"..Mi abuelo murió en los campos sin rezo ni confesión, y lo enterraron los indios, flauta de caña y tambor.."
Atahualpa Yupanqui
*****
No es difícil deducir en qué mundo vive el ministro, debe ser el mismo donde los apoderados quieren el retorno a clases en cuarentena, un mundo donde casi no hay infectados y los niños tienen un computador para cada uno, habilitados en cuartos especiales para clases dentro de hogares que disponen de todas las regalías que entrega el capital, incluso con nanas que hacen las labores de las dueñas de casa, mientras estas buscan con que disminuir el estrés que las consume.
Debe hablar de la élite, pues es la élite la que dispone de plazas muy bien cuidadas y guardias municipales, además de espacios en los que se puede trotar libremente sin tener a las puertas el drama de los hogares donde viven los más pobres.
Estos, los carenciados, no tienen cómo dar tranquilidad a sus hijos, no disponen de computadores para seguir sin problemas las clases virtuales y ni hablar de salir a trotar en las mañanas, pues en muchas poblaciones el alumbrado público es deficiente y no hay mínimas condiciones para trotar, pues en cualquier momento pueden ser asaltados.
Estas no son voces de resentidos, son constataciones de la realidad, una realidad que afecta a millones de ciudadanos que muchas veces no tienen ni siquiera para comer con regularidad, millones a los que no les llega ningún tipo de ayuda pues no califican dentro de los sectores más afectados.
Por eso no nos cansaremos de repetirlo. Quien mas que nosotros, los desprovistos de casi todo, podemos anhelar el término de la pandemia que nos afecta.
Quien más que nosotros anhelamos que las vacunas cumplan su objetivo para poder recuperar, aunque sea en parte, muchas de las cuestiones que hemos perdido durante esta mas de un año de catástrofe.
2.- Y sin embargo, debemos estar muy claros en lo que nos espera. Despidos arbitrarios, privación de muchos derechos, desconocimiento de los contratos colectivos, exigencia patronal de renunciar a lo que legítimamente nos corresponde.
Nos pondrán nuevas exigencias que superaran los actuales contratos de trabajo, nos amenazaran con el despido si no aceptamos lo que ellos consideran básico, para recuperar su márgenes de ganancias en el más breve plazo.
No podemos volver como borregos, no podemos aceptar las condiciones de neo esclavitud que intentaran instalar, no podemos rendirnos sin pelear.
Hoy más que nunca hay que comenzar a difundir por todos lados la invitación a organizarse y presentar pliegos de peticiones. Podrán intentar quitarnos todo, pero no renunciaremos a nuestra dignidad.
Eso sí que no.
*****
Nuestra fuerza la Unidad
Nuestra meta la Victoria
MANUEL AHUMADA LILLA
Secretario C.G.T. CHILE