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"..Poseídas por el dios de la furia y el demonio de la ternura, salen de la cárcel mis palabras hacia la lluvia.."
canta Carlos Mejia Godoy
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1.- Los hechos de Santa Maria son particularmente graves y para nada una excepción. Es la demostración más clara de que cuando el capital se ve en riesgo de disminuir ganancias o tener que entregar respuestas de fondo, claras y concretas, a quienes sufren abusos y explotación, recurre a todos los instrumentos, incluso militares armados para acallar la insurrección.
Es un deber de todo ciudadano conocer de la historia, no solo para atesorar y exponer periódicamente su conocimiento de ella sino también, y por sobre todo, trabajar denodadamente por construir espacios e instrumentos, que impidan la repetición de hechos tan monstruosos.
Y es que debemos hacernos cargo de que no bastan solo los homenajes, se requiere trabajo permanente y con convicción.
En los orígenes la policía allanaba y detenía sin razón, ante el temor de las autoridades de que las ideas de redención social y de una sociedad más justa, se extendieran entre los artesanos y trabajadores con y sin oficio que vivían entre el dolor y la miseria mientras los burgueses construían palacios y se daban las gran vida con las ganancias del trabajo de los obreros.
Como las ansias de atesorar y atesorar capital exigían más explotación, fueron cada vez más los que comenzaron a levantar la voz y avanzaron en la construcción de organizaciones que además de agruparlos y permitir ayuda entre sí, se transformaran en un dique contra el abuso. Nacieron mutuales, sociedades de resistencia, mancomunales, sindicatos, federaciones. y la demanda de justicia y dignidad se hizo nacional.
Los poderosos fueron dictando algunas leyes para apaciguar el descontento, al mismo tiempo que engrosaban los regimientos preparando a los soldados para controlar y castigar al enemigo interno que quería destruir la paz y la tranquilidad.
2.- Y así mataron a cientos en 1905 cuando el mitin de la carne en Santiago y después cayeron otros tantos en la Plaza Colón de Antofagasta en 1906.
Se volvió a asesinar a miles en Iquique en 1907, otros cayeron en el incendio de la FOM en 1920 en Punta Arenas y también se perdieron vidas en la oficina San Gregorio en 1921 y en la oficina Marusia en 1925, ambas en Antofagasta.
2.000 obreros dieron su vida por sus demandas en La Coruña, Tarapacá, en 1925, 477 quedaron en los suelos de Ranquil en 1934, 6 en la plaza Bulnes de Santiago en 1946, 6 en la Jose Maria Caro en 1962, 8 fueron los caídos en El Salvador en 1966 y 10 los que murieron peleando por su vivienda en pampa Irigoin en Puerto Montt en 1969.
Todos están en nuestra memoria, guían nuestro trabajo y acción con la clase trabajadora,.
Se la jugaron por educar a sus hermanos de clase, construir organizaciones dignas, independientes y autónomas, con las que lucharon para hacer realidad las demandas de la clase. No basta entonces honrarlos y recordarlos periódicamente.
Hay que trabajar con la misma convicción con la que lo hicieron, para cambiar el estado de cosas.
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Nuestra fuerza la Unidad
Nuestra meta la Victoria
MANUEL AHUMADA LILLO
Departamento Propaganda y Comunicaciones C.G.T. CHILE