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"..Estáis aquí Nicola y Bart, siempre vivos, siempre valientes, nunca la muerte se os llevará , estáis aquí para siempre jamás, .."
canta Joan Báez
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Un instrumento de los trabajadores que entendemos debe establecer en sus normas de funcionamiento - el estatuto - los mayores espacios de participación e integración a todos quienes lo componen, establece tal cantidad de cortapisas que llegar a la directiva se transforma en una odisea de difícil pronóstico.
El sindicato, al que entendemos como el espacio en el que todos los asociados tienen los mismos deberes y derechos, pasa a transformarse en una suerte de feudo para privilegiados cuando llega el momento de elegir a quienes guiarán sus destinos.
Cuesta entender como la Inspección del Trabajo y otras autoridades que debieron pronunciarse en su momento, validaron un estatuto claramente antidemocrático y que segrega a quienes no cumplen las normas leoninas que se establecieron para aspirar a ser dirigente sindical.
En el caso denunciado se establecen ese tipo de condiciones y se llegó al extremo de eliminar de la papeleta de candidatos a quienes postularon sin cumplir dichos requisitos, que en lo principal, establecen que para ser candidato a dirigente se debe cumplir siguiente:
a) Poseer una antigüedad igual o superior a 4 años como socio en la organización sindical,
b)Tener una antigüedad mínima de un (1) año como delegado sindical,
c)Acreditar haber participado en algún curso, charla, taller o seminario de negociación colectiva o de legislación laboral.
2.- Podríamos entender la exigencia de participación en cursos, charlas, talleres u otras actividades, siempre y cuando sea el propio Sindicato el gestor de las mismas.
Pero demandar 4 años de antigüedad mínimos para postular a un cargo es una arbitrariedad por donde se le mire, más aún en tiempos en que la permanencia de los trabajadores en una empresa no supera los 2 años.
Exigir la condición mínima de un año como delegado permite concluir, sin ser muy duchos en esto, que hay discriminación, una aborrecible discriminación, que demanda ser estudiada y ojala anulada por que no pueden arrogarse algunos, por la vía del estatuto, la condición de ser o no dirigentes.
Con intención evidente no hemos puesto el nombre del sindicato donde suceden estos hechos, pues no es el único caso.
Ya es hora de que los trabajadores se den cuenta de ello y comiencen a denunciarlo y a cambiar las cosas al interior de sus organizaciones. Estos no son los instrumentos que necesitamos para dignificar a la clase trabajadora.
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Nuestra fuerza la Unidad
Nuestra meta la Victoria
MANUEL AHUMADA LILLO
Secretario CGT CHILE