EL PUNTARENAZO DE 1984 - Domingo 26 de febrero

10.30 hrs. Alrededor de esta hora comienzan a llegar imperceptiblemente los primeros manifestantes opositores, junto al público que se congregaba para presenciar el tradicional izamiento de la bandera. El grupo de manifestantes formaba un abigarrado grupo en la vereda esquina de Fagnano y la Plaza Muñoz Gamero teniendo a sus espaldas la iglesia Catedral.

Carabineros había acordonado todos los alrededores de la Plaza, pero no se notaba una excesiva presencia policial. El palco oficial lucía alfombrado en rojo y abundaban las banderas y escudos chilenos adornando los postes del alumbrado público. En la terraza del edificio ENAP, en las ventanas de la Gobernación Provincial y en algunas dependencias del Hotel Ritz (en la esquina suroeste de la Plaza), se notaban discretos individuos de seguridad.

En la vereda de la esquina de la iglesia Catedral y en la vereda sur poniente de Fagnano con Nogueira, se fueron concentrando los manifestantes opositores, en un número estimado de unos 350, mientras que en la vereda esquina de la Plaza frente al edificio sede de ENAP (6), se concentraron los partidarios más notorios de Pinochet, junto a un nutrido número de conscriptos de civil, acompañados por sus oficiales de mando, también de civil.

Las tropas -unos 800 efectivos de Ejército, Marina y Fuerza Aérea- que debían rendir honores se instalaron a las 10.45 hrs. en formación frente a la Plaza Muñoz Gamero, abarcando los 100 metros de la calzada. La banda instrumental del Ejército estaba situada de espaldas al templo Catedral. 

El programa previsto incluía la siguiente secuencia:

– honores militares al Presidente de la República;

– revista del Presidente a las fuerzas militares en formación;

– discurso de homenaje del Intendente y Comandante en Jefe de la Región Militar Austral;

– desfile de las fuerzas.

Había silencio en la Plaza antes de la llegada del gobernante: un silencio expectante. El vehículo presidencial se desplazó lentamente desde el Hotel Cabo de Hornos hacia la esquina de José Nogueira y Fagnano, bordeando la Plaza.

12.00 hs. Al mediodía en punto -y después de las campanadas de la Catedral al término de la misa dominical- el son de un clarín anunció la presencia de Pinochet, quién se aproximó en su automóvil blindado de color negro hasta la esquina de la Plaza con José Nogueira, a fin de recibir los honores con banda en dirección al Asta Monumental, donde lo esperaban autoridades regionales y su comitiva. 

Al momento de descender del vehículo presidencial, el General esbozó un saludo hacia el público ubicado frente a las rejas de la Catedral, pero lo que él creyó eran gritos de adhesión, en realidad fue un poderoso grito masivo de protesta, mezclado con insultos que resonaron en toda la Plaza amplificados por los tres edificios de dicha esquina. 

Los manifestantes, apostados delante y detrás de las rejas de la Catedral gritaban («¡Asesino, asesino!» o «¡Y va a caer…y va a caer!»» eran las consignas más fuertes y repetidas) y lanzaban panfletos al aire, que el viento de esa esquina levantaba y dejaba caer sobre el público y la formación de uniformados.

Su rostro se demudó de la sorpresa, mientras la banda entonaba el Himno Nacional. Los manifestantes, en su mayoría pobladores, trabajadores y jóvenes de poblaciones y militantes opositores, colgados de las rejas exteriores de la Catedral, lanzaban panfletos los que, recogidos por el viento, volaban hacia la Plaza; otro manifestante incluso, en medio del griterío y el impacto inicial de la sorpresiva manifestación, envió por los aires un conejo muerto hacia Pinochet que se encontraba a menos de 10 metros del público, el que rozó su hombro y cayó en el suelo, dejando una tenue mancha de sangre en su uniforme.

Los uniformados rindiendo honores inmóviles, formaban una barrera entre Pinochet y los manifestantes…

12.05 hrs. Los últimos acordes del himno patrio se mezclaban con la protesta, formando una estruendosa confusión de ruidos, bandas, voces, gritos y consignas, mientras el dictador camina revistando las tropas.

Frente a los cordones policiales, y entre la tropa formada y el público que protestaba, los nerviosos guardias del General se mezclaban con Carabineros, con civiles de lentes oscuros y rostros amenazantes, con camarógrafos de todo tipo que filmaban la escena, con fotógrafos.

En menos de 5 minutos se había aguado la ceremonia del General: a los gritos de protesta e insultos de los manifestantes, se sumaron los gritos de adhesión de los conscriptos, las campanadas de la iglesia Catedral, la batahola de Carabineros tratando de detener manifestantes, los flash de los fotógrafos, y el increíble desorden que se producía en la vereda exterior de la Catedral. Desde lo alto del campanario de la Catedral, alguien lanzó también algunos panfletos, los cuales habían sido repartidos hacia las 11 de la mañana entre los manifestantes.

Mientras Carabineros trataba de detener, golpear y reprimir a los manifestantes, una avalancha de éstos se volvió hacia el patio interior del templo Catedral haciendo retroceder a los asistentes a la misa dominical. Los gritos y consignas se escuchaban desde la iglesia, generando un movimiento hacia su interior en busca de refugio.

El gobernante terminó su desfile frente a las tropas y llegó hasta el Asta Monumental con el rostro indignado y enrojecido, mientras su Intendente, el General Toro Dávila trataba infructuosamente de dar explicaciones y el Ministro Secretario General de Gobierno Alfonso Márquez de la Plata, entregaba nerviosas instrucciones a su séquito.

12.10 hrs. Precisamente en este instante, en estos primeros minutos dramáticos, los fieles asistentes a la misa (alrededor de unos 150) comenzaron a salir del templo, presionando para abrirse paso hacia la calle, mientras los manifestantes en la vereda recibían golpes y puntazos de los Carabineros, por lo que comenzaron a retroceder hacia el patio exterior y dentro de la reja de la Catedral en busca de refugio.

El automóvil presidencial se instaló frente al Asta Monumental y partió raudo hacia el Hotel Cabo de Hornos. Pocos minutos antes, el automóvil de la Primera Dama, Lucía Hiriart, llegó al Hotel. La escena en el hall de entrada del Hotel fue impresionante: gritos destemplados de Pinochet y su esposa, mientras su séquito de oficiales y autoridades trataba de dar explicaciones y órdenes contradictorias. (7)

12.15 hrs. Los Carabineros armados con lumas, golpeaban y trataban de detener a quienes pudieran: alcanzaron a aprehender a 16 opositores.

Los 16 detenidos por Carabineros en la represión contra los manifestantes fueron los siguientes: Pedro S. Díaz D., Víctor Christi M., Julio Salas B., Leonel E. Sánchez P., José M. Ruiz V., Raúl Lizama B., José L. Aqueveque G., Waldo Lorca M., Carlos Mladinic A., José Ruiz de Giorgio, Juana Navarro R., José L. Mena B., Susana Guerrero T., Eugenio Bahamondez P., Iván Ojeda B. y Enrique Haro H., quienes fueron llevados en pequeños grupos a los calabozos de la Primera Comisaría de Carabineros, a medida que iban siendo detenidos.

Los camarógrafos de televisión, periodistas, fotógrafos e incluso funcionarios de la CNI., con sus máquinas fotográficas, captaban nerviosamente los hechos.

La presión del público manifestante ante el empuje de Carabineros, volvió a llenar la Catedral, mientras el sacerdote oficiantes presbítero Natale Vitali (en ausencia del Obispo titular Tomás González Morales), trataba de calmar los ánimos y de cerrar las puertas del templo, a fin de proteger a los amenazados manifestantes opositores. Las puertas de acceso y rejas del templo Catedral fueron cerradas con llave desde el interior, para proteger a los manifestantes.

12.30 hrs. Desde la esquina de la Plaza frente al templo, los conscriptos gritaban consignas amenazantes («Pudeto unido, jamás será vencido!» era la consigna más utilizada), mientras su número iba en aumento. Alrededor de sus cabos, sargentos y oficiales, todos los uniformados vestían de civil e informal, pero se mostraban cada vez más agresivos y dejaban entrever que algunos de ellos portaban armas cortantes: yataganes y cuchillos.

12.45 hrs. Numerosos manifestantes que se encontraban en el exterior de la reja de la Catedral, intentan huir por Fagnano, perseguidos por Carabineros y agentes de la CNI. Algunos de ellos son aprehendidos antes de alcanzar a saltar la reja del recinto eclesiástico, siendo golpeados brutalmente. Otros agentes intentaron derribar la puerta del templo por calle Fagnano e incluso se dieron a la tarea de filmar con cámaras-video a los manifestantes refugiados dentro del patio del templo por calle Fagnano.

13.00 hrs. Desde esta hora y hasta las 17.00 hrs. el templo Catedral estuvo completamente rodeado y sitiado por conscriptos de civil, mientras Carabineros mantenía un control total y vigilancia sobre el área. Durante la tarde, algunos grupos de curiosos se apostaban en las esquinas frente al templo para comentar los hechos y presenciar algún evento.

Algunos grupos de conscriptos en un número cercano a los 50, una vez terminada la ceremonia y el desfile, fueron aproximándose a la vereda exterior de la Catedral, siempre reunidos con sus oficiales y gritando consignas políticas a favor de Pinochet.

En total hubo 471 personas refugiadas en la Catedral, grupo en el que se encontraban personas de distintas filiaciones políticas, tanto gobiernistas, independientes y opositores, mujeres, hombres, jóvenes e incluso niños.

13.30 hrs. Comenzaron a llegar al interior del templo cajas conteniendo sandwichs, bebidas, café y otros alimentos.

14.00 hrs. Al interior del templo, a pesar del temor inicial reinante, se fue creando un clima de solidaridad y de religiosidad muy profundo. 

Los sacerdotes procedieron a explicar a los presentes la situación en la que se encontraba el templo, reiterando a todos que se trataba de un recinto religioso y que, por lo tanto, la principal actividad que cabía realizar era la oración y la reflexión. A lo largo de la tarde, se efectuaron a lo menos seis momentos de oración especiales, dadas las circunstancias excepcionales en las que se encontraban.

Mientras afuera del templo catedral, los soldados-conscriptos azuzados por sus oficiales y mandos vociferaban consignas en favor de Pinochet e insultos improvisados, dentro de la iglesia se rezaba…! Carabineros impuso vigilancia alrededor del templo, cerrando los únicos dos accesos al recinto.

Desde el interior del templo, se escuchaban los gritos amenazantes de los conscriptos.

15.00 hrs. La manifestación contra el dictador en Punta Arenas, se había convertido en un hecho político nacional, gracias a la rápida cobertura de Radio Chilena y radio Cooperativa, ésta última a través de la emisora local Radio Presidente Ibáñez. El suceso además, amenazaba transformarse en un nuevo conflicto entre la Iglesia católica y el Gobierno militar. (9)

El sacerdote Natalio Vitale informa a los refugiados en el templo que se están efectuando gestiones telefónicas para preservar su integridad. El conjunto de las personas presentes deciden colectivamente que o salen todos juntos o no sale nadie del templo.

Pero algunos -una especie de «célula de crisis»- en el interior del recinto eclesial, comenzaron a efectuar negociaciones cuidadosas e intensas para salir de la situación, aprovechando los teléfonos de la sacristía, cuyas líneas no fueron cortadas aunque se notaban intervenidas.

Las primeras llamadas telefónicas se hicieron hacia la Nunciatura Apostólica en Santiago y a las oficinas del Arzobispado de Santiago, a fin de obtener que el Gobierno y en particular los militares, garanticen clara y explícitamente la seguridad de las personas allí sitiadas y se permita su salida segura y ordenada.

Se informó telefónicamente también a Radio Chilena y Radio Cooperativa de Santiago, respecto del detalle de los hechos, mientras la emisora local Radio Presidente Ibáñez efectuaba una cobertura cercana de todos los acontecimientos desde fuera del recinto, a través de un corresponsal en la calle.

Al interior del templo se continuaron efectuando oraciones y cánticos religiosos colectivos, para mantener la moral en alto de los refugiados.

16.30 hrs. Las negociaciones telefónicas desde el interior del templo, se centraron en la Prefecto de Carabineros de Punta Arenas, a fin de obtener el levantamiento de la guardia policial que cerraba los accesos, el retiro de los conscriptos de civil que permanecían en las veredas de la Plaza y la obtención de un bus que saque a los manifestantes hacia un punto seguro de la ciudad.

16.45 hrs. Los conscriptos reunidos en la Plaza fueron retirados en dos camiones militares del Regimiento Pudeto y los Carabineros de punto fijo en las puertas de la Catedral regresaron a su comisaría de base.

17.15 hrs. Finalmente, concluidas las negociaciones, un bus especialmente habilitado, retiró a los manifestantes desde una puerta lateral del templo por calle Fagnano. Otros asistentes en el templo, salieron por dicha puerta, pero aprovecharon a retirarse por sus propios medios del lugar.