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"..Catarino Maravillas de noche cruzó la mar, ay sí, ay no , llegó de Cuba la bella y nadie lo fue a esperar.."
canta Amparo Ochoa
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1.- Algunos candidatos presidenciales y también parlamentarios, han sostenido que se buscarán medidas para que los trabajadores puedan organizarse y negociar colectivamente. Tal propuesta la venimos escuchando hace decenas de años, pero pasada la elección todas terminan siendo olvidadas o lo que es peor transformadas en leyes que empeoran aún más la situación de millones de asalariados.
Sirva como ejemplo el siguiente caso. Llevamos años con la discusión de las 40 horas semanales. Bastaría que el presidente electo presentará a consideración de ambas cámaras la propuesta de ratificación del convenio 47 de la OIT (vigente desde 1935) y tendríamos dicha jornada. Solo bastaría agregar que sean jornadas diarias continuas de 8 horas y que ningún trabajador estuviera excluido de la misma.
Miedo instalado por las leyes que nos rigen y que hacen que sea hasta algo heroico intentar desarrollar organización al interior de las empresas, cuando tal cosa se puede hacer.
El camino más efectivo para posibilitar organización y negociación, es aumentando el fuero a lo menos, a 3 meses, para aquellos que concurren a la constitución de un sindicato, mismo fuero que debiera establecerse al término del proceso de negociación colectiva. Ambos procesos son un desafío de los trabajadores a la patronal y, como tales, castigados con rigurosidad. Si la ley no entrega una protección a los audaces que deciden avanzar por los caminos del sindicato y la negociación colectiva, ¿como se espera que estos sean instrumentos efectivos?
No obstante lo anterior, el mayor problema siguen siendo las cortapisas para construir organización. El 70,5% de las empresas en Chile son microempresas. Tienen entre 1 y 9 trabajadores, los que en la práctica están imposibilitados de construir organización, pues la ley establece para ello un mínimo de 8 trabajadores por empresa. Estas empresas ocupan aproximadamente a 570.000 trabajadores.
Tampoco la tienen fácil quienes trabajan en las pequeñas empresas. Estas son el 23,5 % del total de las empresas en Chile, tienen entre 10 y 49 trabajadores, otorgan el 18,8% del total de empleos, lo que equivale más o menos a 1.800.000 trabajadores. En muchas de ellas trabajan familiares de los dueños y proliferan los contratos de plazo fijo. Requieren de un mínimo de 8 trabajadores para intentar organizarse y estos deben representar al menos el 50% +1 del total de quienes trabajan en la empresa. Hablamos de casi 2,5 millones de trabajadores impedidos o con serias dificultades para organizarse y negociar colectivamente.
2.- ¿Que solución proponemos? Ya vimos que urge un aumento de los fueros. Al mismo tiempo hay que disminuir el número de trabajadores que se requiere para poder hacer organización. Seguro dirán que es una locura, pero al menos hasta 1973 los empleados requerían de un mínimo de 5 trabajadores para elegir delegados que les representaran ante la empresa (ver artículo 155 del Código del trabajo vigente a esa fecha).
Solo bastaría agregar que estos delegados tengan facultad para negociar colectivamente en nombre de quienes representan y sin duda se podría hacer realidad propuestas que de otro modo seguirán naciendo muertas.
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Nuestra fuerza la Unidad
Nuestra meta la Victoria
MANUEL AHUMADA LILLO
Secretario CGT CHILE