"..Y la de cosas bonitas que me ofrecen por la chita por radio y televisión, yo me alumbro con velas tomo caldo de tetera.."
cantan Amerindios
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1.- Se define Dignidad como la "cualidad del que se hace valer como persona, se comporta con responsabilidad, seriedad y con respeto hacia sí mismo y hacia los demás y no deja que lo humillen ni degraden". ¿Es aplicable esta definición a grupos humanos organizados según sus intereses, como partidos políticos, agrupaciones de todo tipo, religiones y un largo etcétera?
Sin ser un entendido, pero tomando en consideración lo que se ha vivido, se vive y se vivirá en política y la sociedad en su conjunto, ciertamente que esta cualidad - dignidad - queda bastante a maltraer habida cuenta de los acuerdos, enjuagues y amarres varios que son la práctica común de quienes tienen cuotas de poder y las ponen encima de la mesa, cada vez que se hace necesario.
En la vida diaria de las personas se ha ido perdiendo la dignidad, y lo que proclama el tango Cambalache toma más vigencia que nunca. A estas alturas es una pérdida de tiempo demandar de los partidos políticos y agrupaciones de todo corte - a la izquierda, el centro o la derecha - coherencia entre el decir y el hacer.
Perdieron completamente la capacidad de vergüenza, son de un carepalismo que asusta. Demandan negro pero no le hacen el quite si va para gris e incluso si termina siendo blanco. Lo único que importa es no quedarse debajo de la mesa en que todo se corta.
No importa si eso implica renegar y traicionar, en el camino se ira arreglando la carga.
2.- Esto de "darse vuelta la chaqueta" o acomodarla según la ocasión, es una costumbre de larga data y ha sido practicada por la inmensa mayoría, más allá del lugar que se ocupe en la escala social. Todos hemos sido testigos o nos hemos visto afectados por este repentino cambio de opinión o pensamiento. Sin duda que si se actuara con coherencia habría mucho menos posibilidad de ver muertos cargando adobes, como dice con tanta claridad el dicho popular.
Aunque debemos dejar algo claro. Si todo esto pasa es porque no ha existido o no hay fuerza que lleve a los ambiguos y vacilantes a tomar el camino correcto, y en eso debemos ser absolutamente justos para concluir que quienes lo permitimos somos esa mayoría silenciosa, que no quiere lo que se está proponiendo pero que termina, invariablemente, validando los enjuagues acicateados por la premisa, falsa a estas alturas, de optar por el mal menor.
¿Si a los que van resolviendo y acordando les falta dignidad, porque tenemos que aceptar entregando la nuestra?. Que se vayan todos al carajo, pero con algo más concreto que el desahogo por las redes sociales. Ahí no vamos a ganar ninguna pelea.
Construir organización social, movilizar al pueblo por propuestas concretas que lo dignifiquen es el desafío.
Si no lo hacemos estamos condenados también a ser indignos.
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Nuestra fuerza la Unidad
Nuestra meta la Victoria