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"..Levántate y mira la montaña, de donde viene el viento el sol y el agua, tú que manejas el curso de los rios .."
Victor Jara
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1.- Cuando se comenzó con la educación de los trabajadores en Chile en el tercer cuarto del siglo XIX -aunque ya antes se vivieron experiencias como la Sociedad de la Igualdad- el objetivo era claro. Explicar cómo el modelo de explotación capitalista provoca abusos y penurias para el asalariado y su familia, por lo que debe ser reemplazado por otro más digno y justo. Este nuevo modelo liberador será construido por los trabajadores y sus organizaciones.
Eso se decía y eso es.
En nuestro país, los capitalistas y sus representantes en el Parlamento entendieron muy bien lo que estaba pasando y comenzaron a preocuparse de la “cuestión social”. Aprobaron las primeras leyes vinculadas al trabajo y finalmente, a inicios del segundo cuarto del siglo XX, se dictó el primer Código del Trabajo que entre sus normas, incluyó la organización de los trabajadores en sindicatos. Las organizaciones existentes por entonces no sortearon con éxito esta iniciativa del Estado y se dividieron. Por un lado quedaron las organizaciones libres, por el otro las legales.
La FOCH, la CTCH (antes de su división por razones políticas) y la CUT (antes del quiebre provocado que culminó con la salida de Clotario, y que también se produjo por razones políticas) son los más altos instrumentos de unión sindical que construyó la clase y, sin embargo, no lograron sortear con éxito los conflictos, ajenos muchas veces a los problemas que afectan a los trabajadores.
O no hubo o fueron insuficientes los mecanismos de consulta, que les hubieran permitido a los asalariados pronunciarse sobre el camino que debía seguir el movimiento y así construir una gran organización que pudiera confrontar al capital con proyección de victoria.
Y así es como estamos.
2.- Es probable que el tema de la formación, de la educación de los trabajadores, haya estado siempre presente. Sin embargo, no parece haber sido abordado en toda su extensión por las organizaciones en las que estos participan, si es que tenemos a la vista los resultados.
Hasta 1973 la fuerza sindical (1 de cada 3 trabajadores era parte de la Central Única) logró, por la vía de la conversación y la movilización, una serie de normas legales que dignificaron al hombre y la mujer trabajadora. Más de 180 leyes fueron derogadas por la dictadura y las que se han restituido solo cubren parte de lo que se tuvo.
Hoy los parlamentarios prometen y prometen a los trabajadores en épocas pre electorales, luego si te he visto no me acuerdo. Los trabajadores sólo pueden expresar su malestar ya que no cuentan con instrumentos poderosos para enfrentar la mentira y exigir respuestas.
He aquí la diferencia, a mayor organización, a más solidificación de la convicción de clase, mayores y mejores serán los resultados. Agradezcamos a todos los que hablan en nombre del pueblo y cobremos palabras. Sin embargo, no olvidemos jamás que la única herramienta para acercarnos a la victoria, se llama organización de la clase y aunque sea doloroso reconocerlo, estamos aún muy lejos de la meta.
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Nuestra fuerza la Unidad
Nuestra meta la Victoria
MANUEL AHUMADA LILLO
Secretario C.G.T. CHILE