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".... que quiero ser machete en plena zafra, bala feroz
al centro del combate, créeme...."
Vicente Feliu
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1.- Diversas escenas nos son
entregadas cada cierto tiempo por la televisión - además de medios hablados y
escritos - en las que se muestra y se da cuenta como algunos benefactores
llevan mercaderías a lugares de acopio, además de ropa y calzado con poco uso,
para que sean entregados a aquellos que pasan por situaciones angustiosas
producto de alguna tragedia, como los lncendios y aluviones, cuando no los
llevan directamente.
El grueso de los afectados por estás tragedias son allegados
y viven en lugares no aptos para ello. Sin embargo, esos benefactores,
unidos a filántropos, mecenas y autoridades en general, hacen poco
o nada por solucionar de verdad el problema que aqueja a quienes reciben la caridad.
Llegamos a un nuevo derecho del que carecen millares de
seres humanos. La vivienda.
Toda familia que se forma debiera contar con un espacio
digno donde vivir.
Espacio con casas de material sólido y que les asegure
privacidad aunque sean casas pareadas.
Buen
alcantarillado, acceso a agua y luz, áreas verdes, locomoción, calles y
veredas con pavimento, entre otras cuestiones básicas.
La vivienda, así como la educación y la salud, debiera ser
una obligación del Estado con sus ciudadanos.
Cada uno de los que aspire a casa propia debiera pagar un %
pequeño de su sueldo mensualmente , hasta llegar a ser propietario del inmueble
que no se puede enajenar, salvo que se herede a los hijos quienes tampoco
podrían venderlo a un mayor precio que el que pagaron, si es que ya disponen de
sus propias viviendas.
Cierto es que todo lo anterior parece una utopía, como se
califica también el derecho a salud y educación ¿pero no es acaso el tipo de
utopía con la que esperamos dotar la nueva sociedad a la que aspiramos?
Nadie debiera tener como espacio para su vida un terreno
baldío o un lugar donde cohabita en deplorables condiciones con otros seres
humanos. Eso no es vida y como trabajadores debemos comenzar a mirar más allá
de nuestro ombligo.
2.- La pandemia en curso ha dejado
a la vista decenas de tomas en muchos lugares de nuestro país. Para quienes
vivimos en una toma resulta doloroso pensar el día a día de quienes debieron
llegar a estos espacios por carecer de una casa habitación.
No basta entregarles una canasta de mercaderías y las cosas
donadas por otros.
Hay que darles una casa, dotarlos de capacidades para que
puedan encontrar un empleo y llegar a sostenerse por si mismos, entregarles
acceso a salud y posibilitará la educación de sus hijos en todos los niveles.
De poco o nada sirven autoridades condoliéndose ante el
drama de los necesitados. Hay que construir una sociedad distinta para terminar
con este y otros dramas.
Así de enorme y hermosa es la tarea que debemos asumir.
MANUEL AHUMADA LILLO
Presidente Central Clasista de
Trabajadoras y Trabajadores
Secretario CGT CHILE