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"..Sube conmigo amor americano. Besa conmigo las piedras secretas, la plata torrencial del Urubamba hace volar el polvo.."
cantan Los Jaivas
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1.- Para lograr avanzar en procura de la independencia y la autonomía, entendiendo que una es primero que la otra, se necesita, imperiosamente, contar con trabajadores con clara conciencia de su rol. De allí que el Sindicato debe ser visto como la escuela irremplazable en el proceso de formación de la conciencia de clase.
Esto que parece tan obvio, no termina de ser comprendido precisamente por quienes tienen la obligación de formar la conciencia de clase en los trabajadores, La dirigencia.
Por esas carencias, esas incomprensiones, tenemos lo que tenemos. Una dirigencia que no se educa, siempre generará una organización poco preocupada de los temas que inquietan a sus representados. No hay que buscar muchas razones para explicar el aún deficiente % de sindicalización actual.
Aquellos que se preguntan porque no hay propuestas que apunten a dignificar - de verdad - a los trabajadores, deben buscar la respuesta en ese bajo índice de sindicalización, en la nula presencia pública, en la carencia de propuestas reales (nacidas desde la base)
La organización sindical fue anulada en cuanto el rol a jugar que históricamente se le otorgó, se minimizó su gestión, se anuló su acción, dejó de ser escuela.
2.-El modelo apuntó a la individualidad y el consumo, nos infiltró y destruyó desde adentro. El Sindicato ya no es participante activo, solo sobrevive.
Se abandonó la solidaridad activa y efectiva, hoy son solo declaraciones y mucha actividad a través de las redes sociales. Organización virtual, efecto real de sus propuestas, casi cero. Hoy se ve a la organización sindical como un instrumento que solo adquiere vida en procesos de negociación colectiva, y no para mejoras profundas, sino solo administrar lo que hay y, en lo posible, obtener bonos de término y préstamos blandos.
Los fondos sindicales se van en la compra de tarjetas canjeables en grandes tiendas, para las festividades anuales, préstamos y una serie de acciones que no son, ni con mucho, las principales de la organización sindical. Hoy no hay obligación de rendir cuentas contables de los mismos. Casi no se recurre a presupuestos de ingresos y egresos.
La negociación colectiva se entrega a asesores externos, no se trabaja el proceso pensando en una huelga si es que no hay soluciones efectivas, hay reticencias a crear comisiones de trabajo, no se preparan los dirigentes para negociar y en ocasiones desconocen hasta la legislación
Tal es el tipo de gestión y acción que se aplica en muchas organizaciones sindicales, en este ya avanzado siglo XXI.
Eso es lo que hay que cambiar para que los trabajadores vuelvan a creer en la organización.
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Nuestra fuerza la Unidad
Nuestra meta la Victoria