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"..A la mierda las guerras porque en ellas se matan sin motivo ni razón, a la mierda las prisiones.."
canta Piperrak
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1.- Siempre que pedimos algo, nos dicen que es posible si es que aumentamos la productividad. Y ahí nos dejan, mirándonos unos a otros y preguntándonos por qué todo lo que son nuestras aspiraciones tienen que depender de esta productividad.
¿Es que acaso no les basta con todo lo que se hace, el esfuerzo que se entrega? Los trabajadores son contratados con sueldos que apenas si les permiten vivir, mientras que el trabajo que realizan entrega a las empresas importantes ganancias que, muy pocas veces y a regañadientes, son distribuidas entre los gestores de las mismas a través de normas legales.
Y entonces, cuando los trabajadores buscan por la vía de la contratación colectiva acceder a mejores condiciones de trabajo y de vida les responden que para ello debe aumentar la productividad. Según definiciones,"la productividad se encarga de medir y calcular el total de bienes y servicios que han sido producidos por cada factor utilizado (tierra, trabajo, capital, tiempo, etc.) durante un periodo determinado. Es decir, la productividad nos permite saber lo que produce un trabajador en una hora, en un día o incluso en un mes".
Lo tienen claro los patrones, los parlamentarios y los gobiernos. La productividad está definida y comienza a aplicarse desde que el trabajador suscribe el contrato de trabajo. Le indican las normas, las pautas que debe seguir, todo está determinado en una empresa de producción o servicios, desde que el trabajador comienza su labor. Lo único que no es justo es la remuneración que le pagan por lo que está realizando.
Los dueños del poder tienen claro que se está pagando menos de lo que se debe y han escrito en sus leyes que para buscar mejoras, hay que tener sindicatos y negociar colectivamente. No obstante, son casi 5 millones los trabajadores que no tienen capacidad de organizarse ni negociar, por lo que quedan expuestos a la buena voluntad del patrón para mejorar sus condiciones.
No les están pagando de acuerdo a su productividad y sin embargo no se dicta ninguna ley para que esto se corrija.
2.- Cosa extraña esta de la economía.
La única mercadería cuyo precio no lo pone el vendedor sino quien lo compra, es la fuerza de trabajo. Los poseedores de ésta no están en condiciones de fijar su precio y probablemente ni siquiera lo logren cuando comience a regir la negociación por rama de actividad.
Por lo mismo y para tener clarito para donde vamos, debemos entender que mas productividad es lisa y llanamente explotación, pues los dueños del capital están dispuestos a aumentar nuestras remuneraciones solo a costa de que pongamos en riesgo nuestra salud física y mental.
Queremos que se pague efectivamente por lo que estamos produciendo, no podemos validar que los aumentos solo sean a condición de mayor productividad.
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Nuestra fuerza la Unidad
Nuestra meta la Victoria
MANUEL AHUMADA LILLO
Departamento de Comunicaciones y Difusión CGT CHILE