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"..En el río Mapocho mueren los gatos y en el medio del agua tiran los sacos, pero en las poblaciones con la tormenta .."
canta Víctor Jara
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1.- Un militante es definido como alguien que "forma parte de un grupo o una organización, especialmente de un partido político" y también se dice que "está relacionado con la militancia o la adhesión a unas determinadas ideas o la refleja", por lo tanto y más allá de adscribir o no a ideas o propuestas políticas todos quienes hacemos del trabajo sindical un espacio de análisis, discusión y lucha, somos militantes.
¿Por qué tomamos dos acepciones para explicar una definición?, por la simple razón que cuando se está trabajando en el sindicalismo, la posición política debe subordinarse a la propuesta de la organización sindical cuando hay diferencias entre una u otra posición, cuestión que es recurrente en el movimiento sindical desde hace muchos años. Los dirigentes hacen más caso al partido y eso lesiona la organización.
La organización sindical fue perdiendo trascendencia en la medida en que aquellos que válidamente tienen militancia partidaria, superpusieron las decisiones de sus partidos a aquellas que claramente había definido la organización sindical. Así fue que las banderas irrenunciables fueron abandonadas para levantar aquellas de avanzar en la medida de lo posible, más allá de si esos avances representan de verdad lo que los trabajadores demandan.
Para graficar esta situación analizaremos un ejemplo expuesto hace algunos días. Dijo un alto dirigente de la CUT chilena, que como nunca se había avanzado tanto en este gobierno respecto del ingreso mínimo, toda vez que el mismo estaba en $350.000 al inicio del gobierno de Boric y a menos de un año llega ya a $ 410.000. Tiene razón en sus cuentas, pero comete un grave error al omitir completamente la posición de su propia organización, que ya desde inicios del gobierno anterior demandaba un ingreso mínimo de $500.000.
2.- Ciertamente que la señal a los trabajadores debe ser de alerta y organización, toda vez que se está aún muy lejos del guarismo que se reivindicaba hace más de 4 años y que por simple aplicación de IPC ya debe superar los $600.000.
Si los dirigentes militantes van a abandonar las banderas que enarbolaron con sus organizaciones, simplemente porque el gobierno de turno adscribe a parte o a todos sus planteamientos, es que la organización que representan echó marcha atrás en sus propuestas iniciales o ellos están defendiendo banderas que no son las de la organización, por lo que debieran dar un paso al costado.
Los dirigentes sindicales se hacen un flaco favor cuando abandonan planteamientos justos, por defender un sistema de gobierno que a ellos les satisface, pero que no responde a lo que los trabajadores anhelan.
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MANUEL AHUMADA LILLO
PRESIDENTE DE CGT CHILE
Nuestra fuerza la Unidad
Nuestra meta la Victoria