Pulso Sindical N ° 383

El 11 de julio se conmemoró el día en que el cobre fue nacionalizado, allá por el año 1971, en el siglo pasado

Por tal razón es que, una vez transcurridos unos días de esa conmemoración y teniendo en cuenta que la misma puede haber sido olvidada por muchos, es que hemos querido entregar algunos antecedentes para el conocimiento de los trabajadores.

El pulso no puede estar ausente de esta fecha histórica.

         ¿Desde cuándo se sabe del cobre en Chile?

En el desierto de Atacama y en la zona del Norte Chico, los científicos han encontrado pruebas de la utilización de cobre desde 500 años antes del nacimiento de Cristo. Atacameños y diaguitas ya conocían el cobre y lo llamaban «payen».

De sus antepasados conocieron el trabajo de trozos de metal nativo, técnicas de fundición, temple, producción de bronce y otras tecnologías bastante avanzadas para la época.

En la zona de Chuquicamata vivían los chucos (descendientes de aimaras y quechuas), quienes sacaban el mineral del mismo lugar donde hoy está la gran mina a rajo abierto.

¿Cuándo comenzó la producción de cobre como actividad industrial?

Después de la Conquista de los españoles, el cobre fue sólo una pequeña industria de los valles nortinos. A comienzos del siglo XIX, comenzó una producción a mayor escala. En 1830 Chile llegó a ser el cuarto productor del mundo.

En la segunda mitad de ese siglo, Chile produjo dos millones de toneladas del mineral, siendo así el principal productor y exportador mundial.

¿Cuándo llegaron las compañías mineras de EE.UU.?

A comienzos del siglo XX, llegaron grandes inversionistas de EE.UU. a las minas de El Teniente, Chuquicamata y Potrerillos. Su principal aporte fue el desarrollo tecnológico de ciertos procesos como el de la flotación, que hizo posible la explotación económica de yacimientos con más bajo contenido de cobre.

La compañía americana Braden Copper comenzó a operar El Teniente en 1905. En 1916, ésta pasó a ser subsidiaria de Kennecott Copper.

En 1915 empezó la producción de Chuquicamata, con Chile Exploration, que en 1923 pasó al poder de Anaconda Copper Mining.

También subsidiaria de esta última, la compañía Andes Copper Mining inició la explotación de Potrerillos en 1927. www.codelco.cl

Breve reseña del proceso de nacionalización

La lucha por la nacionalización de nuestras riquezas básicas tiene ya casi un siglo de historia, como testimonia el artículo publicado el 11 de agosto de 1920, por Luis Emilio Recabarren en el diario “El Socialista” de Antofagasta:
“Los problemas de la miseria y de la esclavitud no terminarán mientras tanto la clase obrera se resigne a sufrir la actual organización social. Nacionalicemos las industrias extractivas. Nacionalicemos las minas de carbón, las salitreras, los bosques, el cobre, la agricultura y procedamos a que toda la industria muy nacionalizada sea administrada bajo el control de comisiones nombradas por el gobierno o las municipalidades respectivas”.

Años más tarde, en junio de 1932, en la República Socialista de 12 días de Marmaduque Grove, se produciría el primer intento oficial por nacionalizar nuestras riquezas básicas, con un decreto que declaraba no sujeto a concesión al cobre, lo que equivalía a nacionalizarlo, pero un nuevo golpe de Estado de Carlos Dávila, al amparo de la Armada estadounidense anclada en Valparaíso dejó inconclusa esta iniciativa.

El primer proyecto de ley de nacionalización del cobre, que se presentó en el Congreso Nacional, fue elaborado por los senadores Salvador Ocampo y Elías Lafertte, el 21 de julio de 1951.

En este proyecto se disponía la expropiación de las empresas de la gran minería por el monto de su declaración de capitales que alcanzaba en esa época a los 53,5 millones de dólares por las tres empresas existentes a la época.

Salvador Allende contempla la Nacionalización de la Gran Minería del Cobre, en sus cuatro programas como candidato a la Presidencia de la República, a partir de 1952.

En 1961, los senadores socialistas Salvador Allende, Raúl Ampuero, Salomón Corbalán, Aniceto Rodríguez, Alejandro Chelén, Adolfo Quinteros y Galvarino Palacios, presentaron el segundo proyecto de nacionalización del cobre, mediante el cual se expropiaba a las empresas norteamericanas según el valor declarado en Impuestos Internos, y se procedía a la creación de la Empresa Nacional del Cobre, que explotaría los bienes expropiados y comercializaría el cobre.

Este proyecto, como el de Ocampo y Lafertte, nunca fue objeto de mayor estudio en el Senado.

Pero la lucha por la nacionalización de la gran minería, dejó de ser una bandera que concernía solo a los partidos de izquierda, porque parlamentarios de la democracia cristiana e incluso de los partidos liberal y conservador, también se involucraron en esta lucha, en la que destacó por su claridad y visión, Radomiro Tomic, quien el 18 de junio de 1961 sostuvo en el Senado:

«Es obvio que mientras pretendamos, no sólo en lo formal, sino que en lo real, ser un Estado soberano, el control del cobre debe estar en manos de los poderes públicos del Estado de Chile. Y no en las empresas extranjeras».

En 1965, en plena discusión de la Ley 16.425 de Chilenización del Cobre, el senador liberal Julio Von Mühlenbrock, presentaba un proyecto que disponía la inmediata expropiación de todos los bienes que poseyeran en Chile las empresas productoras de cobre de la Gran Minería, la que se debía pagar según el valor libros de la contabilidad.

Esta diversidad de actores políticos que abogaban por la nacionalización de la Gran Minería del Cobre, desde la izquierda hasta la derecha, permitió que la gran minería del cobre se nacionalizara por la unanimidad del Congreso Nacional, el 11 de julio de 1971, fecha que hasta hoy se conoce como la denominó Allende: Día de la Dignidad Nacional.

Con el ‘Sueldo de Chile’, se lograría la ‘Segunda Independencia’ que permitiría construir una nueva economía para resolver todos los problemas sociales y económicos de las generaciones actuales y futuras.     www.defensadelcobre.cl

¿Sigue siendo el cobre de todos los chilenos?

No, actualmente el 70% del cobre chileno es explotado por empresas privadas que no tributan prácticamente nada.

A mediados de 2006, el economista Julián Alcayaga denunció que con la aplicación de la nueva ley de impuesto específico, o Royalty II, “las empresas mineras extranjeras pagarán menos al Estado”.
Todo este absurdo –en el que un país permite que lo despojen de su principal recurso, sin obtener beneficios para su población- comenzó con la dictadura militar.

Durante el régimen, se inició la desnacionalización del cobre, con una serie de normativas que permitieron la llegada de mineras extranjeras ansiosas de obtener jugosas ganancias. Se trata de la ley 18.097 Orgánica Constitucional de Concesiones Mineras, el Decreto 600 para inversión extranjera y el Código de Minería.   www.elciudadano.cl 

Que hacer entonces?

“El despojo a Chile no es algo nuevo. Simplemente recordemos que durante el quinquenio 1940-1945, Segunda Guerra Mundial y no siendo Chile un país beligerante, el gobierno norteamericano nos impuso un tributo de guerra, obligando a que Chile les vendiera la libra de cobre en 11,7 ctvs, precio que se duplicó en los mercados internacionales una vez finalizada la guerra con el Eje.

Asimismo, el año 1950, producto de la guerra que USA declaró a Corea y en la que nada teníamos que hacer, las compañías yankis Anaconda y Kennecott fijaron unilateralmente un precio de 24,5 centavos de dólar la libra para el cobre chileno, también como contribución de guerra…

Es interesante conocer que el precio internacional del cobre era 3 centavos superior al que se nos obligó a  vender…

Como es usual en la actitud de ese país, ambas compañías fueron indemnizadas por su Gobierno, en tanto que Chile no recibió nada de nada. Solo palabras de buena crianza.

Hoy, muchas de las minas de cobre están en manos privadas y en las que son del Estado se trabaja subterráneamente para conseguir que en algún momento se privatice y con esto vuelva el cobre nuevamente a manos capitalistas.

Es nuestra obligación educar a nuestro pueblo sobre la principal riqueza del país y lo urgente que es la defensa del mismo.

Las organizaciones clasista deben levantar con mas fuerza que nunca las banderas de lucha contra el capital y promover la organización de los trabajadores.

MANUEL AHUMADA LILLO
Secretario de la CGT
Presidente de la Central Clasista de Trabajadoras y trabajadores