Anonadados, dolidos, golpeados con furia, pero inclaudicables .
Como lo venimos
siendo desde que al conocer nuestra historia supimos de tanto dolor,
castigo y muerte, de tantos caídos en esta causa noble.
Grande, enorme
ha sido el costo. Y todo por el hecho de ser pobres, parias, enemigos
acérrimos del capital, defensores de la vida digna, de la lucha por los
derechos de los desposeídos.
Anonadados, dolidos, golpeados con furia pero inclaudicables.
Como cuando
supimos de Santa María, Marusia, Plaza Bulnes, la ley maldita, El
Salvador, José María Caro, pampa Irigoin, golpe de estado de 1973 y
tanto otros ejemplos de violencia del capital.
Gritamos a los
dueños del poder, mientras marchábamos acompañando hasta los que allí
habían llegado en los féretros negros, que no nos verían derrotados por
que la victoria final será nuestra. Y aquí estamos, levantándonos
después de cada nuevo golpe, asumiendo las tareas inconclusas y
traspasando a los que se suman, el compromiso, la obligación de darlo
todo por la clase, sin importar los costos.
Ante cada golpe
que nos asesta el enemigo de clases acompañamos a las familias en su
dolor y les pedimos comprensión y entereza porque quizás los suyos se
fueron de su lado antes de tiempo. Es que la causa depara estos
sinsabores y nadie que luche por su pueblo está exento de ser
martirizado.
Nadie quiere
dejar a los suyos sin el sustento, ni olvida por un momento los rostros
de sus hijos, no deja de pensar en ese cónyuge, esa pareja que espera
ansioso su llegada aunque vive con la certeza de que en algún momento el
ser querido le puede ser arrebatado.
Cada luchador
social, aunque viva solo y consagrado a la causa, deja una familia
doliente y un ejemplo de lucha que no debe ser olvidado. Si no es la
familia carnal es la familia de la causa.
Serán los que
le sobreviven quienes levanten sus pancartas y banderas, distribuyan el
manifiesto, voceen el llamado a reunión, se sienten en la mesa de
negociación con los patrones, enfrenten a las fuerzas represivas que
quieren silenciarlos.
Para los que
luchan por la causa del pueblo y dejan la vida en ello, no existe la
muerte, trascienden a este estado y se mantienen vigentes eternamente.
Solo muere el
que es olvidado, ese que en algún recodo del camino decide claudicar y
pactar con el que desangra a su pueblo. Ese no tiene espacios en la
memoria, ese no marcha con las banderas del pueblo. Ese no está con los
luchadores desde que decidió separar caminos.
Son muchos los
que pasaron y los que vendrán pues esta pelea aún no deja visualizar un
término. Y es que el capital no entregará así como así aquello que
arrebató a sangre y fuego.
Por eso hacemos un alto.
Para decir a los que están en ese espacio del no olvido, que 2 de los nuestros han partido a ocupar su lugar junto a ellos.
Rendimos
tributo a Jorge Zuñiga San Martin y Raul Blanchet Muñoz, quienes con
solo unos días de diferencia han iniciado un nuevo camino.
Se llevan nuestra gratitud y compromiso, pues seguiremos adelante, por el pueblo, por la clase, por ellos.
Nos tendrán que
perdonar por haberles dejado solo cuando no debimos, por recordarles
con más fuerzas hoy que partieron y no haber estado prestos a ir en su
apoyo cuando lo requirieron.
No es que nada hicimos, es que la intermitencia con la que cumplimos el deber de solidarizarnos es un sino del que nadie escapa.
Una marca fea
de la que queremos salir para que nunca más otros sean algo olvidados,
pero se nos pasan los días y volvemos a caer en esta fragilidad de la
memoria que es tan nefasta.
Nuestros
compañeros descansan por fin de sus dolores y nosotros quedamos con el
gran deber de recordarles en cada lucha, con la obligación de no bajar
los brazos.
Trabajar y trabajar para acercarnos a la claridad de esa nueva sociedad que los caídos también anhelaron y no pudieron ver.
Este Pulso es
para ellos, para Raul y Jorge y para los que quedamos dolidos pero
firmes, convencidos de que eso de “seguir tu ejemplo” y “hasta la
victoria” más que consignas justas son una exigencia en este trabajo
inconcluso.
Tomamos
la posta que nos entregan Jorge y Raul y les decimos hasta siempre. No
tengan dudas, sabremos llevar con dignidad las banderas que nos han
dejado.
Siguen con
nosotros como Clotario de quien el 31 de mayo se recordó el 29
aniversario de su partida física, mas su ideario sigue vivo, como lo
seguirá el vuestro queridos compañeros.
MANUEL AHUMADA LILLO
Presidente de la Central Clasista
Secretario de la CGT