Ni siquiera mencionaré la fecha en que a muerto Sergio Diez, pues no interesa.
Si
hay que decir que ha muerto, sin pagar por sus felonías, otro activo
colaborador del pinochetismo. Tipo oscuro, dirigente de la derecha más
reaccionaria, esa que planificó y financió el golpe de estado de 1973.
Un
individuo que fue capaz de negar en las Naciones Unidas, y por ende al
mundo entero, la existencia de detenidos desaparecidos y de torturados
en Chile, no merece ser reconocido más que como un servidor del
fascismo.
Fue
en 1977 que cumplió las ordenes de la junta militar y los acuerdos con
sus iguales (por mas que muchos se hayan desmarcado después), negando lo
que en su país sucedía.
Con
el tiempo pretendió hacerse a un lado diciendo que fue engañado y que
no le dijeron toda la verdad, pero eso no se lo creyó ni él, quedando
marcado por siempre como un cobarde y mentiroso.
Si
hoy vemos como se investiga por corrupción mayoritariamente a los
servidores de la dictadura, no debe extrañarnos lo hecho por Diez.
Solo
debemos observar atentamente como sus pares en la política, los
derechistas anti reformas y cambios de todo tipo y algunos que apoyaron
inicialmente el golpe y que luego estuvieran vigilados por la dictadura,
hoy le rinden homenajes.
Se trata de los mismos lobos, solo que algunos han utilizado ropaje de ovejas para tratar de pasar desapercibidos.
Ríndanse
homenajes, sigan calificándose como lo que no son. Somos muchos los que
no olvidamos y les denunciaremos donde estén. Más allá del paso del
tiempo, estaremos siempre recordando a nuestro pueblo quienes fueron y
lo que hicieron.
Ni perdón ni olvido.
Una
enorme nube cubre hace mucho tiempo la ciudad de Santiago y otras al
norte y al sur de ésta. Es la contaminación ambiental, el envenenamiento
del aire.
En
la primera el crecimiento desatado y mal reglamentado de la industria y
el aumento del parque automotriz, como los principales elementos
contaminantes, mas no los únicos. En las otras fundamentalmente el
consumo de leña, metales de diverso tipo en el aire y en la tierra.
En
todas, la mala calidad del aire está afectando gravemente la calidad de
vida de la población en general y particularmente en niños y adultos
mayores.
Y que decir de los efectos del aluvión en el norte grande?,
Enorme
cantidad de productos químicos liberados por el agua, lo que dejó al
desnudo el descontrol total en el cuidado de estos productos y como no,
también la avidez del capital, que solo depreda sin dejar mayores
beneficios a los habitantes de todos los lugares arrasados por el agua.
Ni
buenos caminos, ni habitaciones dignas, ni escuelas dotadas de
tecnología, tampoco centros de salud aptos para tratar las dolencias y
enfermedades provocadas por el trabajo minero y la exposición por tiempo
indeterminado a un aire contaminado.
Y
que decir de la carencia de buenas y rápidas comunicaciones, equipos de
búsqueda de cuerpos de personas arrastradas por las aguas
descontroladas, que pudieron haber aminorado en algo ese enorme daño.
Nada.
La contaminación, el abandono de ciudades y comunas va quedando en el
olvido como todos y cada uno de los dramas que históricamente nos han
afectado. Es la apuesta de los que depredan y destruyen. Una campañita
por aquí, algunos regalitos por allá y a seguir cagando al pueblo. En
eso son expertos.
Así
como en la Cuarta y Quinta Región se roban el agua para las
plantaciones de particulares y pese a las denuncias absolutamente
documentadas aún no hay sanciones, en la Araucanía se sigue negando sus
derechos ancestrales al pueblo mapuche. Reprimen, apresan, acusan,
condenan y matan, al que reclama lo que le pertenece.
Estudiantes
y profesores siguen sin ver satisfechas sus demandas, mientras el paro
de docentes y no docentes se acerca al mes de duración.
Los trabajadores siguen siendo ignorado y sus manifestaciones ocultadas por la prensa en manos de los dueños del capital.
El
30 de junio, trabajadores asociados a SINTRASAR (UTEC) y SINTEC
manifestaron en el frontis de las oficinas centrales del Metro, en el
centro de Santiago.
Se
trata de un nuevo cuestionamiento al instrumento legal que faculta la
explotación de fuerza de trabajo a través de lo que llaman empresas
contratistas.
Sueldos
miserables, carencia de implementos de trabajo, uniformes, alimentación
digna, la obligación de trabajar exceso de horas extras para hacer
subir los ingresos, nulo respeto a las normas de higiene y seguridad en
el trabajo. Ni siquiera cuentan con locomoción de acercamiento a sus
lugares de trabajo
Bajo
esta norma legal se ha facilitado el abuso de contratos de plazo fijo y
por obra o faena, la falta de respeto a los reglamentos internos, el
desconocimiento del trabajo del comité paritario.
Y
sin embargo las autoridades políticas insisten en que las cosas están
bien e irán aún mejor cuando se aprueben las nuevas reformas al Código
del Trabajo, reformas que en su momento fueron acordadas por la CUT y la
Nueva Mayoría y que hoy son muestra clara de que se trata solo de una
nueva capa de pintura al edificio del modelo económico.
Salió
lo que pocos quieren, pero que la mayoría de los diputados validaron,
desde la Cámara al Senado y, seamos justos, no son muchas las críticas
por lo que hicieron.
La pregunta del millón es si vale la pena seguir intentando conseguir que el negro mute a gris.
Se
perderán cientos de horas de trabajo buscando convencer a los senadores
que mejoren el proyecto o al menos lo mantengan tal cual. Mejoras que
son solicitadas por algunos dirigentes sindicales, asesores y ciertas
instituciones que no siempre representan el sentir de los trabajadores, a
los que poco consultan.
Mantener lo acordado será la exigencia mínima de los diputados, salvo que el proyecto sea mejorado por los senadores.
¿Si
llegara a suceder lo mismo que con la reforma tributaria, qué harán los
diputados y quienes, desde fuera del parlamento, validan lo que ya se
ha hecho?
Comisión mixta?, rechazo del proyecto? Veto presidencial?
Se
impondrá lo que llaman “realismo político”. Algunos harán pucheritos,
otros discursos para la galería para terminar todos diciendo que se
aceptan las reformas “porque peor es mascar lauchas”.
Ante
este cuadro, la respuesta debe ser una sola, Mantener las razones del
rechazo al proyecto y exigir al Estado que haga ley las demandas
básicas: Locomoción, colación, gratificación garantiza, reajustabilidad
anual de los sueldos.
Toda cuestión en contrario será traición y las cuentas deberán ser cobradas.
Del pueblo, de los trabajadores depende.
MANUEL AHUMADA LILLO
Presidente C.G.T. CHILE