PULSO SINDICAL Nº 139 – DEL18 AL 24 DE MARZO DE 2012
“El movimiento sindical chileno debe trasformarse integra y totalmente en un cuerpo vivo y dinámico, con personalidad propia y definida, si quiere cumplir con éxito el papel rector que le corresponde en los futuros acontecimientos que tan rápido se precipitan en nuestro país.
Esta renovación debe alcanzar a sus viejos, burocráticos y sectarios cuadros directivos, a sus anquilosados y rutinarios métodos de lucha y a sus limitadas y estrechas finalidades que dilatan indefinidamente esa larga agonía de la clase trabajadora chilena.”
** Fragmento de la carta con que Clotario Blest, el 28 de agosto de 1961, renuncia a la presidencia de la Central Única de Trabajadores, luego de que 13 de las 33 federaciones afiliadas, resolvieran suspender un paro nacional acordado con anterioridad.
¿Por que abrir nuestro Pulso con este documento, olvidado o ignorado por muchos?
Para graficar como, luego de 51 años, la caracterización que Clotario hiciera del rol a jugar por el movimiento sindical, así como la crítica al directorio de la máxima y única organización de los trabajadores, mantienen plena vigencia.
Es mas, esta crítica puede expandirse a todos y cada uno de los referentes sindicales y políticos y sociales que hoy existen, con dignas y valiosas excepciones que sin embargo no logran con su actuar, cargar la balanza hacía las posiciones correctas.
Razón tiene Blest al sostener la necesidad de cambiar “los anquilosados y rutinarios métodos de lucha,” así como demandar del movimiento sindical la transformación en “cuerpo vivo y dinámico”
No puede seguir el movimiento sindical cargando las cadenas que lo atan a las resoluciones de los partidos políticos para actuar, porque seguirá haciéndolo a destiempo y sin tomar en cuenta las reales demandas de los trabajadores.
No corresponde que el sindicalismo organizado ponga todas las fichas en figuras o rostros que no han dado ni darán prueba de su compromiso con la clase trabajadora.
La cuestión de fondo es saber si las organizaciones de la clase se manifiestan contra el capital y su estela de privaciones y asumen de una buena vez la necesidad de comenzar la democratización interna que todos los trabajadores reclaman, para volver a creer que unidos si podemos contra quien nos explota.
De nada vale tener mas y mas centrales sindicales, cuando es clara y patente la necesidad de dar los pasos que correspondan para contar con un solo y gran instrumento. ¿Para que seguir con la desmembración de lo que ya existe?
¿Cual es la razón de constituir 2, 5, 10 sindicatos en una misma empresa, si para todos es claro que el único beneficiado con esta fragmentación es el empresario?
¿De que sirven los convenios colectivos, si ellos llevan a renunciar a la huelga?
Hay que insistir en la urgencia de un encuentro sindical unitario, en el que la crítica y la autocrítica jueguen el rol que corresponde. Todos por acción u omisión somos responsables de la crisis que golpea al movimiento sindical.
Unos por no haber sido capaces de mantener la independencia y la autonomía contra viento y marea, otros por plantear majaderamente que los cambios se hacen desde adentro y no hacer nada por efectuarlos, los de mas allá por seguir planteando el cambio sin preparar ni prepararse para ello y por último los que exaltan el rol de la clase pero mantienen a ésta al margen de las decisiones.
Algo es indesmentible. O nos unimos o nos arrasan.
En recientes visitas y contactos con los trabajadores de Viña del Mar, Punta Arenas, Arica y San Pedro de Atacama, recibimos una demanda que por lejos supera a todas. Quieren saber como organizar sindicatos y negociar colectivamente.
Y es que los trabajadores pueden tener muy claro lo que dice el Código del Trabajo, pero saben que eso no les permitirá romper con el estado de postración en que se encuentran. Ellos reclaman orientación para lograr que esos dos primeros pasos en su proceso de organización sean efectivos y alienten los desafíos futuros.
Hemos entregado decenas de miles de volantes educativos en la calle, conversado con los trabajadores y trabajadores al ingreso y salida de sus turnos y lo que mas se constata es la enorme desconfianza en las organizaciones y los dirigentes.
En algunos lugares se les ha integrado a sindicatos interempresas y se les imponen los delegados, mientras se les cobra por trámites tan simples como hacer una carta o realizar presentaciones ante las Inspecciones del Trabajo.
En otros lugares el descaro y la desverguenza superan lo imaginable,
Hay individuos que promueven la creación de sindicatos, se hacen elegir por su buena oratoria y el nivel de contactos que dicen tener, para finalmente negociar con la empresa una indemnización que compense el fuero que les dieron los trabajadores y se marchan dejando en las oficinas de recursos humanos, la nómina de los socios del novel sindicato que lentamente comienza a ser desarticulado, por el despido de los socios.
Necesidad de la empresa dicen los patrones cuando despiden y aunque todos saben que es persecución por haberse atrevido a organizarse, no hay sanción y el patrón vuelve a contratar a otros, que corren a esconderse a la sola voz de organizarse.
Los trabajadores no deben pagar a asesores profesionales para negociar colectivamente, deben acercarse a las organizaciones de nivel intermedio y mayor y demandar de estas la asesoría en la negociación.
Es al Sindicato, a la Federación o a la Confederación a quien hay que pagar una cuota mensual y estos instrumentos tienen la obligación de apoyar asesorar y no cobrar “extra” por ese trabajo. Son estas organizaciones las que deben contar con abogados, contadores y otros profesionales para apoyar a los trabajadores organizados.
Solo educados en nuestros deberes y derechos y organizados en los instrumentos mas convenientes, que “deben estar al servicio y no servirse de nosotros” podremos demandar nuevo Código del Trabajo y pensar en la nueva sociedad que queremos.
Este y no otro es el desafío de la hora presente.
Sobre estas bases, y teniendo presente siempre su realidad, es que iniciaron su proceso los ciudadanos de Aysén, y es lo que les permite hoy mostrar algunos avances respecto de las demandas que levantaron y que expusieron al país.
Es probable que no todo sea conseguido según se planteo inicialmente, pero aún en ese escenario no debe perderse la unidad y hay que seguir trabajando para mejorar las deficiencias y estar listos para futuras luchas si es que les quiere quitar lo conseguido.
MANUEL AHUMADA LILLO
Presidente C.G.T. CHILE