Una hija del Estado de Chile pide Justicia
Mi nombre actual es Michela del Carmen Cortés Herrera inscrita en agosto de 1983 en la región deAntofagasta, Run 10.922.003-3. Desde niña supe que algo malo estaba viviendo en mi existir, algo que con los años empecé a descubrir y ha sido duro y angustioso soportar hasta ahora todo este dolor sabiendo lo que es el abandono y la soledad, el miedo a todo y dentro de todo esto me nace lo valiente que he sido y que aún me animo a escribir esta carta a ustedes.
No sé por dónde empezar porque mi caso es muy complejo para entenderlo al momento. Inmediatamente le digo cómo han sido los hechos en general. Los relatos a continuación son hechos que me ha dado a conocer mi hermana mayor Ana. Este caso realmente empieza por una enfermedad depresiva de mi madre biológica Q.E.P.D 1995.
Nuestra familia desde 1960 estaba conformada por Luis Lorenzo Valdivia Rojas, padre, que se desempeñaba como fundidor para la empresa de la Corfo y doña Fresia Rojas Rojas, dueña de casa y simpatizante del Partido Comunista, madre de cinco hijos, tres mujeres y dos hombres; residíamos en Antofagasta, en la casa del padrino de unos de mis hermanos, don José Benito Espinoza Silva, domiciliado en Población Oriente, calle Río de Janeiro 609; él, perteneciente al Partido Comunismo en Antofagasta.
Todo empezó porque mi madre en 1970, desgraciadamente cometió el gran error de abandonar a nuestro hermano menor fallecido. Al ver eso, mi madre toma a nosotras -tres mujeres- y nos lleva a la ciudad de Calama a una toma comunista, donde se instala por orden de su compadre. Al pasar el tiempo (1972), mi madre empeora por la decisión que había tomado (Fugarse de la policía y de la declaración al forense), convirtiendo su vida en violencia hacia nosotros; cada vez que llegaba alcoholizada nos golpeaba y dejaba encerradas; en un momento mi hermana mayor dice no resistir mis llantos, sale desesperada a pedir ayuda. Gente del barrio al vernos levantaron una queja en contra de nuestra madre e inmediatamente el Servicio Social del Estado tomó acción.
Y dio sentencia a mi madre por corto tiempo para que restableciera su vida, y encontrara pareja para recuperar nuestra custodia. Pero eso no pasó; mi madre perdió a sus hijas y la hicieron firmar papeles que ella poco entendía.
Mientras en Chile se preparaba para un estado fascista, en 1973 nosotras las tres hermanas; la mayorAna Luisa Valdivia Rojas, de casi 10 años de edad, mi hermana antes que yo Yohana Lourdes Valdivia Rojas, de casi seis años y yo Michel Pamela Valdivia Rojas, de casi cuatro años de edad, éramos dadas a pruebas de adopción bajo la autoridad del señor Julio Vicencio Becerra, juez de menores y la señorita Polonia Barrionuevo; en este proceso mi hermana mayor recuerda que fue de más de tres meses la prueba mientras tanto el Estado nos mandaba periódicamente a chequearnos alHospital Regional de Calama.
De aquí en adelante es mi versión de lo que yo recuerdo y tengo en mi memoria una pareja de enfermeros consolando mi llanto; como niña ignoraba muchas cosas pero tengo una imagen de cómo el enfermeroJorge Roberto Cortés Jiménez me ultrajó, secuestró y robó… No sé cómo llamarle a esta maldad.
En 1973, mientras estaba a prueba de adopción en casa de la señora Leonila Acevedo, Jorge aparece con otro hombre y se pone en plan de visita lo que termina en un escenario donde a punta de revolver me saca de la casa sin que Leo pueda hacer algo, subimos a un taxi y me llevó a un cuarto donde convivía con su pareja enfermera, señorita Rosa Solís Armella, aquí recuerdo haber sufrido una serie de maltratos ( lavaba mi ropa y calcetines de él … me acuerdo porque siempre buscaba un paño para taparme las manos de frías que se me ponían,) también fui golpeada muchas veces por ambos.
Aquí me pasaron muchas cosas violentas, en 1974 Jorge Cortés decide dejar Calama viajando a Antofagasta y me deja en casa de su madre de crianza, doña Berta Herrera Sandoval, Q.E.P.D (Jorge no deja papeles de identidad). En 1975 al pasar el tiempo y viviendo nostras solas, mamá Berta quiere ponerme en la escuela pero como no tenía certificado de nacimiento mi madre hace que le den un certificado en el registro civil de Antofagasta, en marzo de 1975, una inscripción a nombre de Michela del Carmen Cabeza Herrera hija de Berta Herrera Sandoval y su esposo ya fallecido don Arturo Segundo Cabeza Mejías.
En 1978 recuerdo que Jorge trata de sacarme de la casa y amenaza a mi mamá Berta diciéndole que si la policía lo atrapa dirá que ella me robó: “le diré a la policía que usted robo a la niña”. Quedé tan confundida y con un miedo que jamás le pregunté nada a mi mamá.
Jorge siempre desaparecía pero nosotras en varias oportunidades quisimos reconciliarnos con él en1979, 1983 y 1985 intentando vivir a su lado pero fue imposible, en cada ocasión él me da un trato indigno y jamás se presenta a las escuela; pasa el tiempo y los malos tratos siguen verbales y físicos por el hacia mí. En agosto de 1982 en Arica, Jorge me cambia el apellido y me paso a llamar Michela del Carmen Cortés Herrera, más confundida no podía estar; pero jamás hubo un cambio de él hacia mí sino que era peor, los maltratos llegaban al límite de que amigos de la escuela y calle vieran cómo me golpeaba cada vez que me veía conversando con alguien. Estaban prohibidas mis conversas, menos decir lo que yo sentía y veía, tenía que guardar completo silencio de todo lo que pasaba en mi vida.
Pero siempre en mi mente con algo a la espera. Los flechazos de un pasado no me dejaban de atormentar y con la dictadura en mi cara no podía reclamar. Jorge Cortés me traumó mi estima, atentó muchas veces con mi personalidad que yo siempre defendía. Siempre tengo que buscar ayuda psicológica para saber vivir con este dolor, no sé muchas veces valorar lo que he hecho por lo mismo.
En 1983, pasaron tantas cosas, mientras crecía el desamparo se apoderó de mí y el dolor y la soledad era lo que me acompañaba cada día y sin familia ya que decidí dejar mi madre después de un horrible abuso que me hicieron, que hasta traté de suicidarme quedando muy grave en el hospital de Antofagasta. En 1983, 84, 85, viví en la calle y de allegada con familias que conocía en el momento.
En Arica, 1986. Mis recuerdos de infancia y mis ganas de vivir para demostrar que podía ser alguien. En 1987 me pide que me levante y siga, así que lo único que quería era estudiar y volví hacerlo sin el apoyo de Jorge. Mi madre como puede me ayuda y arrienda una dormitorio para mí en Arica. En 1990 termino mi Liceo en Coronel y estando casada en el mismo año. En 1992 nace mi primer hijo Tomás y ya para diciembre del 93 la vida me ofrece un cambio y parto con mi esposo y un hijo a Australia, donde viví 12 años. Jamás olvidé mis traumas y el dolor que me causaba el recordarlas, saber si tenía madre, quién era realmente esa Ana ese nombre que siempre me quedó en mi memoria; busqué perdonar al Jorge, hasta escribí cartas, mandé mis logros, llamé por teléfono tratando de demostrar la hija que nunca fui para él, para poder mitigar mi dolor de identidad y familiar, pero nunca recibí ni una llamada ni una carta de él.
En Australia estudié y trabajé y tuve mi segundo hijo y decidí hacerme ciudadana australiana; al pasar el tiempo desgraciadamente me divorcié. En el 2005 dejo Australia para venirme a vivir a México, y empiezo mi búsqueda familiar; con los años había formado una especie de puzzle y tenía algo de información sobre qué podría haber pasado; en junio de ese año insistí mucho hasta que alguien me responde.
El señor Walter Rerhen de la Policía de Investigaciones de Chile en Antofagasta me tenía noticias directas de mis familiares; eso fue un gran paso para mí y sintiendo una emoción tan grande indescriptible saber que después de 34 años aún existía mi nombre en el registro civil, reconocida por mis padres el año 1970, nacida el 17 de mayo de 1968 como Michel Pamela Valdivia Rojas; existe un hermano y hermana mayores, y mi padre , una hermana desaparecida de nombre Yohana, de ella nada se sabe, en 1973 desapareció todo su nombre de los archivos del registro civil de Calama y Antofagasta, puede haber sido dada en adopción.
Este policía, el 2005 en junio, agosto y septiembre, entrevistó a casi todos los involucrados pero los esfuerzos en la colaboración han sido frustradamente infructuosos; el juez y la asistente, por lo el tiempo transcurrido, no se acuerdan; Jorge negó todo lo que yo declaré y me sigue acusando de ser mal agradecida, pero yo sé que tengo mis testigos en Chile; escuelas, hospital, vecinos, amigos, ex esposo y familia que me vieron en las andadas de Jorge. En septiembre del 2005 un canal televisivo me ayuda a llegar a Chile; hacen un largo y extenso reportaje sobre mi historia (Chilevisión) editando el reportaje para un programa llamado ‘Historia Policial’, pero en la copia que me mandó Chilevisión no sale nada relevante al caso por parte de ser un maliciso error del Estado. Sí que está muy bien maquillado para entenderlo como un problema más de la vida… pero no nombra la política. Todo lo que mis hermanos declararon y mi padre, fue totalmente censurado.
Mientras el señor Walter Rerhen levanta una denuncia el mismo año 2005 en agosto en el Segundo Juzgado de Letras de Calama causa rol 40277-8 materia penal. A mediados de setiembre del mismo año yo en Antofagasta tratando de asimilar con mi familia el dolor y tantos años sin vernos, estando un mes de mi vida con ellos los dejé el 27 de octubre del mismo año, encontré hermanos analfabetos con una vida muy dura, mi padre hizo otra familia desde 1974 hasta la fecha, pero lo encontré pasmado por mi existencia. Aquí supe por ellos realmente cómo fueron las cosas.
Desde 2005 hasta 2010, durante cinco años que supe mi tragedia y no he parado de pedir ayuda tanto a organismo gubernamentales de Chile como ONG y agencias y aún nada ni nadie parece estar identificado por mi caso; lo último, en mayo de 2007 nace mi ultimo hijo en Celaya, pero mi dolor por la injusticia me gritaba denuevo y el 13 de octubre 2009 escribí una carta a la Corte de Apelaciones de Antofagasta donde pido ser escuchada, resultado a que el ministro en visita don Enrique Álvarez Giralt de esa localidad mandó pedir el archivo para estudiarlo y concluyó que el caso aún no está terminado, que faltan muchas personas por interrogar e investigar.
En noviembre de 2010, nuevamente empieza mi caso con ambigüedades y sin ninguna protección por parte de la justicia chilena; una vez hablé en mayo de este año con el fiscal Javier Fuentes quien lleva mi causa y aún no le he podido entender bien y cuando lo he llamado sobre el proceso, siempre me deja sin una conclusión sobre cómo va el proceso. Me estoy representando yo sola ante un gran gigante que me quiere aplastar… injustamente… Estoy muy cansada.
Conclusión de toda esta tragedia es que necesito ayuda para contactar un abogado penalista de Derechos Humanos y llegar a Chile y avanzar en mi caso y dejar un representante que siga mi juicio hasta presentarme nuevamente y ver que se hizo justicia ante esta desgracia.
Que nadie quiere hacerse cargo porque les pesa el ‘comunismo’, les han metido en la cabeza a todos que el ‘comunismo’ hay que silenciarlo, desprestigiándolo… Aquí para mí hay dos culpables, que son el Estado de Chile y el señor Jorge Roberto Cortés Jiménez, porque ninguno de los dos cumplió con la labor de cuidarme, protegerme, darme una familia, seguridad y bienestar que todo niño tiene derecho. Yo quiero saber ¿qué pasara con mi nombre legitimo?, ¿qué pasara con mi hermana desaparecida?, ¿qué pasara con todo lo que pasé? y ¿quién responderá a todo ese daño?, ¿quién me va ayudar? ¿Quiénes serán los responsables?, ¿donde están? ¿Por qué jamás después de perderme me buscaron; es que realmente hay un crimen más sobre los caídos del 73? Y así seguir pensando que muchos más por ser hijos o algún legado con los comunitas en este caso… que se actuó así, con cobardía, repudio y desamor!!!
Quiero respuestas y justificación porque así podré ver mi justicia, que todo ser humano desea y tiene por derecho nada más por ser humano.