Los hijos de Lizama y Naweltripay
links: http://medialsur.org/2011/12/los-hijos-de-lizama-y-naweltripay/
Daniel Melinao, vocero de los descendientes de los legendarios caciques de Malleco, desmitifica el concepto de “zona roja” y denuncia las consecuencias de los allanamientos ocurridos el último trimestre en el sector, en donde niños y mujeres han resultado con graves secuelas. Una crónica digna de Ercilla.
El cuadro de la abuela fue lo único que se salvó. Las puertas, paredes y ventanas de la vivienda no corrieron idéntica suerte. Fue durante los allanamientos de los días 2, 3 y 4 de noviembre, cuando un contingente del Gope de Carabineros allanó numerosas casas de la comunidad. Buscaban armas, como de costumbre. “Yo no estaba en la casa cuando ingresaron los pacos. Una vez terminado el allanamiento, fui a Pidima para ver que había ocurrido. Ahí me emboscaron, golpearon y me mantuvieron por cerca de una hora tendido en el suelo con una arma en la cabeza”.
Daniel Melinao, werken de la comunidad Wente Winkul Mapu, relata el acontecimiento como aquel poeta que declama frente a un auditorio. La violencia ya está institucionalizada y hay que aprender a vivir con ella. La presencia policial en la mal llamada “zona roja” del conflicto chileno-mapuche se yuxtapone a monocultivos de pinos y eucaliptos que transforman el Lof Chequenco en una zona más bien de tonalidades verdes. “Lo de zona roja solo busca estigmatizar nuestra justa lucha”, asegura Melinao.
Y es que en los últimos tres meses se ha realizado al menos 3 procedimientos policiales de magnitud, que han arrojado numerosos daños, tanto físicos como materiales. El 16 de agosto fueron allanadas 15 viviendas, acción que fue considerada por los comuneros como un verdadero asalto. Semanas más tarde, a inicios de noviembre, Nancy Calabrano recibió un disparo en su seno izquierdo. A la luz de los hechos se presentó una querella criminal, que a la postre Fiscalía decidió no perseverar.
Daniel Melinao, werken de la comunidad Wente Winkul Mapu, relata el acontecimiento como aquel poeta que declama frente a un auditorio. La violencia ya está institucionalizada y hay que aprender a vivir con ella. La presencia policial en la mal llamada “zona roja” del conflicto chileno-mapuche se yuxtapone a monocultivos de pinos y eucaliptos que transforman el Lof Chequenco en una zona más bien de tonalidades verdes. “Lo de zona roja solo busca estigmatizar nuestra justa lucha”, asegura Melinao.
Y es que en los últimos tres meses se ha realizado al menos 3 procedimientos policiales de magnitud, que han arrojado numerosos daños, tanto físicos como materiales. El 16 de agosto fueron allanadas 15 viviendas, acción que fue considerada por los comuneros como un verdadero asalto. Semanas más tarde, a inicios de noviembre, Nancy Calabrano recibió un disparo en su seno izquierdo. A la luz de los hechos se presentó una querella criminal, que a la postre Fiscalía decidió no perseverar.
Esto es parte del contexto y clima de violencia que se respira en la zona y que ha obligado a la comunidad a presentar un recurso de protección en la Corte de Apelaciones de Temuco para intentar frenar la represión. El tribunal de alzada temuquense acogió el recurso y, según desprende el fallo, ordena a Carabineros que: “en lo porvenir, deberá abstenerse de realizar actos de violencia contra mujeres y niños y de lanzar bombas lacrimógenas en los patios de las viviendas particulares de la comunidad indígena ya referida”.
De igual forma, la resolución de la Corte señala en su punto cuarto que “los actos precedentemente descritos devienen en ilegales, al trasgredir el artículo 3 de la Convensión sobre Derechos del Niños, que establece que las medidas que adopte toda autoridad debe tener una consideración primordial a que se atenderá será el interés superior del niño” y el artículo 6 del mismo instrumento internacional que garantiza “la supervivencia y desarrollo del niño”. Ver/Descargar Fallo
La acción judicial se sustenta en declaraciones efectuadas a Radio Bío Bío por el gobernador de la provincia de Malleco, José Flores, que reconoció la militarización de la zona. Una situación que hoy tiene a niños y niñas jugando con balas y lacrimógenas. Escenarios que son parte de la cotidianidad en la vida mapuche de Ercilla y que podrían inspirar un nuevo capítulo de La Araucana. “El estado sólo se preocupa de brindar protección a las forestales, pero nada hace en favor de los niños y mujeres que han resultado heridos en los últimos allanamientos”, se queja el dirigente.
¿Cómo es la cotidianidad, un día normal digamos, en las comunidades mapuche de Ercilla luego de los últimos sucesos de violencia ocurridos en la zona?
-Después de los últimos allanamientos y el constante asedio de carabineros, hoy día la gente se encuentra atemorizada debido a que carabineros recorre los caminos apuntando con sus armas. Cada vez que ven a alguien en el camino, creen que van ser atacados y eso lo utilizan para disparar. Eso es lo que está pasando. A los niños les está afectando psicológicamente, porque es común que se encuentren con carabineros cuando se dirigen a la escuela. Es más, son víctimas de insultos y gestos obscenos. Eso ha generado mucho temor en la comunidad.
Este clima tiene su origen en una reclamación territorial. ¿Cuántas son las hectáreas que ustedes reivindican y qué sustenta dicho reclamo?
-Sin duda que la represión se enmarca dentro del reclamo que nosotros estamos efectuando como comunidad. Una demanda de 2.500 hectáreas que hoy día están en manos de las forestales Mininco, Arauco y Cautín, además de Juan de Dios Fuentes. Nosotros reclamamos esos predios porque existen antecedentes orales y documentales que demuestran que esas tierras son mapuche, que pertenecieron a nuestros antepasados, y que hoy están ocupadas por las forestales. Nuestro reclamo es legítimo y eso es lo que genera los constantes allanamientos y la judicialización del conflicto. Hoy tenemos cerca de un 70 % de los integrantes de la comunidad condenados o imputados por la Fiscalía.
A eso se suma la pobreza existente en la comunidad
-Sí. La comunidad Wente Winkul Mapu se compone de 30 familias sin tierras. Tú te has dado cuenta de la pobreza que existe en el sector. Eso es responsabilidad de las forestales, el estado y el gobierno. Estamos reducidos, sin espacio para desenvolvernos como mapuche. No tenemos donde producir nuestros recursos. A eso hay que añadir la falta de agua. Las forestales han secado nuestros ríos, nuestros menocos, donde nuestras machis iban a buscar sus remedios.
¿Cuánto es el promedio de hectárea que posee cada familia?
-Media hectárea, aproximadamente. Ese es el espacio en el que yo vivo de allegado. Esa es la situación de muchos hermanos.
El gobierno habla mucho de los mapuche, pero vuestra comunidad es criminalizada constantemente. ¿Se sienten la “oveja negra” de la situación mapuche?
-Claramente el gobierno tiende a deslegitimar nuestra lucha. De que somos gente minoritaria, que nos dedicamos a hacer desórdenes y atentar contra sus intereses. Pero eso es parte de la política de desprestigio que busca criminalizarnos y desviarse del tema central que es la devolución de nuestras tierras. Nuestra bandera de dignidad es la que molesta. Nosotros decimos: sin tierra no somos mapuche.
¿Qué dice la Conadi al respecto?
-Nosotros hemos hecho todos los trámites legales. Sacamos la personalidad jurídica, estampamos nuestra demanda en la Conadi, pero llevamos 3 años esperando. El estado ha tenido oídos sordos a nuestra demanda y lo único que ha enviado es represión. Es más, nunca ha venido algún funcionario de la Conadi a la zona.
El Acuerdo de Ercilla
Los constantes episodios de violencia ocurridos en la zona no han dejado indiferente a algunas autoridades. Es el caso del diputado de la UDI Gonzalo Arenas que ha propuesto la materialización del Acuerdo de Ercilla con la finalidad de poner freno a la violencia. “Son sólo voces”, asegura Melinao.
¿Crees que este acuerdo puede entregar una salida al conflicto?
-Es una forma de tener presencia mediática, solamente. Al diputado Arenas no lo conocemos y tampoco lo queremos conocer. Él nunca ha venido para acá y desconoce nuestra realidad. Lo mismo que el senador Espina.
¿Esa lógica autonomista no crees tú que aumenta la represión?
-Claro. La razón es porque nosotros, pese a los pequeños espacios territoriales, trabajamos de manera autónoma y eso preocupa de sobremanera a las autoridades, porque no estamos pendientes de recibir alguna ayuda de ellos. Nosotros producimos nuestros propios recursos y eso ha generado, por ejemplo, que nos hayan incautado 4 camionetas. El tema principal es que somos capaces de sobrevivir de manera independiente, sin sus proyectos. Nuestros esfuerzos apuntan a recuperar la tierra.
¿Crees que el cambio de gobernador (José Flores por Jorge Ratgheb) agudizó la represión en la zona?
-Está claro que el gobernador está siendo manipulado por los poderes fácticos de la región. Se ha intentado a toda costa señalar que aquí tenemos armas, pero queda claro que son ellos, los carabineros, los que llegan con armamento. Nosotros nunca hemos tenido armas.
¿Han recibido amenazas de grupos paramilitares?
-Sí. Los propios carabineros me han enviado mensajes de que algo me va a pasar. Gente de confianza me lo ha hecho saber. El propio subsecretario (Rodrigo) Ubilla ha dicho que están preparando algún procedimiento, lo que nos obliga a estar muy atentos.
Descrito el escenario ¿cómo se soluciona el conflicto, entonces?
-La solución está en la devolución del territorio. La demanda de la comunidad Wente Winkul Mapu es de 2.500 hectáreas. Tenemos documentos, títulos de merced de por medios, que acreditan que esas tierras son nuestras. Tierras ocupadas años atrás por los caciques Lizama y Naweltripay, nuestros ancestros.