Tal y como lo expusimos en nuestro Pulso anterior.
La propuesta de los “expertos en fregarnos” y de los sindicalistas al servicio del capital comienza a tomar cuerpo.
“En el marco de la reforma laboral que el Gobierno espera presentar en el mes de marzo, se dio a conocer su propuesta de crear un sistema alternativo para las indemnizaciones laborales. De
acuerdo a lo informado por El Mercurio, la alternativa que evalúa el Ejecutivo consiste en que el
empleado reciba medio sueldo por cada año de servicio, con un tope de 11 años, cambiando el modelo actual que es de un mes por cada año con igual tope de tiempo.
El sistema considera que el pago de indemnización se realice en todo evento, es decir, sea por caso de renuncia o despido, y aún cuando el empleado haya trabajado en un periodo
inferior a un año en la empresa.
La medida, que se aplicaría voluntariamente a contratos nuevos, “pretende que el trabajador tenga la opción de indemnización a todo evento, pero por la mitad de eso, medio mes al año”,
según explicó el economista Joseph Ramos, miembro del comité que dio forma a la propuesta”.
CNN CHILE – 12 -2 -2019
Son los primeros
pasos con que los detentadores del poder pretenden eliminar un nuevo
derecho histórico, fruto de largas luchas del movimiento sindical
chileno y que hasta 1973 no tuviera tope en cuanto al
máximo de años de servicio a ser recompensados.
Y es que este es el punto central de la discusión.
El pago
de indemnización es de alguna manera la compensación que debe pagar el
patrón a aquel a quien por tantos años de trabajo tuvo a su servicio y
que con su trabajo generó muchas más ganancias que el equivalente
a un mes por año de servicios.
No se trata de
un “favor” al trabajador, es una retribución mínima a quien dio parte
importante de su vida con un objetivo único. Generar enormes utilidades
de las que solo se apropia el dueño de la empresa.
Esta acción expropiatoria del capital no es nueva.
Es la contraofensiva
de los poderosos y se da a nivel mundial. Es la reacción de quienes
hartos de ser golpeados con leyes que otorgaban algunos derechos a sus
trabajadores, cerraron el puño e impusieron gobiernos
cuyo objetivo era minimizar los derechos laborales y profundizar las
libertades para que el capital actuara con total impunidad.
Cuando no pudieron
engañar con su discurso, contaron con militares para hacer el trabajo
sucio. Con la falsa muletilla de la modernización hicieron trizas las
normas regulatorias que tanto sacrificios costó
a miles de trabajadores en el mundo entero.
Así recuperaron sus granjerías e instalaron el miedo como instrumento principal de dominación.
Cuando producto de la
lucha popular se fueron abriendo nuevos espacios democráticos, muchos
de los que tuvieron la vocería de millones de descontentos, se
entregaron a los designios del capital y abandonaron
las promesas de cambio y recuperación de derechos, o bien guardaron
descarado silencio y las promesas de lucha las canjearon por espacios en
parlamentos, que solo siguen sirviendo el mandato de los poderosos.
Este es el duro escenario que nos toca enfrentar como trabajadores en el siglo XXI.
Fue a finales del
siglo pasado cuando tomó forma el proyecto que culminaría en el Seguro
de Cesantía. Muy pocos llamaron la atención en lo que se venía a futuro.
La propuesta no
dejaba de ser interesante (sobre todo para quienes solo piensan en su
bolsillo) ya que se trataba de cotizar en un sistema que entregaría a
los trabajadores dineros frescos para cuando cesaran
sus labores en una empresa cualquiera.
Solo había que
aportar un 0,6% de la remuneración, lo demás lo ponían los patrones.
Mal negocio resulto para los trabajadores, pero estos no contaron con un
instrumento de organización que mirara un poquito
más allá de sus narices.
Poco importa si en
estos más de 15 años de vigencia del Seguro aumentaron las renuncias
voluntarias e incluso la aplicación de algunos números del artículo 160
del Código del Trabajo, a fin de cuentas el trabajador
ahora cuenta con su platita del seguro de cesantía. Así vendieron su
engendro el gobierno y el sindicalismo oficialista.
De lo que no se
quisieron dar cuenta la mayoría de quienes lo avalaron (salvo la COTIACH
que expuso su oposición al interior de la CUT, cuestión que a
posterior provocó su desafiliación de esta entidad) es
que las indemnizaciones por año de servicio disminuirían en
aproximadamente un 20%, debido a que los patrones adquirieron la
facultad de descontar de dicha indemnización (que solo se paga por
necesidades de la empresa) su aporte al Seguro.
En concreto, a los
patrones les sale gratis el Seguro de Cesantía y con toda seguridad
recibirán condiciones similares para esquilmar su indemnización a
millones de trabajadores, que seguirán creyendo que todo
su problema se circunscribe a recibir algunas monedas más, luego de las
maniobras del capital.
El golpe final que se prepara tiene entonces la misma génesis que implicó el término del subsidio de cesantía.
Se creará un sistema
nuevo de indemnización, que probablemente termine siendo obligatorio
para quienes se contratan por primera vez y voluntario para aquellos que
tienen contrato vigente.
Que no se diga después que no lo advertimos
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El 12 de Febrero se
cumplió un año más desde la fundación de la Central Unica de
Trabajadores en 1953 y de la constitución del CIUS en año 2015.
Ambas instancias sindicales fijan como cuestión primaria y fundamental la preocupación por los derechos de la clase trabajadora.
Ambas, pese a la
diferencia en tiempo desde que se constituyen tienen claro que el gran
enemigo de los trabajadores es el capital y que su primario objetivo es
la educación de la clase y su preparación para
construir organizaciones poderosas que les permitan desarrollar una
lucha que vaya entregando victorias, las que al sumarse lleven a la
construcción de una sociedad más digna y justa.
La CUT fue
traicionada desde adentro. Entregó su gestión a la decisión de diversas
fuerzas políticas que se repartieron responsabilidades y cargos, siendo
incapaces de mantener la autonomía e independencia
necesarias para no caer en el abandono de las demandas de la clase
trabajadora.
El CIUS es el
resultado de diversos ejercicios de unidad y se puso como objetivo único
aglutinar en su seno a todas aquellas organizaciones que siguen
convencidas que más allá de los avances de todo tipo de
los que se puede jactar la humanidad, la explotación sigue siendo
inmisericorde con los que menos tienen por lo que estos tienen el deber
de rebelarse contra el sistema que los oprime.
La CUT actual es un pobre remedo del instrumento de clase de los trabajadores chilenos del siglo XX.
El CIUS es la base de la Central Clasista de Trabajadores y Trabajadoras.
Los trabajadores no
deben perderse cuando deben decidir sumarse a la organización que les
represente, al instrumento que no renuncie ni mediatice sus
aspiraciones.
El trabajo será largo y duro. Pero la victoria será nuestra. No hay dudas de ello.
MANUEL AHUMADA LILLO
Secretario de la CGT CHILE
Presidente de la Central Clasista de Trabajadores y Trabajadoras