Apenas
2 semanas quedan para la entrada en vigencia de la ley 20.940, que trae
una serie de ajustes a la legislación laboral, principalmente en el
área de la negociación colectiva.
Hemos
enviado un Pulso Sindical Extra (el N° 25) a todos los dirigentes
sindicales y organizaciones con las que tenemos contacto o de quienes
conocemos su dirección postal, sin embargo de muy pocas hemos tenido
siquiera un acuso de recibo.
No
es que busquemos que todo el mundo aplauda o difunda lo que estamos
enviando, pero con cada conversación en la calle, con cada reunión que
se sostiene con dirigentes de sindicatos, queda a la vista la enorme
carencia de antecedentes sobre este tema.
Tal
situación es una más de las señales que dan cuenta de la crisis por la
que pasa el movimiento sindical – crisis que está en su momento más
álgido – y por lo mismo queda claro porque el gobierno y sus
parlamentarios en alianza con la oficialista CUT, instalaron este cuerpo
legal que hará aún más difícil la organización sindical y la
negociación colectiva a varios millones de trabajadores.
Se
aprovecharon de la desidia de trabajadores y dirigentes. Utilizaron
para sus fines, la despreocupación e indiferencia que el actuar del
gobierno y el parlamento provocan en la ciudadanía.
Y
aquí estamos, con una nueva ley que más que ayudar complica y más
encima, en algo que parece una broma cruel, con una diputada proponiendo
una jornada de 40 horas por semana, pero que no se atreve a reivindicar
las 8 horas de trabajo continuas (y no debe estar de acuerdo en que se
apliquen, toda vez que ella y su bancada aprobaron la nueva ley que
establece las condiciones especiales de trabajo, o sea jornadas sobre
las 8 horas continuas).
El
sindicalismo oficialista está en severos problemas y algunos comienzan a
tomar distancia de su accionar, aunque la verdad sea dicha esta toma de
distancia es demasiado a destiempo y más parece una pobre acción de
propaganda, que la decisión pensada y planificada por una organización
que está harta de que la máxima instancia en la que participa siga dando
palos de ciego.
Porque
es válido preguntar ¿alguien podría creer que recién ahora,
organizaciones como el Colegio de Profesores y la Confusam se dieron
cuenta de que las cosas están mal en la CUT? Por favor, no pueden
actuar pensando que quienes les miran son tarados o no saben dónde
están parados.
Colegio,
Confusam y otras que anuncian congelamiento (que no desafiliación)
conocen perfectamente cómo se resuelven las cosas en la Central. Sus
propios dirigentes llegaron a cargos de dirección nacional previa
decisión del equipo político sindical al que los dirigentes obedecen.
Solamente
el desprestigio de la política ha provocado que en los últimos años se
expresen opiniones que reflejan autonomía y que, en algunos casos, le
han doblado la mano al aparato. Pero no nos engañemos, son los aparatos
políticos dentro del sindicalismo los que resuelven que se hace y que
no.
En
la CUT muy pocas organizaciones pagan regularmente (todos los meses)
cotización por el número de trabajadores que tienen y menos son aquellas
que alguna vez hicieron observaciones al informe de la comisión
revisora de cuentas (que seguramente no ha sido regular) o expusieron
abiertamente su disconformidad con aquello que salía del gobierno y que
no era de gran beneficio para los asalariados.
Nuestra
organización participo de este proceso inmoral y en más de una ocasión
aceptó sin chistar las órdenes de partido. Facilitamos cheques para
pagar cuotas de otras organizaciones y fuimos testigos de los “acuerdos”
para que solo se pagaran algunos meses y se pudiera votar. Cuál es la
diferencia entonces?, que tuvimos las agallas para mandar al diablo las
órdenes del partido y decidimos hacer sindicalismo con y para los
trabajadores.,
TODAS
las organizaciones de la CUT saben esto, porque TODAS (o al menos la
inmensa mayoría) son parte de acuerdos de todo tipo para el desarrollo
de la acción sindical y la realización de los procesos electorales, y
las que no participan de la discusión del acuerdo aceptan sin chistar lo
que se les indica.
Lo único que está claro es que los trabajadores no tienen NINGUNA participación en este pobre show.
Por
eso la decisión de la Dirección del Trabajo de informar la
falsificación de certificados en el último proceso electoral de la
Central oficialista, es simplemente la guinda de la torta.
No
es que sea algo anormal, toda vez que se hace desde siempre, es solo
que en esta ocasión la anormalidad fue tan evidente, que todos
comenzaron a desmarcarse de los hechos tratando de que la cuenta la
pagaran unos pocos.
Cuando
comenzamos la preparación de este Pulso, el diario La Tercera da cuenta
de la decisión de alejarse de la Central, de uno de los tipos más
oscuros que haya pasado por el movimiento sindical.
El
mismo que montó cuanta maquina pudo para mantener sus cuotas de poder,
ahora aboga por elecciones universales y se permite incluso mencionar a
quien podría ocupar la presidencia de la CUT, clara demostración de que
podría estar dispuesto a alejarse de la primera línea, pero que pretende
seguir manipulando desde otro espacio.
Seamos
claros. Por acción o por omisión la CUT ha validado por años el actuar
del gobierno respecto de las leyes que afectan a los trabajadores. No
tuvo, no tiene ni tendrá independencia y autonomía para oponerse con
fuerzas a aquellas leyes que lesionan a los trabajadores en su
organización y en la negociación colectiva.
Así
es que no vengan ahora algunos a mostrarse como blancas palomas. Los
que han aprovechado los beneficios que entrega estar cerca del poder
deben dar un paso al costado y las organizaciones tienen que hacer una
profunda discusión respecto de si es esto lo que quieren para el
movimiento de los trabajadores, o lisa y llanamente se ponen de pie y
comienza a trabajar de verdad para apoyar a los no organizados y
levantar así un movimiento sindical que luche de verdad por lo que los
trabajadores quieren.
El asunto ya no es solo elecciones universales y cotizaciones regulares.
La cuestión más importante es la ubicación que va a tomar la organización en esta pelea entre capital y trabajo.
No
hay diálogos ni acuerdos que se puedan estar tomando con los
detentadores del poder político, mientras los trabajadores pierden por
la vía de la ley, incluso la posibilidad de trabajar 8 horas diarias
continuas y carecen de derechos tan mínimos como el pago de locomoción y
alimentación por día trabajado.
Si
a eso le incorporan la urgente exigencia de una pensión mínima igual a
un ingreso mínimo, el derecho a sala cuna sin mínimo de trabajadoras por
empresa, está más que claro cuál es el programa de gobierno mínimo que
los trabajadores podrían estar dispuestos a apoyar en la próxima
contienda electoral. Lo demás es puro cuento.
Tenemos un problema en el movimiento de los trabajadores que no se ha resuelto.
Los que han actuado mal, lo han podido hacer porque nadie les paró el carro.
Nosotros
desde la entonces COTIACH y hoy CGT lo hicimos, expusimos los problemas
y dudas al interior de la CUT y también hicimos propuestas.
Es
bueno recordar que nuestra organización propuso un voto para que se
eligiera a los dirigentes de la CUT por votación universal, voto que fue
aprobado el primer día y que, previo acuerdo PC- Concertación, fue
anulado al día siguiente. También nos opusimos a que se descontara de
los finiquitos el aporte del patrón en el seguro de Cesantía y
participamos de las elecciones en lista independiente y pese a quedar
dentro de las primeras 30 mayorías, no pudimos acceder a la directiva
CUT por la particular forma de repartirse el poder entre bloques, así es
que por favor no nos descalifiquen sin argumentos.
Peleamos
hasta el final por la unidad asumiendo las diferencias, cuando nos
dimos cuenta que ese es solo un discurso para la galería de los que se
hicieron del poder y no quieren soltarlo, resolvimos iniciar el camino
propio. Y en eso estamos.
Por
eso creemos que el problema radica en que parte de la dirección
sindical perdió el norte. Ellos no sienten que los trabajadores son una
clase, que deben luchar contra los que los abusan y que esta lucha es
sin concesiones.
De
verdad sería lindo volver a una Central Única de Trabajadores, pero eso
es muy difícil sino imposible de alcanzar. Las razones están más que
expuestas.
MANUEL AHUMADA LILLO
Presidente C.G.T. CHILE