LAS LECCIONES QUE NOS DEJA LA EXPLOSION SOCIAL DE OCTUBRE
Cuando la rabia acumulada explosionó, todo un pueblo se lanzó a la calle y aún sigue allí.
Nuevamente,
al igual que el 2006 y el 2011, los estudiantes encendieron la mecha y
una población hastiada finalmente salió de su letargo y se puso de pie.
Y a casi un mes del estallido no ha parado de expresarse en todas las formas posibles.
Nuestra
CGT, escuchando las orientaciones de la Central Clasista, llamó desde
el primer día a los trabajadores a actuar en conciencia, invitándoles a
manifestar en sus barrios
y participar de todas las acciones en desarrollo, llegando a la
paralización de labores en donde estuvieran en condiciones de hacerlo
Pusimos
especial énfasis en la necesidad de romper el miedo en los lugares de
trabajo, realizando asambleas, tranquilizando a quienes estaban
preocupados de sanciones cuando
por cuestiones de cualquier tipo llegaban atrasados o no podían llegar a
sus turnos.
El
balance hasta ahora es bastante positivo, pues han sido miles quienes
saliendo de sus turnos se han plegado a las marchas que se realizan sin
pausas en ciudades y pueblos
de nuestro Chile. De la misma manera son cientos quienes nos ayudan en
la distribución de propaganda en las calles y a la salida de algunas
empresas.
En
muchas empresas los trabajadores no han concurrido a sus turnos o han
exigido condiciones de traslado y seguridad para cumplir sus labores.
Nadie se ha quedado sin dar
su opinión y aunque aún nos falta para responder en forma óptima a los
llamados de nuestra Central, los pasos dados dejan ver como los
trabajadores desarrollan su conciencia de clase.
No
se han descuidado las asambleas regulares como tampoco las
negociaciones colectivas, fortaleciendo las asesorías y la presencia de
dirigentes nacionales y de base en él
proceso, lográndose varios acuerdos sin llegar a la huelga, además de
contactos diversos con sindicatos no afiliados.
En
momentos de presión patronal por congelar y disminuir beneficios, es
destacable el promedio de 5% de reajuste real más otros beneficios
directos, logrados por los sindicatos
de DICOTEX y EMPACK en la Región Metropolitana, así como el aumento de $
20.000 a los sueldos bases más otros beneficios lo grado por los
compañeros y compañeras de la empresa CAL AUSTRAL en Dalcahue X Región.
Como
organización sindical siempre hemos puesto énfasis en la necesidad de
educar a los trabajadores, pues en la medida en que ellos asuman
conscientemente su condición de
miembros de la clase trabajadora, harán propia la exigencia de
construir organización, presentar pliegos de peticiones y luchar por lo
que saben que merecen.
La
lección que nos deja nuestra “Revolución de Octubre" es que a la
demanda justa de la masa movilizada, debemos incorporar organización
acerada, para así sostener con fuerza
los logros que se vayan obteniendo y que son producto de las luchas
organizadas.
Como
en otros octubres que el mundo recuerda, solo la unidad y la
organización, además de la convicción de victoria, logran darle vuelta
el tablero a los opresores que,
en su desesperación, dejaran caer algunas migajas esperando que las
tomemos y detengamos nuestro camino.
LA DESESPERACIÓN DE LA CLASE EN EL PODER Y LA CONSTITUCION
Por
años reclamamos mejoras profundas en las leyes laborales así como en
salud, vivienda, y educación, entre otras justas demandas. Que recibimos
a cambio? Generalmente nos
ignoraron y nos dieron de palos y balazos.
Cuando
la desesperación era tan grande que seguía expresándose a pesar de la
sangre derramada, los dueños del poder se comprometían a buscar
soluciones, se manifestaban conscientes
de la “cuestión social” y se juramentaban a mejorar las cosas dictando
leyes, que aunque dictadas de poco sirvieron.
Así
ha sido durante más de un siglo y lo único que ha cambiado hasta ahora
es el ropaje del represor y los instrumentos con los que castigan a
quienes no aceptan sus designios.
Debemos estar muy claros de esto para saber por dónde seguimos caminando.
Nuestras demandas son profundas pues apuntan a un cambio en la sociedad.
No
queremos seguir siendo maltratados y para ello debemos dar la pelea por
quitarle al capital sus prebendas y desde allí avanzar hasta
neutralizarlo completamente.
La
actual rebelión social muestra a los poderosos un pueblo decidido, no
dispuesto a entregar la calle si no se satisfacen sus demandas mínimas y
entonces entran en desesperación,
castigando con mayor saña.
Han
hablado de la pérdida de miles de empleos y del daño que hacen las
protestas a la economía del país y sin embargo anularon la última alza
del Metro y la locomoción publica,
hace un mes que no suben la bencina y están entregando migajitas
aumentando el ingreso mínimo y las pensiones asistenciales, incluso
dejaron pasar hasta ahora la rebaja de la jornada de trabajo a 40 horas,
todo con el objetivo de desmovilizar a los alzados.
Y como los rebeldes no ceden hacen su jugada maestra, que pese a ser de manual no deja de encontrar incautos que caen en ella.
Se
crea un ambiente de caos, violencia y terrorismo, se habla de movidas
de los milicos y de la conculcación de algunos derechos si siguen las
protestas, para terminar llamando
a la paz. Desesperadamente llaman e invocan la paz los mismos que la
alteran y la destruyen en el día a día.
Los
medios de comunicación juegan su rol gustosos. Visitan las zonas de
conflicto y van a los barrios - los mismos que han ignorado por décadas
- entrevistan a algún lesionado
o familiar de ellos, presentan declaraciones lacrimosas de gente
modesta ignorando conscientemente, a los millones de modestos que si
protestan y quieren cambios de fondo.
Políticos
de distinto cuño se muestran de acuerdo con las demandas de la
población (los mismos que las ignoraron hasta en la discusión de la ley
sobre las 40 horas) pero
rechazan el uso de la violencia (no todos son enérgicos con la
violencia policial que es el detonante de la respuesta popular), hasta
que se reúnen todos en una maratónica jornada para concluir en un
acuerdo ¡¡¡sobre el que jamás consultaron al pueblo!!!.
El
12 de noviembre, la mayoría de los que han inclinado - nuevamente - su
espalda ante el poder del capital y sus representantes habían suscrito
un acuerdo en el que proponían
para salir de la crisis 3 puntos irrenunciables: Plebiscito, Asamblea
Constituyente, Nueva Constitución. No le preguntaron a nadie pues ellos
dicen ser los representantes del pueblo y 2 DIAS DESPUES reniegan de lo
que primero habían acordado y llegan a acuerdos
con los mismos que son los primeros responsables del casos social que
están todos lamentando.
Además
de los Comunistas, también los Humanistas y los Regionalistas Verdes
(los tres con representación parlamentaria) aparecen rechazando este
acuerdo y al menos podrán
mirar de frente al pueblo cuando éste le pase la cuenta a todos los
que, en su nombre, le han traicionado. Aunque seamos claro, algunos de
estos partidos dieron sus votos para aprobar leyes laborales que de poco
o nada han servido a la lucha popular.
Una
nueva Constitución es una demanda de años y será fruto de una Asamblea
Constituyente, este ultimo instrumento que ha sido desechado por los
mismos que lo reivindicaron
un par de días antes.
Y sin embargo, debemos tener claro que nuestra lucha no se ha perdido.
Con
la Constitución pinochetista demandamos derecho a sindicalización y
negociación colectiva. Con esta Constitución hemos avanzado en evitar el
descuento del aporte patronal
al Seguro de Cesantía cuando despide por necesidades de la empresa y
con ésta hemos salido a la calle para exigir que las y los trabajadores
sean dignificados.
Para luchar por lo nuestro no necesitamos de una Constitución fraguada a espaldas del pueblo ni de parlamentos afines al poder.
Necesitamos de organización y trabajamos para acrecentarla.
LA REPRESION NO PARARA
Cuando
se les fue de las manos la movilización ciudadana, sacaron a la calle a
las fuerzas armadas. Golpearon sin asco y mataron, violaron todos los
derechos de los ciudadanos
y fue de tal magnitud su crudeza, que hasta los medios de comunicación,
serviles hasta el hartazgo, debieron dar cuenta de algo demasiado
evidente e imposible de ocultar.
Las
Fuerzas Armadas y Carabineros salieron a la calle a matar y cumplieron
con lo que se les encomendó. Sembrar el caos, infundir miedo y terror en
la población, exponer
su poderío para que quede claro quiénes son los que mandan. Ellos gozan
de inmunidad. Cumpliendo las ordenes que les da el capital no serán
castigados y lo grafican muy bien en su actuar, altanero, prepotente y
grosero.
Los
militares estuvieron un par de semanas. Fueron denunciados de palabra y
con imágenes por su actuar violento y atentatorio contra los derechos
humanos y hasta ahora, salvo
en un caso suficientemente silenciado, no han recibido sanción, salvo
aquella que pudo disponer el mando, que son en definitiva las jefaturas
que envían a reprimir y matar.
Ellos
ya actuaron en Santa María de Iquique, Marusia, Jose Maria Caro y en
muchos otros lugares donde los obreros demandaron respuestas a sus
demandas. Y su actuar fue a
sangre y fuego. ¿Porque tendría que ser distinto ahora?, ellos cumplen
las ordenes que les da el capital y seguirán haciéndolo cada vez que
éste se sienta tocado en sus jugosas ganancias.
El director general de carabineros lo dijo hace unos días. “No voy a dar de baja a nadie, ni aunque me obliguen”, expresando “gratitud por todo lo que están haciendo,
somos parte de la solución y lo estamos haciendo bien pues el orden y la seguridad se deben imponer”.
Claro y concreto y por esto los felicita el gobierno y todos los servidores del capital.
Bueno,
que les quede claro que la lucha popular no parará y la creatividad se
irá acrecentando para dar con elementos de protección que aminoren el
daño que están causando
con sus gases, balines y perdigones.
La violencia no la pone el pueblo y éste tiene el legítimo derecho a defenderse.
La Lucha sigue.
MANUEL AHUMADA LILLO
PRESIDENTE CENTRAL CLASISTA DE TRABAJADORES Y TRABAJADORAS
SECRETARIO C.G.T CHILE