UN HOMENAJE PREMONITORIO
El
6 de Octubre estuvimos, como cada año, junto a los familiares de las
víctimas de Chena. 101 compatriotas perdieron la vida en ese campo de
prisioneros y a 46 años de aquello
no les olvidamos ni les olvidaremos.
Cuando
hicimos uso de la palabra dijimos que el facismo seguía vivo y activo y
llamamos a desarrollar organización y que el pueblo debía alzarse
contra tanto abuso y no solo eso.
También llamamos a estar preparados por si los bellacos sacaban los
milicos a la calle de nuevo y buscaban anularnos.
Mismo mensaje reiteramos en la romería nocturna del 7 de octubre realizada por la Central Clasista en el Cementerio General.
Y
aquí estamos. Desde el 14 de octubre el pueblo dijo basta y se expresó
en la calle. Como en ocasiones anteriores fueron los estudiantes quienes
dieron el vamos saltando los torniquetes
del Metro, invitando a todos a EVADIR el pago del trasporte público
ante la nueva alza que se nos vino encima, sumada al aumento en casi un
10% del costo de la luz, la carencia de agua en distintos lugares del
país, la reajustabilidad periódica del impuesto
por transitar por las autopistas y el robo de las AFP que siguen
pagando pensiones de hambre, entre otras justas demandas populares.
Y desde ese día del inicio de la evasión hasta ahora, se vive en otro país.
Un
país que despierta del letargo y la sumisión, para levantarse al calor
de monumentales marchas, barricada, caceroleos y paralización de labores
en diversos sectores económicos.
Por
años escuchamos de los distintos sectores políticos, que se han
repartido los periodos de gobierno, que hacían lo máximo cada vez que
presentaban el presupuesto de la nación.
No había como responder a las peticiones de la sociedad.
Pero
la movilización decidida, sin temor, de millones y millones de
compatriotas, los obligó a “romper el chanchito” y aparecieron aumentos
impensados a las pensiones en algunos
tramos, propuestas para regular el valor de los remedios y hasta un
subsidio que pagará el Estado, para que el ingreso mínimo se pegue uno
de los más grandes saltos de los últimos años.
Incluso
han dicho que presentaran propuestas para rebajar las dietas y sueldo
de las elites y que pondrán un límite a la reelección de los
parlamentarios. No es de extrañar que
de continuar a pie firme la protesta, se anuncie una ley para una
jornada de 40 horas semanales y vaya a saber que otra cosita más, a ver
si logran aplacar la movilización.
Ahí
quedaron los acuerdos de la DC con el gobierno para sacar adelante su
reforma tributaria. Por allá saltaron las cocinas y los acuerdos entre
gallos y medianoche.
Pero
debemos seguir trabajando para reventar las leyes que establecen los
servicios mínimos y la adaptabilidad laboral en la negociación
colectiva, heredadas del gobierno de la
Nueva Mayoría, así como sacar todas aquellas normas que imposibilitan
la organización sindical y la negociación colectiva, frutos de los
gobiernos desde 1990 y hasta la fecha.
Y
es que junto con tener en la memoria a los que cayeron y reiterar el
compromiso de seguir en la lucha con las banderas que ellos enarbolaron,
no podemos ni debemos olvidar a
los traidores que posibilitaron todo el estado actual de cosas y que
hoy pretenden erigirse en voceros de un pueblo hastiado.
Que se vayan todos es la demanda popular y la hacemos nuestra.
NADA SI ESTAN LOS MILICOS EN LA CALLE
El reventón generado por la evasión ha llevado a gobierno y oposición a acusarse mutuamente de no haber escuchado al pueblo.
El
gobierno inició su ofensiva comunicacional diciendo que lo sucedido es
fruto de una conspiración muy bien orquestada, que cuenta con
financiamiento y conducción, que la inteligencia
ya dispone de algunas patentes de vehículos y que los violentistas y
delincuentes obedecen órdenes claras y precisas. El objetivo es generar
el caos y validar la represión. Hasta la esposa aparece culpando a
extranjeros o fuerzas alienígenas y solo les falta
hacer responsable de lo que se está viviendo al Estado Islámico o a Al
Qaeda.
En
la oposición hay variados ingredientes para el coctel pero todos apoyan
las demandas populares aunque – uniéndose a la voz del gobierno -
condenan con energía la violencia.
¿Todos
apoyan a los que reclaman cambios? Pero si son los mismos que han
minimizado desde hace 30 años nuestras aspiraciones, ignorando incluso
muchas de ellas, calificándolas
de inviables y aprobando porquerías previos acuerdos con la derecha.
La
oposición tiene en este momento 2 caras o posiciones. Una, la que se
sentó ayer a conversar con Piñera y le hizo una serie de propuestas que
permitan poner fin a la crisis.
Se ignora como ellos contactaron a los millones de movilizados y
prepararon la propuesta presentada al gobierno, aunque Heraldo Muñoz
insistió hasta el hartazgo en que previamente se habían reunido con
organizaciones en la sede de la CUT.
La otra posición o cara de la oposición, se muestra un poco más dura.
No
fue a la reunión con Piñera y ha expuesto una batería de demandas que
se supone cuentan con el aval de partidos políticos, algunos movimientos
sociales además de organizaciones
sindicales. Aquí nuestra reflexión es similar: ¿Cómo y cuándo estas
organizaciones analizaron, discutieron y concluyeron en estas propuestas
que se han hecho públicas?
Tanto
los que fueron a la reunión con el nuevo dictador como los que no
fueron, han expuesto como condición para avanzar en el proceso de
conversaciones el retorno de los milicos
a sus cuarteles – unos con más fuerza que otros - más un variopinto de
exigencias que, dicha sea la verdad, tienen más de titulares para la
prensa que de demandas concretas que apunten a poner fin a la
desigualdad.
Si hasta parecen ignorar lo obvio.
La
salida de los milicos a la calle no es más que la utilización de normas
legales acordadas y establecidas en la Constitución - que tiene la
rúbrica de Ricardo Lagos - lo que
viene a poner en el tapete la demanda levantada desde hace muchos años y
hasta ahora ignorada POR LOS MISMOS QUE AHORA ESTAN DEMANDANDO ACCIONES
AL GOBIERNO (salvo honrosas excepciones).
Seamos
claros, si no se convoca a una Asamblea Constituyente para generar una
nueva Constitución, volveremos a vivir episodios como estos, en los que
cada vez que el poder civil
y económico se siente presionados, se firma un decreto y saca a las
calle a las FFAA.
Los
muertos y heridos en estos días son responsabilidad del gobierno, pues
los uniformados y carabineros en las calles están cumpliendo las órdenes
del mando.
Que nadie se mueva a engaño.
Más
allá del resultado final de este levantamiento popular las cosas pueden
volver a los cauces establecidos por los detentadores del poder si el
pueblo le entrega su representación
a los mismos que poco o nada han hecho por él desde la salida del
dictador en 1990.
O se van todos o la lucha debe continuar sin vacilaciones.
EL ROL DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
Las primeas
horas de este 23 de Octubre muestran claramente cuál será la posición
que desde ahora asumirán los medios de comunicación en la guerra de
Piñera.
Desde el
inicio de la rebelión popular los medios jugaron el rol que el gobierno
quería, para asegurar su discurso de guerra, violentismo y delincuencia.
En una acción coordinada todos los medios apuntaron
a dar cobertura a los saqueos e incendios, buscando mostrar a la
ciudadanía que el objetivo de la movilización popular no es otro que
generar caos y anarquía, llegando al extremo de querer poner a la
población unos contra otros, difundiendo rumores de ataques
y saqueos en los barrios, que hasta ahora no se han concretado
simplemente porque son falsos.
Por el
contrario, desde la mañana de hoy y post discurso de Piñera, los canales
se han llenado de analistas y políticos (más los inútiles de siempre)
analizando las propuestas presentadas que, vale la
pena reiterarlo, ni se acercan a lo que el grueso de los chilenos
anhela. Poco o nada dicen y menos profundizan respecto de la fuerza
desmedida, el actuar criminal de los uniformados que disparan a diestra y
siniestra haya o no toque de queda. Majaderamente
insisten en el discurso de que las manifestaciones se inician
pacíficamente y serían responsabilidad de los mismos manifestantes los
hechos posteriores.
Quienes hemos
estado en la calle tenemos muy claro que los encontrones entre
manifestantes y uniformados son generados por la provocación de las mal
llamadas fuerzas de orden, quienes apoyadas por el
actuar de los mismos infiltrados encapuchados que actuaron antes en
cada movilización popular - graficados hasta el hartazgo en los hechos
del Primero de Mayo y la marcha de los derechos humanos en setiembre
recién pasado - arremeten contra los manifestantes,
disparan a mansalva, golpean con sus bastones y en definitiva, generan
la estela de muertos y heridos sobre la que los medios no se han
expresado con objetividad.
Pese a todo lo
anterior, cada vez que las personas son entrevistadas validan la
protesta popular, demandan la renuncia de Piñera y llaman a que se
eviten los saqueos y el vandalismo al que no podemos
menos que condenar, insistiendo además en la validez de las propuestas.
Nuestra
protesta es clara y concreta, pero ninguno de los que demandan el cambio
social actúa ni actuará al lado del lumpen y los delincuentes que
pretenden distorsionar y desnaturalizar la protesta.
¿De dónde
vienen estos que actúan con tanto desparpajo y ante los propios ojos de
la policía, saqueando y destruyendo? Decenas de imágenes dan cuenta de
vehículos policiales metiendo cosas en su interior,
haciendo vista gorda a lo que pasa ante sus ojos e incluso
uniformados invitando a llevarse cosas de un lugar pero sin quemar las
instalaciones.
Los medios de
comunicación recibieron las denuncias, exhibieron incluso algunas
imágenes, pero no han tenido el coraje para hacer investigación seria y
objetiva, han quitado las muestras de la brutalidad
que se cuelan de la censura, pero insisten majaderamente en mostrar
lugares saqueados.
En este minuto
- 23 de octubre a las 14.00 - todos están validando las posiciones de
algunos ministros que, abrumados por las evidencias que siempre
estuvieron a disposición, reconocen violaciones a
los derechos humanos así como los asesinatos, pero ni estos ministros
ni los medios reconocen y denuncian la brutalidad policial.
Hace muchos
años que los medios de comunicación están al debe, sirviendo sin pudor
las orientaciones de los detentadores del poder y eso les será cobrado a
su tiempo.
LA LUCHA DE LOS TRABAJADORES
Claramente el
movimiento sindical estaba al debe, aunque es justo decir que desde el
inicio de la jornada de evasión y empujados por el ímpetu de los
estudiantes comienza a desarrollar acciones en los
lugares de trabajo y diversos llamados a la movilización.
Tanto la
Central Clasista como una coordinación de organizaciones convocaron
durante el fin de semana recién pasado a los trabajadores y la población
a ponerse de pie y parar o al menos evitar llegar
a los lugares de trabajo, a contar del lunes 21.
Estas
convocatorias, unidas al llamado de los trabajadores portuarios y del Sindicato de la mina Escondida tienen el mérito de la coherencia, pues
se trata de instancias sindicales y populares que marcan
claramente su rechazo al capitalismo así como la reivindicación de
cuestiones tan sentidas como la jornada de 8 horas diarias y continuas
de trabajo, pago diario de locomoción y colación, pensión mínima igual
al ingreso mínimo, pago de parte de la patronal
del 50% de la carga impositiva mensual, demandas que no han sido
consideradas en la primera propuesta de Piñera destinada a la
suscripción de un Pacto Social, ni tampoco levantadas por la oposición
actual.
A estas
convocatorias, ampliamente suscritas por los millares de manifestantes
en todas las regiones del país, se une el llamado de la Mesa de Unidad
Social para una huelga general los días 23 y 24 de
octubre, propuesta que como las otras ha tenido la adhesión de millares
y la incorporación de otras organizaciones que hasta ahora habían
guardado silencio. No obstante, algo debe quedarnos claro.
Ninguna de las
organizaciones mencionadas – por si solas - y otras que han estado en
la calle con sus bases, pueden arrogarse la representación de este
pueblo alzado.
El desafío
para todos es hacernos cargo de las exigencias que emanan de esta
rebeldía popular y exponerlas con todas las fuerzas en todas las
jornadas de lucha que se viene por delante.
En algo hay
coincidencia. Las cosas no volverán a ser como hasta ahora y será la
acción de las organizaciones lo que marque efectivamente el compromiso
con esta lucha de clase y el pueblo trabajador.
No más
acuerdos entre 4 paredes, no más soluciones “en la medida de lo
posible”, no más milicos en las calles y tampoco más represión impune de
los pacos.
Avancemos en
la construcción de organizaciones de todo tipo. Nunca más solos ni
solas, a promover la presentación de pliegos de peticiones en cada lugar
de trabajo y fortalecer los instrumentos de la
clase.
Solo así podremos transformarnos en actores importantes en esta lucha.
Las cartas están tiradas.
MANUEL AHUMADA LILLO
Secretario CGT CHILE
Presidente de la Central Clasista