Es
cierto, se nos pasó la fecha por algunos días pero, como entonces, hoy
decimos que nunca la hemos olvidado. Es solo que tanta cosa a veces no
deja siquiera el mínimo espacio para reflexionar un momento sobre lo
vivido.
Son
muchos quienes marcan caminos en una organización. Los que siempre
están primeros para llevar las banderas, aquellos que no importando que
tengan que hacer acuden si se les requiere y también los que desde su
mundo apoyan la causa sindical, entregando sus conocimientos.
Elisa
María Lagos Neumann apoyó entusiastamente el proyecto de entregar
conocimientos a los hijos de los trabajadores. Hizo traer a la oficina
su piano y cada sábado a las 10 de la mañana recibía a los hijos de los
trabajadores que aprendían jugando con las teclas blancas y negras.
Hace
10 años el piano guardó silencio, un 29 de noviembre Elisa se marchó
sin darnos su último concierto pero nos dejó las salas de trabajo llenas
de música, música que cuando menos lo pensamos se desprende de los
muros para decirnos que sigue con nosotros.
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El
10 de Diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas,
aprobó y proclamó la Declaración Universal de Derechos Humanos.
La Asamblea recomendó a todos los estados miembros que “publicaran el texto de la declaración y procuraran que fuese divulgada, expuesta, leída y comentada, principalmente
en las escuelas y demás establecimientos de enseñanza sin distinción
alguna, basada en la situación política de los países o de los
territorios “.
Tal parece que, a pesar del tiempo transcurrido y ante su permanente desconocimiento y violación dicha Declaración Universal no ha sido divulgada, expuesta, leída, ni comentada en el grueso de los países.
Se
ha trasformado en bandera justa y digna de quienes exigen su
cumplimiento, pero no pocas veces este compromiso se ha visto acotado a
aquellos casos de privación de libertad, desaparición y ajusticiamiento
de ciudadanos.
La
Declaración no es conocida por el común de la población y su difusión
no es tarea prioritaria y permanente de los defensores de los derechos
humanos. Nada que tenga implícita la violación a los derechos de las
personas debiera quedar al margen.
Al
cumplirse por estos días 69 años desde entonces, es necesario seguir
impulsando iniciativas para terminar de una vez con la represión a los
ciudadanos y las secuelas que ésta arrastra.
También
se hace perentorio avanzar en el estudio y la denuncia sobre el
incumplimiento a normas como el derecho a la libertad de expresión, la
explotación y el abuso de los niños, las condiciones de trabajo de las
mujeres, de los trabajadores migrantes y sus familias y de quienes
venden su fuerza de trabajo en forma permanente o temporal.
La
educación y la salud, el acceso a la recreación y la cultura son
derechos irrenunciables de toda la población de un país y hay que luchar
sin descanso por que se cumpla con todos ellos.
Más
allá de lo que algunos digan, cada día son más los millones de
individuos que ven violados sus derechos humanos en forma permanente y
no se ve en los gobiernos una disposición clara a corregir estas
deficiencias.
En
Chile no se cumple con lo establecido en la Declaración Universal de
los Derechos Humanos y en algunos casos, su violación es simplemente
descarada. El hecho que compatriotas nuestros se encuentren en la
pobreza y haciendo esfuerzos para sobrevivir es la prueba más nítida de
la afirmación anterior.
Es
quizás en el marco laboral donde menos se ha profundizado el trabajo
sobre la Declaración Universal de los Derechos Humanos. No es materia
prioritaria en ninguno de los niveles de la organización sindical,
(sindicatos, federaciones, confederaciones y centrales), y solo es
recordado en la fecha que indica la agenda.
Siendo
clara y expresa la Declaración en sus artículos, no se incentiva el
estudio ni el trabajo estadístico, no se analiza el impacto en los
derechos del trabajador, provocado por el nivel de los empleos y el
volumen de las remuneraciones.
La
lectura de algunos artículos de la Declaración que a continuación
presentamos, aunque lo restringimos a lo laboral, es la mejor
reafirmación de lo que expresamos, y también un llamado a generar un
instrumento de evaluación y denuncia permanente para la defensa de los
derechos humanos de nuestros compatriotas.
Articulo 23
1.-“Toda
persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a
condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y la protección
contra el desempleo.
2.- Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual.
3.-
Toda persona que trabaje tiene derecho a una remuneración equitativa y
satisfactoria, que le asegure así como a su familia, una existencia
conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario,
por cualesquiera otros medios de protección social.
4.- Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para las defensas de sus intereses.
Articulo 24
“Toda
persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una
limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones
periódicas pagadas”.
Articulo 25
1.-
Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure,
así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la
alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los
servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en
caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos
de perdida de sus medios de subsistencia por circunstancias
independientes de su voluntad.
2.-
La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia
especial. Todos los niños, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio,
tienen derecho a igual protección social.
Estos
3 artículos, de un total de 30 de los que consta la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, son la demostración más clara de que
nuestro país no la respeta a cabalidad.
Son
además elementos suficientes para llamar a los trabajadores y sus
dirigentes a perseverar en la lucha por el respeto irrestricto de la
misma.
MANUEL AHUMADA LILLO
Presidente C.G.T CHILE