El
suplemento PULSO de La Tercera del 3 de abril de 2018, entrega los
primeros datos de un trabajo del Consejo Superior Laboral, ese ejercicio
de” tripartismo” nacido al calor de las últimas reformas laborales
aprobadas en el Parlamento.
Seremos
muy didácticos con nuestros compañeros dirigentes, pues nos asiste la
certeza de que quieren pasarnos gatos por liebres. Nos vamos a preocupar
solo de la tasa de sindicalización, pues algunos comentarios en las
redes sociales han señalado que en las últimas reformas está la razón de
ese aumento en la sindicalización. Lo que no es cierto.
Dicho
instrumento supone un espacio de dialogo y acuerdos entre patrones,
gobierno y trabajadores organizados. Hasta el más novato de los
dirigentes entiende que solo puede haber dialogo y disposición a lograr
acuerdos que beneficien a los trabajadores, solo y cuando se encuentren resueltas algunas cuestiones básicas irrenunciables, lo que podríamos llamar un “piso” de derechos.
¿Cómo
se va a poder llegar a acuerdos sobre condiciones laborales de
cualquier tipo, si aún no está normado por ley el pago de locomoción y
colación por día trabajado, si el derecho a sala cuna sigue siendo
discriminatorio y no lo disfrutan todas las trabajadoras, si hasta hoy
los patrones pueden declarar y no pagar la previsión y el seguro de
cesantía?.
Quienes
crean que es el tripartismo la forma en que encontrará respuesta a las
carencias de la clase trabajadora, están equivocados. Aquellos que
piensen que la polifuncionalidad, la flexibilidad y otras imposiciones
del capitalismo para mantener en alto sus ganancias son el camino de
ahora en adelante, dense por notificados que no estamos ni ahí con su
tripartismo.
Calificar
entonces como histórico el reciente encuentro entre la CPC y la CUT, es
una aberración. Es solo un paso comunicacional en esto que
graciosamente llaman tripartismo, que no tendrá ningún efecto en la
condición futura de los trabajadores.
Ese
encuentro CPC –CUT refleja algo ya resuelto en un sector del
sindicalismo. La claudicación, el abandono de las demandas históricas de
los abusados por el capital.
Ni más ni menos que eso.
Hecha esta claridad veamos el dato entregado por La Tercera.
“Dice
PULSO que, según el informe elaborado por el Consejo Superior Laboral,
la tasa de sindicalización de los últimos 7 años muestra un sostenido
aumento, aunque con un aceleramiento en dicha tendencia a partir de
2014. Entre 2014 y 2017, la tasa de sindicalización subió en 4,7%,
situándose (suponemos que el corte está en diciembre de 2017) en 20,9%”
Lo anterior nos obliga a pronunciarnos, pues hay cosas que no están claras:
Primero, no
deja de llamar la atención que estando en abril de 2018 ya se tengan
los datos de sindicalización a diciembre de 2017 (y eso que hubo cambio
de gobierno). Por años las dependencias de la Dirección del Trabajo han
sido incapaces de llegar a proveernos de tal cantidad y calidad en la
información. Sería bueno nos digan si esta información es correcta.
Segundo,
que si lo que informa PULSO es cierto, la Dirección del Trabajo nos
estuvo engañando quizás por cuanto tiempo. En efecto, en los últimos 7
años (2010 a 2016 según sus cifras) la tasa de sindicalización ha subido
– de 13,9% a 16,5% – pero de sostenida nada, toda vez que muestra una
baja en 2013 respecto del año anterior.
Tercero, que
según cifras de la Dirección del Trabajo entre el 2014 y el 2016 la
tasa de sindicalización sube de 14,7% a 16,5%,( 2,8% en 3 años) por lo
que si damos por ciertos los datos del mentado Consejo Superior Laboral
hechos públicos por PULSO, en el año 2017 la tasa de sindicalización
subió 4,4%. Un verdadero milagro. Ojo, que según la misma Dirección
entre 2002 y 2016 la tasa de sindicalización apenas subió en 3,4%.
No
obstante lo contundente de los datos vamos a suponer, a riesgo de tener
que rectificar a futuro, que la nueva reforma ha posibilitado un
aumento en la sindicalización, aunque ciertamente este nunca ha sido del
4,4%.
En
nuestra opinión un aumento puede estar vinculado al hecho de que ahora
podría cobrarse hasta el 100% de la cuota sindical por la extensión de
beneficios, por lo tanto es mejor ser socio del Sindicato y tener todos
los beneficios y no solo los del contrato colectivo.
Sin
embargo, este aumento de asociados solo puede estar vinculado a los
sindicatos en las grandes empresas y excepcionalmente en las medianas.
No olvidemos ni por un momento que estas empresas representan menos del
5% del total de las empresas en Chile (grandes 1,5%, medianas 3,03%).
La
nueva ley laboral hace prácticamente imposible que los trabajadores de
las micro (75,2%) y las pequeñas (20,2%) empresas, puedan organizarse en
Sindicatos y negociar colectivamente.
Esto
lo tienen que tener claro los representantes de los trabajadores en el
Consejo Superior Laboral (son 3 y están en representación de la CUT que
solo para estos efectos es la Central más representativa) y ya debieron
haber hecho las rectificaciones públicas.
Un
segundo tema a tratar en este Extra del Pulso Sindical, está
relacionado al promocionado “hecho histórico” que significó la reunión
entre la CUT y la máxima organización patronal- la CPC- y del que algo
dijimos más arriba.
Convengamos
primero en que cada quien tiene derecho a reunirse con quien se le da
la gana y desde esa perspectiva dicha reunión no tiene mayor
importancia.
Hace
algunos años la misma Central recibió en sus dependencias a la UDI y
fuera de la vergüenza que algunos explicitaron, la cuestión no dio para
mucho más.
Se
trata solo de un nuevo ejercicio comunicacional, que resiente sin duda
gravemente las confianzas entre los explotados y quienes dicen
representarles, ejercicio que los representantes patronales se
apresuraron en decir que repetirán con la CAT y la UNT, otro par de
organizaciones “representativas de los trabajadores”.
¿Que
pensaran de estos encuentros tan bien cubiertos por los medios de
comunicación los millones de explotados y abusados en sus derechos, así
como los socios de las organizaciones visitadas por la patronal?.
Esta
acción comunicacional, muy bien trabajada por lo demás, busca dejar en
claro entre quienes se desarrollará el tripartismo y afortunadamente son
decenas, centenares las organizaciones que miran con asco y desprecio
estas señales y reconocen la necesidad de avanzar por nuevos caminos.
Y es en esto – en la necesidad de avanzar por nuevos caminos – donde están reflejadas de manera nítida nuestras carencias.
Aún
no superamos todas las desconfianzas, carecemos de la visión para fijar
un cuerpo de demandas claras y salir a luchar por ellas y ni siquiera
articulamos movilizaciones en fechas señeras de la historia del
movimiento sindical. No basta solo con la condena por las redes
sociales, urge una articulación clasista, una respuesta efectiva a tanta
basura.
Un
sector del movimiento sindical organizado nos hemos expresado
abiertamente respecto de lo que pasa y ponemos el énfasis en la
construcción de un instrumento que se haga cargo de devolver a los
trabajadores la confianza en la organización, así como derrotar el miedo
que nos anda trayendo inmovilizados. Le hemos llamado Central Clasista de Trabajadores.
Ponemos
el acento en la verdad, la razón y la moral, púes son conceptos
cargados de gran valor, que cada trabajador debe desarrollar junto a su
organización sindical, sus compañeros de trabajo y su entorno familiar y
social.
El actual estado de cosas no da para más y mantener la pasividad servirá simplemente para seguir siendo espectadores privilegiados de mentiras y falsedades, que indistintamente vienen de gobiernos, partidos y movimientos además de organizaciones desclasadas y que tienen como objetivo fundamental mantenernos postrados, sin reacción al abuso.
Postulamos la construcción de un instrumento de clase, con organizaciones reales que no cifre su funcionamiento en las normas legales vigentes, pues no reconocemos esta ley que combatimos y queremos cambiar.
Un
instrumento independiente y autónomo, que se financie con la
cotización mensual que le paguen sus asociados y que elija en todos sus
niveles a los dirigentes, por la vía del voto directo de los
trabajadores.
Las cartas están echadas.
Podrán seguir acusándonos, y lo harán, de esto y de lo otro pero no tenemos más compromiso que con la clase que reconoce filas en nuestras organizaciones y los millones que no están organizados.
Es
desde esta construcción clasista que avanzaremos a una firme alianza
con estudiantes, pobladores y otras fuerzas representativas del pueblo,
hasta lograr construir el más amplio movimiento social que se confronte
con el capitalismo y sus defensores.
Por eso les esperamos el PRIMERO DE MAYO en Brasil con Alameda para marchar hacia la Estación Central.
Masivos, disciplinados, con la visión puesta en el futuro, con la decisión de construir la conciencia de clase en millones de asalariados abusados en sus derechos sociales y humanos.
MANUEL AHUMADA LILLO
Presidente C.G.T. CHILE