PULSO SINDICAL Nº 218 DEL 01 AL 06 DE DICIEMBRE DE 2013
Los textos que damos a conocer en este Pulso tendrían que ser bandera principal de partidos políticos, organizaciones sociales y sindicales. Parte fundamental en cualquier programa de gobierno. Y sin embargo no lo son.
Se trata de derechos ratificados en 1948 por 48 países y en pleno siglo XXI reconocidos por 192 estados. Sin embargo, y pese a su importancia, no tiene un reconocimiento explicito ni aparecen reflejados con toda la fuerza que debieran (y a veces sin ninguna) en las constituciones de dichos países suscriptores.
En la Declaración Universal de los Derechos Humanos se dice que:
* Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier acusación contra ella en materia penal.
*Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social, y a obtener la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad.
*Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo.
*Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social.
*Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de sus intereses.
*Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas.
*Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad.
*La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales.
*Todos los niños, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a igual protección social.
*Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada; el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos.
*La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales.
*Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos
¿No vale la pena preguntarse si nuestro pueblo disfruta de todo lo que establece la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que el Estado de Chile ratificó en 1948, o si esto es materia fundamental en los programas de las aspirantes a la presidencia de la república en este 2013?
Esta sola y arbitraria exposición de algunos artículos, pone al descubierto la poca o nula preocupación real del mal llamado mundo político respecto de los ciudadanos.
Y sin embargo todo avanza como impulsado a control remoto.
La fiebre del consumo desatada mucho antes del fin de año se ha superpuesto incluso a la mínima discusión de ideas. El sorteo de una competencia mundial, donde desde hace muchos domina el capital por sobre el deporte, ha relegado a segundo plano cuestiones tan importantes como la seguidilla de alzas de combustibles, productos alimenticios y movilización colectiva.
Como siempre, y era que no, los medios de comunicación han impuesto su modelo y la ciudadanía marcha tras él como borrego. Gastar, consumir, eso trae la felicidad.
Decenas, miles de millones de pesos puestos a disposición de incautos consumidores que sin siquiera disfrutar lo adquirido, comienzan a sufrir buscando mecanismos para pagarlo. Y el resultado de esta fiebre consumista se reflejará en baja organización sindical, pocos y deficientes contratos colectivos, menos denuncias de violación de derechos.
Los trabajadores estarán obligados a continuar siendo rehenes de la explotación.
Como en cada elección y luego de la defensa a ultranza de la independencia y la autonomía se termina apoyando A NOMBRE DE LOS TRABAJADORES al mal menor. ¿Y quien autorizó a estas y a estos auto declarados voceros, para hipotecar a la clase en un adhesión sin siquiera haber consultado?
No hubo nuevas propuesta ni mayores compromisos en estas semanas, sin embargo los representantes del PC, PS Y DC, que han vuelto a repartirse armónicamente los cargos en un instrumento sindical hecho a su medida, se dan hasta el lujo de fijar tiempos para el inicio de protestas y movilizaciones.
Como si los trabajadores creyeran de verdad en ellos y sus discursos. Como si las movilizaciones que irregularmente (así como individualmente para placer de la clase capitalista) se realizan fueran orientadas, preparadas y conducidas por estos patanes.
Ellos anuncian movilizaciones, cuando no han movido un dedo para exigir el pago de finiquitos a los trabajadores despedidos por hacer sindicato en un periódico que les publica todo lo que dicen.
Ellos y sus parlamentarios van a a proponer mejoras reales a los derechos de los trabajadores, cuando ya dieron la pasada para la flexibilización de los trabajadores del turismo, votando por unanimidad en la Cámara de diputados el proyecto de Piñera y Longueira, este super servidor público al que todos lloran por que no va a seguir ligado a la actividad política.
Trabajadores, a despertar, nada mas que la educación en los derechos, la organización independiente y autónoma y la lucha por hacer realidad el respeto a los derechos humanos, es lo que nos liberará de tanto miserable que por ahí se pasea.
Todo el ejemplo de Mandela, no solo el que el modelo está difundiendo, debe ser un incentivo para no bajar los brazos. Viva la lucha de los pueblos.
MANUEL AHUMADA LILLO
Presidente C.G.T. CHILE