PULSO SINDICAL Nº 163 DEL 16 AL 22 DE SEPTIEMBRE DE 2012
En el Pulso Nº 162 cometí un error que afortunadamente no pasó desapercibido.
Por eso quiero iniciar saludando el correo del compañero J. Cámara quien me clarificó, la fecha de la elección universal de la Central Única, proceso electoral en el que fue elegido, cuando era un joven sindicalista, en representación del MAPU.
En efecto, fue 1972 - y no 1971 como erróneamente informe - el año en que se realizaron las elecciones de la CUT, ocasión en la que participaron decenas de miles de trabajadores en todo el país.
Lo principal, y que se mantiene inmutable, es que no solo es posible sino que mas necesario que nunca, seguir bregando porque los trabajadores elijan a sus representantes en todas las estructuras de la organización sindical.
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Poco, muy poco hay para rescatar en estas fechas.
Fechas en que el espacio comunicacional está cubierto con las diversas expresiones de lo que livianamente llaman “chilenidad”.
Harto huaso y china, ponchos, vestidos y sombreros carísimos, espuelas y demás aperos se pueden ver en cuerpos descansados, que se exhiben aquí y allá en hermosos animales preparados para la ocasión.
De los dramas del diario vivir nadie habla, por arte de magia se suspenden huelgas y movilizaciones, por interminables horas no hay problemas, solo hay que celebrar el cumpleaños de la patria.
Los trabajadores cada vez se alejan más de lo que en su tiempo fue toda una tradición. Las fiestas patrias y también las de fin de año, eran momentos de convivencia con las familias, de evaluación de un período, de premio y estimulo a los que mas se habían destacado en el trabajo diario.
En los barrios se jugaba al trompo y los volantines, miles de niños lucían las pintas dieciocheras con las que les agasajaban sus padres, cualquier lugar era el indicado para el picnic familiar.
La tarea es recuperar estos espacios para la población, quitárselos al consumo exagerado de alcohol, reemplazar las riñas por la armonía familiar, enseñar que es un momento de descanso que debe servir para fortalecer los lazos familiares.
Hace 107 años un gran líder sindical levantó su voz para referirse a las celebraciones del 18 de septiembre, Y lo hizo en su estilo. Claro y buscando educar a los mas dejados de lado, golpeando como se debe hacer siempre a los poderosos.
“Muchas veces nos hemos preguntado: ¿qué cosa celebra el pueblo en los días llamados del 18 de septiembre? Algunos y sobre todos los burgueses, nos dicen: “celebramos nuestra emancipación política, nuestra independencia como república”. Mas en realidad de verdad, la clase proletaria no tiene ninguna libertad ganada con el cambio operado en Chile el 18 de Septiembre de 1810. Si alguna libertad tiene el trabajador, ella es, la de morirse de hambre, vivir en la miseria o pasar toda su vida en el presidio.
Para que veamos bien estas cosas, para analizar su realidad, debemos alejarnos un poco del fanatismo que nos empuja a creernos emancipados y a considerar como nuestra la independencia de la República.
Nada, pero nada, tiene que celebrar el pueblo proletario en esta fecha, porque su libertad aún no la ha conquistado. Los que verdaderamente se emanciparon del yugo español fueron los ricos, pero no por sus esfuerzos, sino por los esfuerzos y sangre de los pobres. Los pobres eran pobres bajo el yugo de la monarquía española, y pobres son todavía, bajo el yugo de la monarquía chilena, llamada por sarcasmo república libre.
Entonces, ¿ qué celebran los pobres ? ¿la emancipación de los ricos chilenos sobre los ricos españoles?
Abre tus ojos, pueblo, y verás la verdad. La libertad no la tienes y debes prepararte para conquistarla.
Lo que hay de verdad, miradas las cosas sin pasión, es que un grupo de ambiciosos de poder y de dinero y que hoy son llamados “ padres de la patria”, armaron a los esclavos de la colonia para hacer la revolución y una vez vencedores ellos se apoderaron de la dirección de los pueblos y del dinero.
Desde que se proclamó la república, los impuestos y las contribuciones han ido aumentando asombrosamente hasta llegar a formar hoy día una renta de más de ciento cincuenta millones de pesos anuales, que se la roban y la malgastan entre los favorecidos y los ricos.
¿Qué toca al pueblo de toda esa renta creada en esta república independiente?
La metralla y los sables, el patíbulo y las cárceles que con ese mismo dinero, arrancado a su trabajo, se le tiene preparado como premio, cuando intente reclamar justicia. Los proletarios que se precien de serios, estudiosos y amantes de la emancipación del pueblo, deben comprender que es sumamente pernicioso contribuir a celebrar una fiesta que marca una nueva jornada de esclavitud para el pueblo.
Es pernicioso porque la ignorancia hace creer al pueblo que en esos momentos se olvidan las diferencias entre ricos y pobres, que al rico le conviene porque así narcotiza por algún tiempo al pueblo; pero los trabajadores pierden porque al calor de esos momentos los ricos apretan más las cadenas con que nos oprimen.
¿Qué patria tenemos nosotros que no poseemos un solo pedazo de suelo, ni un techo donde descansar?
¿Qué libertad tenemos nosotros que no podemos andar, comer, gozar, ni trabajar sino bajo el peso de leyes abrumadoras y pesadas?
¿Qué celebramos entonces?…”
Como siempre, Don Reca da en el clavo.
Mientras los poderosos celebran, se mantienen y acrecientan las diferencias entre los que nada tienen y los dueños del capital. Lo dramático es que muchas voces los más golpeados parecen no constatar lo que sucede en su entorno.
Gran tarea tenemos entre las manos.
Educar a nuestro pueblo contra viento y marea, sin desfallecer cuando se presenten dificultades e incomprensiones.
MANUEL AHUMADA LILLO
Presidente C.G.T CHILE