CONFEDERACION GENERAL DE TRABAJADORES
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* EDUCAR – ORGANIZAR – LUCHAR *
***********
PRIMERO
En las sociedades, desde tiempos inmemoriales,
siempre han existido individuos descontentos con lo que les toca vivir y que
expresan de alguna manera esa molestia en sordina, hasta que entre ellos
destacan algunos con la capacidad de poner todo patas arriba y romper los
esquemas hasta entonces construidos, poniendo en aprietos a quienes
ostentan el poder o el control sin muchas objeciones.
Aunque las sanciones, los castigos y la
represión son fuertes y duros, este descontento persiste en tanto no hay respuestas
a lo que se busca cambiar y trasciende generaciones.
Estos, los más claros, analizaron lo que
sucedía en el momento que les tocó vivir y sufrir, se empaparon de lo escrito y
vivido en tiempos pasados - y cuando no había aún escritura, seguro lo hicieron
a través de relatos y tradiciones transmitidas de generación en generación -
hasta llegar a conclusiones muy distintas a las que entregaban los dueños del
poder, sectores influyentes y diversas divinidades, por lo que fueron
perseguidos, descalificados e incluso asesinados sin contemplaciones.
Ellos, los descontentos con lo que vivían,
fueron exponiendo sus conclusiones a sus pares y a la sociedad, de acuerdo a
las condiciones en que se desenvolvían en el tiempo dado, hasta que se
descubrió la escritura, que tomó algunos de estos testimonios y los
transformó en textos escritos, que fueron el punto de partida para que otros
descontentos con el orden establecido fueran construyendo ideas y propuestas,
partiendo de la base de que no iba a haber cambios a lo que se vivía si los
abusados - que eran millones - se limitaban a observar lo que pasaba sin hacer
nada más que lamentarlo y pedir ayuda a las divinidades que por cierto
proliferaban en esos tiempos.
No solo fueron claros en definir el camino por
el que avanzar para hacer dichos cambios. También se esforzaron por construir
instrumentos que dieran cuenta de estas ideas y ganar adeptos para crecer como
fuerza nueva.
Avances, retrocesos, personas nuevas que
tomaron la tarea en sus manos para que no se perdiera. Y así se avanzó por
siglos y siglos.
Son estas ganas de buscar cómo hacer frente a
los abusos, que se repiten por siglos desde el momento en que se inicia la
esclavitud y van en avance, lo que provoca las primeras uniones de
personas que en los orígenes buscaron ayudarse en caso de falta de empleo,
enfermedad o muerte.
Es la organización mutual el apoyo entre pares
que tienen los mismos dolores, los primeros pasos orgánicos de quienes venden
fuerza de trabajo, pero hasta entonces no están claros que su situación es
producto de los abusos de quienes tienen más poder y no de los dioses que no
les consideran.
Como no se peleaba contra el origen del abuso,
éste se mantenía y solo adopta nuevas formas para seguir
expandiéndose.
Podríamos decir entonces que desde que se
instaló el abuso de unos contra otros, hubo adelantados que no soportaron el
estado de cosas y buscaron formas y mecanismos para evitar tanto abuso y
maltrato, generando instrumentos de apoyo mutuo, aunque sin llegar a confrontar
aún al abusador.
Entre muchos, vamos a mencionar dos casos que
aunque con siglos de diferencia entre uno y otro, reflejan el resultado que
deja en los colectivos la acción mancomunada contra el abuso.
Aunque no son movimientos que implican cambios
profundos, pues las cosas siguieron más o menos iguales después de ambos
hechos, si es interesante tomarlos en cuenta .
1.
"La primera huelga documentada de la historia se produjo en Egipto en
tiempos de Ramsés III, de la XX Dinastía, nieto de Ramsés II, el Grande
(Año de 1165 a.C.)” “En el Museo de
Turín se conserva todavía hoy el “Papiro de la Huelga”, de la época
del Faraón Ramsés III, en el que se recoge el siguiente testimonio:
"...Los trabajadores
traspasaron los muros de la necrópolis (se pusieron en huelga) diciendo:
‘Tenemos hambre, han pasado 18 días de este mes... hemos venido aquí empujados
por el hambre y por la sed; no tenemos vestidos, ni grasa, ni pescado, ni
legumbres. Escriban esto al faraón, nuestro buen señor y al visir nuestro
jefe, que nos den nuestro sustento!”
Sus salarios, diez hogazas de pan y una medida de cerveza diaria
como media, sufrían constantes retrasos hasta el punto en que el poblado se
sumió en una terrible hambruna. Los trabajadores se organizaron y dejaron al
mismo tiempo sus puestos de trabajo. Durante los días siguientes, los
egipcios hicieron sentadas, ocuparon edificios y acamparon un día entero con su
noche en el templo.
Los
obreros consiguieron que les pagaran los jornales que les debían en la que está
considerada como la primera huelga de la historia.
2.-Espartaco fue un esclavo de origen tracio, que según fuentes griegas y romanas dirigió
una rebelión contra la república romana en suelo itálico, ocurrida entre los
años 73 y 71 a. C. Esta guerra se extendió a toda la península durante casi
tres años.
Espartaco, junto con otros esclavos gladiadores, ideó un plan
de escape que desembocó en un estallido en toda la península. Se les unían
esclavos fugitivos de todas partes, conformándose de esta manera un ejército
que fue creciendo hasta llegar a ser de ciento veinte mil personas
aproximadamente. Guiados por Espartaco, lograron una fuerza armada mixta
formada por hombres, mujeres y niños que, sorprendentemente, constituyó una
combinación que demostró repetidas veces su capacidad para resistir y superar
al equipado y entrenado ejército romano La guerra acabó finalmente en 71 a. C,
cuando fueron derrotadas las fuerzas de Espartaco, las que sin embargo dieron
muestras de organización, valentía y decisión de lucha contra el opresor. *Wikipedia
Entonces, los trabajadores de Ramses, los
esclavos romanos y todos los esclavos y abusados se levantaron
inicialmente demandando libertad, respeto, ser tratados como seres humanos.
Si ambos hechos no
hubieran sido recogidos por la historia y expuestos como aquí lo hacemos,
más allá de si son totalmente efectivos o no, no tendríamos un punto de partida.
La
historia da cuenta también de los resultados de estas luchas, que por cierto no
fueron los mejores, pero aún así los que buscaron cambiar las cosas nunca se
dieron por
vencidos.
Desde estos y otros
hechos se construyó un relato que sirvió para promover y concretar - pasados
los siglos y cuando ya era más usual la utilización de la fuerza humana para
generar ganancias, ya antes de la revolución industrial según variedad de
testimonios - la construcción de
instrumentos de unión de los abusados, quienes claramente fueron ajustando sus
intereses y objetivos de acuerdo al adversario que tenían al frente y también
por cierto a los atisbos de conciencia que comenzaban a aparecer respecto del
rol que jugaban en un sistema dado.
SEGUNDO
Así como la construcción de instrumentos
manuales y maquinarias provoca
que avancen las sociedades en todos los planos,
así también con el pensar y el hacer el ser humano va atisbando inicialmente y
luego percibiéndolo con certeza, que él es el actor principal en la
construcción de las sociedades y que sin su acción no hay avance que valga.
Muchos son aquellos que dejaron todo en el
trabajo y esfuerzo por mostrar a los trabajadores que son un gran poder como no
hay otro, llegando incluso a establecer que para que tal precepto se cumpla se
requiere educación, organización y lucha. Y trabajaron con ahínco para mostrar como
en esta triada radica la clave de la liberación de los abusados.
¿Cómo determinar quiénes son los más
importantes en esta lucha por la dignificación y la concientización de las
masas?
Los hay en cada uno de los momentos que fueron
marcando el despertar de los trabajadores y se extrañan hoy, pues por alguna
razón no explicada suficientemente, algunos han dado por cerrado el ciclo de la
dignificación de los trabajadores, llamando a confraternizar y buscar acuerdos
con los que abusan, sin poner antes termino a las condiciones que generan esos
abusos.
Vamos a citar a dos entre muchos.
Se da la coincidencia que ambos cumplirán este
2024, cien años desde que sus vidas físicas se apagaron y sin embargo sus
enseñanzas siguen siendo material de guía, educación y formación de luchadores
por la causa de los más abusados.
*El 21 de enero de 1924 murió Vladímir Ilych
Uliánov (Lenin) en Moscú, a la edad de 53 años. Su funeral fue seguido por un
cortejo fúnebre que recorrió Moscú y en el que participaron millones de
personas.
*El 19 de diciembre de
1924, a la edad de 48 años murió en Santiago de Chile Luis Emilio
Recabarren. En el local de la Federación de Obreros Ferroviarios, se levantó una capilla ardiente. Lo despidió
una columna de trabajadores de varios kilómetros desde la calle Bascuñán Guerrero hasta el
cementerio general.
Lenin y Recabarren - Recabarren y Lenin.
Dos, entre muchos grandes líderes y guías para
los trabajadores y los pueblos.
Así podemos y debemos llamar a quienes como
ellos dirigieron sus escritos, palabras y acciones, orientando y educando a los
trabajadores y los pueblos.
Trabajaron duro toda su vida por instalar en la
conciencia de los asalariados la existencia y pertenencia de estos a la clase
trabajadora.
Explicaron con claridad y simpleza que la
sociedad estaba dividida en 2 grandes clases, independiente si desde cada una
se desprenden una o más variantes, desarrolladas por los que evitan llamar al
pan, pan y al vino, vino.
La clase explotadora y la clase
explotada.
Demás está decir que ambos no fueron siempre
escuchados, que hasta el día de hoy se les cita aunque no siempre se practica
lo citado. Que decir de las interpretaciones que sobre sus discursos se hacen.
Aún hoy
siguen descubriéndose cosas nuevas sobre sus palabras.
Se les denostó y minimizó con particular
rigurosidad y en otras tantas ocasiones
se les quiso poner por sobre el bien y el mal. Y no había razón.
Ni Lenin ni Recabarren fueron perfectos y
seguramente cometieron más de un error.
Grave resulta minimizar y/o ignorar dichos
errores y más grave aún es no intentar corregirlos cuando son
visualizados.
Como todos, pudieron estar expuestos a
cuestiones exógenas que no fueron suficientemente previstas, ¿pero acaso eso
quita mérito al enorme aporte que hicieron?
Cuando se cumple un centenario de su partida
hay que evitar la lectura interesada y sesgada de sus escritos, pues eso induce
a mantener fallas y deficiencias y con ello el daño que provocan se
mantiene.
Escribieron, expusieron, orientaron y actuaron
en tiempos duros y difíciles, cuando los trabajadores y los pueblos carecían
prácticamente de todo y recién en forma imperfecta y sin una sola visión,
comenzaban a rebelarse contra el capital que avasallaba.
No podemos, por tanto, tomar sus planteamientos
como dogmas de fe, sino como orientaciones que muestran un camino con el que se
podría llegar a un final distinto al que ellos avizoraron, pero igual de
esperanzador para los abusados.
Hay que rechazar a todos aquellos que - en el
nombre de los que pasaron - pretenden dictar normas y conductas para el actuar
de los trabajadores, mientras ignoran a estos como actores principales en el
proceso de cambios y les han entregado siempre un papel secundario en la lucha
contra la explotación del capital.
Se equivocan al creer que los abusados deben
esperar una guía, una línea que llegará desde afuera para dar conducción. Será
producto de la educación que estos abusados reciban. Educación basada en lo que
los anteriores a nosotros plantearon, de
la que nacerán organizaciones que darán pautas y lineamientos para la lucha
exitosa de los abusados.
Recabarren, Lenin y muchos otros - antes y
después de ellos - construyeron opinión y propuestas teniendo como base las
orientaciones y consideraciones de quienes venían haciéndolo desde antes,
enriqueciendo y mejorando las mismas en contacto permanente con el pueblo, pues
todas ellas apuntaban a terminar con el abuso y la sumisión.
No son dioses, solo seres humanos con una
disposición y entrega capaz de motivar a muchos y que lamentablemente han visto
truncadas sus ideas y propuestas, pues muchos de quienes los citan no tienen ni
la disposición y entrega que se requiere para tan magna tarea.
Pudieron incluso estar equivocados en muchas
cosas, pero tienen el gran mérito de haber mostrado a los trabajadores y al
pueblo un camino, animarlos a seguirlo para que se produzcan los cambios
con los que siempre soñaron.
Eso es suficiente para
considerar vital su aporte y animar a muchos a leerles y aplicar.
Algo debe estar claro.
Siempre habrá quienes puedan no compartir la
totalidad o parte importante de sus planteamientos pero eso no debe dar espacio
para descalificar o minimizar sino, al contrario, incentivar para levantar
nuevos planteamientos y propuestas.
Será la gestión, la acción de trabajadores y
dirigentes en sus organizaciones, en procura de responder a esas demandas de
cambio social, lo que establezca en definitiva quien estaba más claro con sus
planteamientos, aunque nada anulará el aporte desinteresado, la entrega
inclaudicable de todos aquellos que se la jugaron por el bienestar de la clase
trabajadora.
TERCERO
Lo mejor, al cumplirse 100 años de su muerte,
es escribir sobre lo que no se ha tomado en cuenta de lo planteado por Luis
Emilio Recabarren en su legado escrito.
Vamos a partir por reconocer nuestra fallas al
no haber sido lo suficientemente perseverantes y pelearles el espacio a los que
se adueñaron de su legado sin tener méritos para ello.
Esos que fueron haciendo camino citando al
compañero pero no aplicando rigurosamente sus principios fundamentales, educar
y organizar a los trabajadores. Se equivocaron y ya es hora de que lo
reconozcan y hagan actos de contrición suficientemente claros.
Debemos ser autocríticos para reconocer que a
100 años de la muerte del compañero Recabarren, poco o nada se hace por educar
a la clase y muchos de los escritos que por ahí circulan, hacen de todo menos
formar la conciencia de quienes están llamados a ser los constructores
del mundo nuevo que los antiguos soñaron.
Vamos a escribir sobre lo que por entonces se
consideraba importante vital y hoy se minimiza o desconoce.
Hay bastante sobre lo que hablar, como la
ausencia de medios informativos en las organizaciones sindicales, la no
existencia de un periódico obrero amplio abierto, unitario, pluralista y
pedagógico, entre muchas otras carencias.
¿Cómo vamos a educar a las masas si no
generamos los instrumentos para ello? Lo más probable es que no se aspire de
verdad a educarlas.
Estas deficiencias son la muestra más clara de
que para algunos podrían no haber
significado mucho los cien años de la muerte de Luis Emilio Recabarren.
Se habrán hecho algunos esfuerzos por aquí y
por allá, pero estamos lejos siquiera de tener la militancia activa que
tuvieron todos los que hicieron organización hace 100 y más años.
Por cierto que todo lo construido no es mérito de Recabarren, pues antes que él
fueron otros quienes levantaron las mutuales y se pusieron después a trabajar
en las sociedades de resistencia.
Instrumentos que jugaron un rol y se quedaban
cortos, pero que fueron creciendo en la misma medida en que la acción de las
masas trabajadoras y sus líderes se afanaban en buscar respuesta y ahí comienza
a hacerse fuerte Recabarren.
No fue el único y no tendríamos por qué
negarnos a reconocer que la clase trabajadora tiene más de un padre y más de un
guía
¿Es que acaso eso anula la enorme contribución
que hizo Luis Emilio?
Ya en su tiempo quienes no aceptaban sus
planteamientos lo expusieron claramente, y él también les respondió. No
obstante y allá de las diferencias, todos agitaban y actuaban, representaban
trabajadores y los educaban.
Fueron uno cuando la lucha social y sindical lo
reclamó.
Unidad en la acción podríamos llamarla. ¿Cuál
es la razón para que ahora haya prácticamente desaparecido de nuestro léxico?
Clase organizada y consciente es lo que hubo y
hoy apenas se percibe.
Luis Emilio Recabarren fue un hombre que
trabajó y vivió en un tiempo particularmente especial.
El tiempo en que los trabajadores del país, pese a ser hombres libres, eran tratados como esclavos, no recibían en algunos oficios pago en dinero por sus servicios y trabajaban muchas horas cada día, debiendo entregar a la voracidad del capital a sus hijos, quienes desde muy pequeños eran preparados como relevos, para que no disminuyera la fuerza de trabajo que requería el patrón para mantener y acrecentar sus ganancias.
De hecho, Recabarren desde los 14 años comenzó
a trabajar en una imprenta como aprendiz de cajista, y aunque no hay mucha
literatura sobre su aprendizaje y posterior desarrollo en el oficio, es obvio
que tuvo la capacidad de asimilar toda la enseñanza y ponerla al servicio de
sus ideas, ya que dirigió y trabajó activamente en la preparación, impresión y
distribución de periódicos obreros que llevaron ideas y propuestas a muchas
partes del país, país que luego recorrió una y otra vez para sembrar sus
enseñanzas, que más de una vez cayeron en tierra fértil.
Se pronunció con claridad y énfasis sobre los
más variados temas, promovió el socialismo como una forma superior y mejor de
gobierno que la que se vivía, invitó a hacer organización en todo lugar donde
hubiera trabajadores, así como incentivo la militancia consciente y la
participación activa.
Se dice que solo requería de un cajón de
manzanas para pararse sobre él y hablar a los trabajadores, que siempre había
personas escuchándolo y que muchos de esos escuchas después integraron
organizaciones y lucharon por sus derechos.
Fue un internacionalista para quien las luchas
de los trabajadores del mundo eran una sola. Pese a sus limitaciones económicas
y laborales participó en organizaciones sindicales y políticas, principalmente
en Argentina y visitó algunos países de Europa conociendo de primera fuente las
experiencias que en algunos países se desarrollaban, llegando incluso a estar
en la naciente Unión Soviética, sobre la que relató en sus escritos las
experiencias vividas, admirando profundamente el accionar de los trabajadores y
sus organizaciones dentro del naciente Estado.
A los 18 años se casó con
Guadalupe del Canto con quien tuvo dos hijos: Luis (1896) y Armando (1897),
quien falleció en su primer año de vida.
En 1914, se casó con
Teresa Flores, obrera del norte de Chile con quien compartió la actividad
política y dejó claro que en esta labor el hombre y la mujer tenían iguales
compromisos y responsabilidades.
Hombre rígido en muchas cuestiones de la vida
social y laboral, convencido absolutamente de que si los trabajadores no
cambian su forma de ser y dejan de lado aquellas cosas que les corrompen, no
lograran resultados positivos y permanentes en sus luchas.
Promovió el respeto y la rectitud dentro de la organización, incentivo la
lectura y la participación de los trabajadores en diversas iniciativas como
cooperativas, filarmónicas, grupos de
teatro y otras similares.
Profesor y pedagogo,
sus enseñanzas las rodeó de acción pues no se limitó a decir lo que creía que
había que hacer, sino que lo aplicó con su ejemplo diario.
Escribió sobre la
naturaleza y el aporte der ser humano sobre la misma, exponiendo claramente sus
ideas materialistas sin un afán de atacar a ningún dios en particular, sino
dejar en claro que para la mejoría y el avance del ser humano se requería de su
aporte, vital para la transformación del mundo.
Más allá de que otros - en los mismos tiempos,
antes y después - hayan realizado trabajos similares a los que él
emprendió, es reconocido como un creador de periódicos obreros desde los
cuáles incentivó la educación social y sindical, la organización, así
como la promoción y defensa de los valores morales, llamando a luchar contra
los vicios qué los poderosos instalan entre los pobres y que eran
particularmente visibles en muchos de los lugares de trabajo.
Luchó incansablemente contra el consumo de alcohol y
tabaco, así como contra los juegos de
azar, responsables de minar y acabar con la vida de millones de trabajadores,
de someterlos al vicio hasta llevarlos a abandonar hogares y familias.
Adquirió la certeza de que la
solución a los problemas de los pobres se llamaba socialismo y trabajó
fuertemente por ello, escribiendo textos, dictando conferencias, promoviendo la
participación del hombre y la mujer, reiterando hasta la saciedad que sin
educación y organización es imposible luchar contra el sistema y
cambiarlo.
Sus planteamientos en la necesidad de la
educación y organización de los abusados le llevaron, junto a otros que
entendieron y apoyaron sus propuestas, a apoyar y promover la organización de
los trabajadores principalmente en el sector minero e industrial,
siendo las mancomunales y la FOCH los principales frutos de este accionar,
presidiendo esta última organización por varios años, y a la que despojó
de su carácter casi exclusivamente mutualista para llevarla a transformarse en
un instrumento revolucionario que luchaba por el cambio de la sociedad.
La rigurosidad en la exigencia del pago de la
cotización mensual, la compra y difusión de los periódicos, por ejemplo, así
como la exigencia de participar de los debates, es una clara muestra respecto
de a que nos referimos cuando hablamos de deberes y derechos.
Recabarren iba a conversar con los trabajadores
y también lo hacía con los dirigentes de sus organizaciones. Tenía
clara las ideas y por lo mismo polemizaba con firmeza y claridad, mas no se
conocen de él descalificaciones o discriminaciones sin fundamento hacia quienes
no eran parte de su estructura. Nunca calló sus desacuerdos pero no trabajó
para destruir aquello en lo que no había tenido injerencia.
CUARTO
Los que vemos a Recabarren como el guía obrero
que fue, no tenemos problemas al plantear en que se ha fallado en este
ejercicio de construir organización para los trabajadores.
Hablamos de una organización de la clase, por
lo que el primer desafío es dotarnos de los instrumentos para explicar a los
trabajadores que son una clase.
Organización que les muestre el camino primario
de la lucha económica para mejorar su vida diaria, así como el de la lucha
política en esto de aspirar siempre a cambiar el sistema social que nos rige
hasta hoy.
¿Como lo vamos a hacer?
Combatiendo fuertemente el consumismo
exacerbado y la individualidad que llegan a niveles monstruosos, con tanto
adelanto científico técnico que tienen a los seres humanos viviendo en su
pequeño espacio sin interesarles nada más en el mundo.
Construyendo medios de comunicación escritos,
usando la radio, el internet y toda red social que permita concientizar.
Salir a la calle todos los días a conversar con
los trabajadores nos pondrá en el camino correcto.
No desmenuzamos aquí el discurso de Recabarren
ni cuestionamos sus propuestas. Sacamos
de ellas lo que creemos es vital para reimpulsar la educación de la clase de
los trabajadores y el nacimiento de organizaciones de nuevo tipo, que pongan en
el centro los problemas de la clase y busquen junto a ésta las soluciones a los
mismos.
Poco importa si lo van a hacer de la mano de un
partido político o no, aquí lo de fondo
es que se transformen los trabajadores en una fuerza de tal magnitud que
fuercen a esos partidos a escuchar sus demandas y trabajar por su cumplimiento
La nueva sociedad será una construcción de
todos los que están por hacerlo y no obra de iluminados a los que se debe
rendir culto y pleitesía y que giran en una órbita distinta a las clases
populares.
A cien años de la muerte de Luis Emilio Recacarren
se multiplicaron los instrumentos para destruir el cuerpo y la mente de los
trabajadores, por lo tanto junto a la educación para explicarles que son clase,
debemos ser capaces de empeñar todos los esfuerzos para combatir el consumo de
drogas y alcohol en los lugares de
trabajo y de vivienda de nuestro pueblo.
Hay que profundizar el trabajo en la generación
de centros juveniles y deportivos, organizaciones de la mujer y los jóvenes,
charlas conferencias e iniciativas de todo tipo en espacios que se generen en
los propios barrios, barrios que debemos limpiar del lastre del narcotráfico y
otras perversiones, que están ahí principalmente por carencia de acción de las
fuerzas vivas en cada lugar donde habita el pueblo trabajador.
Si hubiera que poner algunas cosas en su lugar
podríamos construir una línea de tiempo que deja claro el orden de los pasos
que se deben dar para sacar a los trabajadores de la postración.
Reiterar entonces que mientras no se aplique la
formula correcta, que nuestros antecesores se encargaron de construir y
determinar el orden de aplicación de la misma,
seguiremos sufriendo derrotas u obteniendo victorias pírricas que no nos
llevarán al objetivo definido en abstracto por los grandes líderes y pensadores
que han guiado nuestro trabajo, Recabarren incluido.
Y eso queda hoy más expuesto que nunca.
Manuel Ahumada Lillo
Santiago, Diciembre 2024