PULSO SINDICAL Nº 364 DEL 15 AL 30 DE SETIEMBRE DE 2018


Desde hace varias décadas, Septiembre es un mes de contrastes, particularmente para quienes tuvimos la fortuna de vivir en tiempos de democracia más real y efectiva.

Se anuncia la primavera al mismo tiempo que se recuerda  el paso de la muerte que, cual sentencia bíblica, arrasó con muchos de los hogares de quienes se atrevieron a creer que el mundo podría ser más justo y digno. 

Hasta hoy son miles los que lloran y lamentan la partida de familiares y amigos y otros tantos siguen empeñados en encontrar aunque sea un rastro de sus seres queridos.

Pablo, el poeta, se fue un 23 de septiembre, consumido por el cáncer y la pena, imposibilitado quizás para hacerle frente a un nuevo dolor, como aquel de España en el corazón.

Víctor, el cantautor y director de teatro, nació y murió en Setiembre.  Notable creador y músico popular, fue odiado por decir las cosas por su nombre.

Nunca preocupado de agradar a todos, siempre fue para adelante y llamó a las cosas por su nombre separando aguas, ya en ese entonces, de los que después vendrían a cerrar filas junto a “las direcciones”  aunque aquello implicara dar la espalda al pueblo y sus demandas.


Era setiembre el mes establecido para las elecciones presidenciales en Chile y lo fue hasta el año 1970. Ese año, un 4 de setiembre el candidato de los pobres llegó legítimamente al gobierno e inicia un periodo de cambios y transformaciones revolucionarias que le granjearon el odio de los ricos, quienes lo derrocaron un 11 de setiembre, 3 años y algunos días después de que fuera electo.


También fue en un septiembre, por allá por 1981, el momento en que comenzaron a fructificar los acuerdos que culminaron  casi 2 meses después con la constitución de la Confederación Gastronómica  y Hotelera, legitima  y digna antecesora de nuestra CGT y es también en un Septiembre, hace solo algunas semanas, que concluyó el proceso de unidad que dio inició al trabajo de la Central Clasista de Trabajadores, un grupo de sindicalistas claros de su rol y compromiso, dignos  herederos de las banderas y el accionar  que pusieran en sus manos  muchos que han caído en Setiembre.

Unos y otros son dignos representantes de la clase trabajadora. Lo han demostrado y lo seguirán haciendo en cada una de las luchas que desarrollen.


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Miguel Angel Quintero Poblete, nuestro compañero suplementero de Dieciocho con la Alameda también se marchó de esta vida en setiembre – igual que Jorge Long Prunes -y como sucedió en ese 19 de septiembre de 2014, tampoco estuvimos para despedirlo.

Nos queda el consuelo de haberle hecho saber de nuestra preocupación por su salud y ofrecer a él y su familia el apoyo que pudiera haberse requerido.
Fue Juan Carlos Moreta, el garzón dominicano con quien iniciaba el día chanceando, que con un solo gesto nos transmitió la noticia. Unas horas después fue su primo, que se había hecho cargo del kiosco durante la tarde de lunes a viernes, quien nos confirmó la dolorosa nueva. Miguel se había muerto.                                                                                                               

Casi 30 años instalado en esta esquina, espectador privilegiado de las primeras y multitudinarias marchas post dictadura y victima primaria delos efectos de la represión y el vandalismo.

Colabora con la CGT vendiendo nuestros libros y el periódico La Voz de los Trabajadores y, por sobre todo, es un luchador por los derechos propios y de sus colegas suplementeros.

Miguel fue un suplementero de esos a la antigua. Un autodidacta que absorbió  todo lo que llegaba en diario, revistas y libros. Un poblador obrero consciente que expuso y defendió sus ideales sin dar ni pedir tregua.

En mayo o junio de este año dio muestras de alguna dolencia que no especificó pero, como muchos, minimizó los posibles efectos y dijo que pronto estaría para seguir dándole con todo, pelear con la distribución de algunos diarios que sin respetar la abnegada labor de los suplementeros les dejaban sin productos para vender.

Miguel fue un revolucionario y vibraba con la U, su chunchito, y en estas decenas de años no dejamos de apostar por deporte y decirle a quien quisiera escucharnos, que nuestra lucha nos hermanaba, por sobre cualquier camiseta de futbol.


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Fue un 28 de setiembre, hace 45 años, que fueron sacados desde su lugar de trabajo – Maestranza Central de San Bernardo, 9 de los 11 ferroviarios (los otros 2 habían sido detenidos horas antes en sus casas.


Se les mantuvo durante el día en la Escuela de Infantería y en la noche de ese día se les trasladó al cuartel 2 en Cerro Chena, a las dependencias conocidas como La Escuelita.

En ese lugar nos encontramos, pudimos susurrarnos saludos e informarnos de lo que pasaba afuera y ahí, en ese lugar maldito.
Venían acusados de querer volar unas instalaciones de gas al interior de la Maestranza y siempre estuvieron ciertos de que no saldrían vivos de ese lugar.

Me pidieron encarecidamente hacer los esfuerzos por mantener en alto las banderas de la lucha de los trabajadores, no olvidar el sacrificio del presidente Allende, pero por sobre todo vivir y seguir adelante en esta pelea que solo acabará cuando estén satisfechas todas las aspiraciones de nuestro pueblo.

En el mes de mayo de este año se declaró monumento nacional en la categoría de monumento histórico, a los 2 lugares que sirvieron como centro de detención y tortura de prisioneros en el cerro Chena de San Bernardo y un 28 de setiembre ve la luz mi séptimo libro, dedicado justamente a honrar la memoria de quienes cayeron en ese lugar.


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Y este setiembre de 2018 nos tenía deparada una nueva pena. Carlos  Ruben Ovando Cardenas falleció de cáncer en Punta Arenas a los 78 años.

Los recuerdos afloraron por miles y aunque hace ya muchos años que no teníamos contacto con él, no podemos olvidar ni por un momento que fue de los primeros en tendernos la mano, junto a Lucho Soto, allá en Magallanes.
                                                                         
Estoy cumpliendo 30 años en la presidencia de la organización y el inicio de este largo camino en primera línea, tiene su origen en Punta Arenas.
A esa ciudad fui en mi primera visita como presidente subrogante  de la CTGACH, participé de la afiliación del Sindicato del Hotel Cabo de Hornos y en el auto de Lucho Soto recorrimos kilómetros y kilómetros visitando casinos en pérdidas estancias y otros lugares de la región. 

En la segunda visita a la zona, a finales de diciembre de 1988 llegué a la casa de Carlos Ovando, alojé con él y compartí junto a quienes le visitaron por esos días. 

En el primer piso había un pequeño restaurante  al que llegaban algunos trabajadores del puerto que estaba solo a unas cuadras. Mientras ellos compartían un vinito una cerveza, nosotros en la cocina disfrutamos de horas de café y conversación. 

Se fue un gran puntarenense  y un mejor compañero y lo despedimos acongojados.

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Compañeros como Carlos Ovando  y Miguel Quintero no llenan páginas en los medios y ni siquiera son reseñados cuando fallecen. Sin embargo son parte de esa enorme estructura de apoyo con la que cuentan las luchas populares.

Por eso les rendimos tributo y honramos su memoria, así como lo hacemos con los compañeros ferroviarios de la Maestranza fusilados en 1973: Alfredo Acevedo Pereira, (27 años); Roberto Ávila Márquez, (59); Raúl Castro Caldera, (23); Hernán Chamorro Monardes, (29); Manuel González Vargas, (46); Arturo Koyck Fredes, (48); Adiel Monsalves Martínez, (41); José Morales Álvarez, (31); Pedro Oyarzún Zamorano, (36); Joel Silva Oliva, (37) y Ramón Vivanco Díaz, (44).

Septiembre es dolor, Septiembre es compromiso. 

Todas y todos los que cayeron tienen un lugar en este homenaje clasista.


MANUEL AHUMADA LILLO
Presidente C.G.T. CHILE