Por
alguna extraña razón el movimiento sindical organizado, ha permanecido
silente ante los hechos que se vienen desarrollando en Venezuela,
hechos que a los más viejos no pueden si no recordarles lo que vivimos
en Chile desde inicios de 1970 y que culminaran trágicamente en
septiembre de 1973.
Tal
como entonces en nuestro país, hoy en Venezuela el modelo se ha lanzado
con todo a combatir un gobierno democráticamente elegido, que más allá
de los errores de gestión que pudieran achacársele, tiene el pleno
derecho a desarrollar su programa y poner sus obras y propuestas en las
manos de los electores en el proceso siguiente.
Y pareciera que eso es lo que no quieren los que desean sacar, como sea, a Nicolás Maduro.
Un
tipo de apellido Lopez, responsable de llamamientos a soliviantar al
gobierno, juzgado y condenado, a quien se le concede el derecho de
prisión domiciliaria se permite hacer un llamado con ocasión del
plebiscito convocado por la oposición, a un golpe de estado, ni más ni
menos que lo que hizo Aylwin y otros en los meses anteriores al golpe de
estado en Chile (hoy la hija de Aylwin pide apoyar a los golpistas en
Venezuela) es de nuevo encarcelado y hasta el canciller chileno se toma
la libertad de opinar sobre el particular.
Y
como este de Lopez son decenas los casos de distorsión en las
comunicaciones.¿ O es que se difunden de la misma manera las
multitudinarias concentraciones de los partidarios del gobierno o se
exponen los casos de asesinato de partidarios del gobierno o de las
fuerzas que cautelan el orden?. El asesinato de 2 jóvenes policías fue
particularmente duro y los medios de comunicación lo ignoraron.

Desde
que asumiera el compañero Allende la presidencia, la derecha golpista,
los medios de comunicación al servicio del capitalismo, los traidores
derechistas y democristianos e incluso un sector radical, se pusieron a
trabajar para derrocarlo.
Terrorismo,
desabastecimiento, paro de camioneros, sectores privilegiados de
trabajadores, en minoría pero como muchos recursos, hicieron eco del
delirium facista y se la jugaron complotando para terminar con el
gobierno de la Unidad Popular.
Y
cuando su trabajo les falló, al recibir la Unidad Popular en Marzo de
1973 más votos que en 1970, fueron a golpear las puerta de los cuarteles
y vivimos lo que vivimos.
Leopoldo Lopez, Capriles y otros de la misma camada, son lo que fueron Patricio
Aylwin Sergio Onofre Jarpa, Diez y tantos más y cuyos herederos son
detentadores del poder hoy en día. Golpistas que hacen el trabajo sucio
del capitalismo
La
MUD venezolana es lo que fue la CODE en Chile y allá como aquí, actúan
los Patria y Libertad y Rolando Matus, con otros nombres seguro pero
con el claro objetivo de derrocar al gobierno elegido por el pueblo.
Los que vivimos ese proceso en nuestro país tenemos el deber y la obligación de exponerlo.
Y
es que más allá de los errores que pudiera cometer el gobierno de
Venezuela, que también los tuvo el gobierno popular, no existe nada que
justifique la subversión, el terrorismo y el clima de guerra civil que
se está creando y que lamentablemente es avalado entre otros países, por
el nuestro.
Hace
unas semanas atrás la oposición a Maduro convocó a un plebiscito, sin
padrón, con solo el aval de los medios de comunicación del modelo, que
se las dan de democráticos pero que silencian todo aquello que no
conviene a sus intereses.
7
millones de personas concurrieron, según ellos, a expresar el rechazo
al gobierno DEMOCRATICAMENTE ELEGIDO, y quemaron los registros de la
votación para evitar persecuciones y todo eso y se dieron triunfadores
no más.
Y
resulta que ahora el gobierno venezolano convoca a una elección de
Asamblea Constituyente, obtiene el apoyo de más de 8 millones de
personas (más votos que los que obtuvo Maduro cuando fue electo
presidente) y se habla de fraude y todo lo demás y nuevamente se
aparecen los servidores del capitalismo llevando en alto la bandera de
la democracia y la libertad, incitando a la guerra civil.
Por
eso en esta pasada quiero destacar la posición valiente aunque algo
tardía del partido comunista, que no hace parte del actuar títere del
gobierno chileno que baila según le dicta Estados Unidos en esta campaña
contra el gobierno democráticamente electo en Venezuela..
Así
como el PC, todos aquellos que vivimos el proceso del golpismo en Chile
debemos cerrar filas con Venezuela y reclamar el derecho de los
venezolanos a resolver lo que se vivirá en su país, sin injerencia
extranjera, sin presiones ni sanciones del capital, sin posiciones
mojigatas y cobardonas como las del gobierno chileno.
Hace
algunas semanas, más de un centenar de dirigentes sindicales en
representación de 70 organizaciones de trabajadores privados y públicos,
dimos por fin el gran paso y nos reunimos para tratar de resolver como
va esta cosa de la organización sindical en Chile.
Lo
hicimos bajo el concepto del clasismo, porque tenemos claro que desde
hace un buen tiempo un sector del sindicalismo chileno se entregó al
dictado de los gobiernos de turno y de la patronal, prefiriendo dialogar
en abstracto y acordar cuestiones de poca monta con el poder y no
confrontarlo. Y nosotros claramente no estamos juntos con aquellos.
Aspiramos
a remecer la conciencia de dirigentes y trabajadores. Es hora de asumir
que los derechos conculcados son demasiados y que no se puede seguir
esperando para demandarlos.
Entender
que no habrá desde el capital ninguna disposición a entregarnos nada,
deberemos obtenerlo por la vía de la organización y la lucha.
No vamos a promover acuerdos por debajo de la mesa ni a buscar interlocución con el poder económico ni político.
Buscamos organizar a millones para desde esas posiciones de organización demandar nuestros derechos.
No
vamos a construir un instrumento sobre las bases de una ley que no
reconoce derechos básicos como la huelga. Si hay una Central Clasista
será porque los trabajadores la ven como su instrumento y solo ellos
tienen el derecho de elegir a sus autoridades, determinar sus deberes y
derechos.
Solo los trabajadores resuelven cómo será la organización que los represente.
Haremos los esfuerzos por estar a la altura de esta exigencia de la clase trabajadora.
MANUEL AHUMADA LILLO
Presidente C.G.T CHILE