Un
nuevo pero no el último terremoto que nos tocará vivir, afectó en esta
ocasión al norte chico de nuestro país el 16 de septiembre, dañando con
particular furia algunos lugares cercanos al mar en Coquimbo y Tongoy,
además de diversos poblados y ciudades, algunos hasta ahora desconocidos
para muchos compatriotas.
Y
es que estamos instalados en una zona proclive a estos movimientos de
la tierra, que periódicamente se harán notar con diversa graduación y
disímil nivel de daños, en distintos lugares del país. Sin embargo
pareciera, no entenderse que es lo más importante y urgente cuando
sucede algo así.
En
los medios de comunicación, particularmente la televisión, el desfile
acostumbrado e interminable, agotador, de tipos y tipas que hacen su
propio diagnóstico de los hechos. Largas peroratas, mientras repiten
hasta el hartazgo las “imágenes exclusivas, presentadas por el
periodista en la zona del epicentro”, pasando muchas veces a un plano
secundario el entrevistado, que regularmente resulta ser el mismo al que
se entrevista tras cada problema de este tipo.
Mientras mas sepultado en el barro se encuentre el enviado especial, mas cobertura.
Si
el hecho doloroso que tocó reportar genera muchos televisores
encendidos, radios funcionando y diarios vendiendo, debe exhibirse,
reproducirse cada vez que sea necesario.
En
los momentos de mayor dolor poco importa entregar calma, tranquilidad,
consuelo, una palabra de aliento. Se hace del drama de algunos una
película de terror, que es disfrutada por cientos de miles
tranquilamente frente al televisor quienes, aunque a veces lloren y se
conduelan, poco o nada hacen para ayudar a mitigar el dolor de los
afectados. Esto también es, y como dudarlo siquiera, efecto del modelo.
Y eso no es todo.
Las
autoridades viajan a las zonas de catástrofe y en algunas horas – muy
bien difundidas por los medios - dejan todo listo para salir de la
crisis vivida. Crean comités para cualquier cosa y se marchan con la
satisfacción del deber cumplido.
Al
cabo de algunas semanas, meses e incluso años, se constata que no se ha
avanzado todo lo que se debía y aún hay mucha población privada de
cuestiones básicas, como son por ejemplo el agua potable y la
electricidad, además de las comunicaciones.
Y
al cabo de algunos días o semanas, la noticia será sacada de los
primeros planos de los respectivos medios, para que otra de un corte
similar o aún más grave venga a tomar su lugar. Quizás si cambian en
algo los entrevistados según de que trate la desgracia, todo lo demás se
repetirá como hecho con calco.
¿Y
hasta cuando mierda va a seguir esto de que se anegan determinados
sectores por los efectos del tsunami o lluvias incontrolables y poco o
nada en concreto se hace?
¿Como
se le ocurre a empresas o particulares - que cuentan con recursos para
ello - seguir instalándose en estos lugares de riesgo?.
¿Que dicen los planos reguladores, quien permite que se siga construyendo ahí.?
No se puede hacer pero se hace, y todos los involucrados guardan silencio. Porque?
Para
completar el cuadro, siempre aparece un millonario que ayuda a algunas
personas y que al paso que va, prontamente se promoverá la instalación
de una estatua o se le pondrá a la altura de algunos santos. Bueno,
dicen que si se presentará saldría electo diputado, senador o
presidente.
En todo caso y como dicen en el campo, “la culpa no es del chancho………..”
Y
luego vendrá la consabida campaña de “Chile ayuda a Chile”, que
implicará la recepción de ayuda de muchos y sacrificados seres anónimos,
con un cierre final televisado, que le trae animadores emocionados y
algunos ricachones entregando aportes para ir en “ayuda de los mas
necesitados”.
¿Y
por que si son tan generosos y preocupados del bienestar de la
población, no se lanzan con una campaña para reunir - de una buena vez -
recursos que permitan construir hospitales y postas de urgencia en cada
lugar donde se requieran, así como muchas casas decentes, pavimentar
todas las calles de tierra, dotar de buena iluminación a cada barrio,
así como de áreas verdes y espacios para que todos los niños puedan
disfrutar su infancia?
Con
la cobertura de la que disponen, no les resultaría difícil lograr que
se tramiten y dicten leyes que hagan una obligación ineludible del
Estado, responder a las demandas que mas arriba hemos enunciado. Para
esto hay que cobrar mas impuestos a las ganancias, renacionalizar
riquezas básicas, entre un largo etcétera.
No lo harán, no pueden hacerlo, porque cambiaría la situación de la población más desprotegida.
De
la posición de sumisión e incluso de mendicidad se podría avanzar hacía
la dignificación del ser humano y eso es muy peligroso para el sistema.
Es
mejor seguir pidiendo cada vez que se presente un catástrofe. Y cuando
se apaguen los ecos o resulte poco rentable el terremoto, el incendio o
la inundación, hay que fijar la atención en otros hechos que puedan
concitar el mismo sentimiento.
Cada vez que se requiera se podrá hacer lo mismo. Y funciona.
Está en nosotros que las cosas dejen de ser como son.
No
podemos permitir que nos hagan visibles solo con ocasión de alguna
catástrofe, e incluso debemos aprender a sacar la voz cuando hechos
como estos se sucedan.
Nada de pedirle a nadie que se ponga la mano en el corazón, ni hacer llamados quejumbrosos al millonario de turno.
Se requiere de respuestas y soluciones y es una obligación del Estado entregarlas.
No
tenemos porque mendigar por una vida decente. Hay que pelearla,
exigirla, hasta que la fuerza que provoca la unidad nos entregue los
frutos.
Es la conducta que debemos instalar para la nueva sociedad a la que aspiramos.
Al cierre, unas líneas para un amigo que nos dejó hace exactamente un año.
Decir
que seguimos empeñados en la propuesta que tanto conversamos y de la
que fue entusiasta participante. Continuamos creciendo, lento pero
seguro.
Desde
ese triste septiembre del 2014 hasta acá, se han dado pasos hacía esa
unidad de clase que era una de nuestra grandes preocupaciones. Somos
activos participantes del CIUS y sus actividades.
Como
mas de una vez lo demandó, he continuado escribiendo y ya esta listo
para su presentación ese librito sobre la historia del primero de mayo,
que no alcanzó a ver concretado y que se venderá junto al “Cerro Chena
Testimonio” y “Lo Juramos Compañeros ese día Llegará”, en la librería de
Le monde Diplomatique.
Como ve, seguimos adelante.
Jorge Long Prunes- Siempre presente.
MANUEL AHUMADA LILLO
Presidente C.G.T. CHILE